Buscando la segunda oportunidad en una relación
Cuesta salir del cine después de ver esta película sin haber terminado de hacer una revisión introspectiva más o menos amplia, pues lo que «La vida de los peces» propone es en realidad un reencuentro con uno mismo y con situaciones que hemos vivido la mayoría de los espectadores en nuestras relaciones amorosas y que, aunque haya pasado largo tiempo, nos siguen teniendo sumidos en un mar de dudas. La película logra evocarnos esos momentos duros en los que nos hemos reencontrado con nuestras ex-parejas tanto si lo hemos buscado como si no y nos mantiene en vilo buscando aquellas reacciones, palabras y miradas que nos puedan ayudar a entender esa situación con la que estamos tan identificados.
La genialidad de Matías Bize consiste en mostrarnos una visión lo más aproximada posible a esas vivencias personales. Aunque la película se desarrolla en una fiesta, el realizador se ha esforzado en destacar el microcosmos que se genera con motivo de una determinada relación, dejando de lado aquellos aspectos de la fiesta a los que probablemente nosotros mismos prestaríamos muy poca atención. ¿Quién le dedicaría unos minutos al conjunto de la fiesta teniendo delante a un ex-amor con el que quizá te gustaría volver? Probablemente casi nadie.
El actor Santiago Cabrera encarna a Andrés, un periodista chileno que vive en Alemania desde hace 10 años y que decide regresar a su país para cerrar su pasado antes de asentarse definitivamente en Alemania.
La potencia narrativa de este film está sustentada en las dudas y la nostalgia, en las preguntas acerca de lo que habría sido de nuestras vidas si hubiésemos continuado la relación y en el porqué de nuestra ruptura.
El final de la película nos viene a mostrar muy sutil e inteligentemente que cuando terceras personas se inmiscuyen en una relación entre dos, esa relación puede llegar a verse afectada en parte o irremediablemente.
Matías Bize cuenta a Cinestel.com sus propósitos al rodar este filme:
«La vida de los peces» es una historia desde la verdad contada de una manera muy humilde y sencilla, concentrándonos mucho en qué es lo que le sucedió a una pareja que se reencuentra diez años después e intentando dejar todas las cosas que puedan ser accesorias a la historia misma. Por eso la película sucede en una sola noche, en una sola locación donde se desarrolla esta fiesta.
Quería hablar de este momento muy fuerte para ambos, de las decisiones y de una segunda oportunidad.
Yo estoy muy contento con el resultado de la película porque es un trabajo que me ha estado dando muchas satisfacciones y vamos a ver qué sigue pasando, porque hasta ahora solo han pasado cosas buenas con ella.
– Con «En la cama» ya rodaste en una única localización y ahora en este relato, que también es de corte intimista, sucede lo mismo. ¿Pretendes de esta manera darle más preponderancia al tema central de la película tan ligado a nuestras experiencias personales?
Sí, la idea es que lo más importante de la película era tener un buen guión con buenas actuaciones que se concentrasen en la historia dejando fuera lo accesorio e intentando que no sea una gran producción.
– Realmente los actores han logrado que sus personajes sean naturales a pesar de estar inmersos en un ambiente muy tenso a lo largo de la mayor parte de la película, todo ello aderezado con ciertas dosis de escenas cómicas que se van complementando.
Ellos han trabajado cada detalle y la película es así, donde todo crece, es decir, la fotografía, la música, el sonido y las actuaciones que son totalmente fundamentales y lo que hace el protagonista Santiago Cabrera es echarse prácticamente toda la película al hombro, como decimos en Chile, osea, realmente es un trabajo muy delicado y bajo mi punto de vista, brillante.
En el caso de Blanca Lewin, el personaje fue escrito pensando en ella. Para mí era muy importante que hiciese ese papel porque sabía que ella lo podía hacer como yo necesitaba.
El resto de los actores, todos para mí tienen una calidad buenísima y estoy muy orgulloso también del trabajo que hicieron.
– Llama la atención la actuación de dos niños que aparecen en la primera parte de la película mientras manejan un video-juego y le hacen toda una batería de preguntas incómodas acerca del sexo al protagonista. ¿Cómo diste con ellos y qué preparación tuvieron para esta escena?
Hice un casting primero como de 150 niños y los elegimos a ellos dos que son Matías Jara y Pedro del Carril, dos tremendos talentos de Chile. Primero nos tomamos el trabajo como si fueran actores profesionales, ensayamos muchísimo con ellos después de estudiar el texto y yo quedé muy contento porque se tomaron su trabajo siempre con mucho profesionalismo, con sus textos de memoria, siempre muy concentrados y nunca perdieron la chispa o la naturalidad de los niños y por eso funcionó tan bien la escena.
– Tu haces un tipo de cine muy singular, pero hay gente que no lo ve así y que busca repetir las ideas de los demás. Me estoy refiriendo a noticias que tienen que ver con posibles plagios de tus obras, es decir remakes no autorizados. ¿Pudiste resolver estos problemas?
En este momento yo no sé en que situación está eso pero sí que han pasado otras cosas que han sido muy lindas con «En la cama». Se hizo una adaptación autorizada de la película en España, tanto para el teatro como para el cine con «Habitación en Roma» de Julio Medem y eso para mí es un gran orgullo porque me gusta mucho Medem como director y que él haya hecho una adaptación de mi película me parece buenísimo además de que, según entiendo ya que todavía no he visto la película y tengo muchas ganas de verla, cambió muchas cosas y eso me parece interesante al ser un remake con cosas distintas donde el autor pone su propio sello.
– En cualquier caso lo que tú siempre muestras es tu visión sobre las cosas y no intentas copiarte de nadie haciendo que sean historias originales.
Son historias que intento que sean contadas desde una verdad y cercanía, es decir, algo que me podría haber pasado a mí, a mis amigos, un tema en el fondo muy particular que termina siendo algo finalmente muy universal.
– Se ha dado a conocer que «La vida de los peces» será el filme que optará por Chile a los premios Oscar y a los Goya también.
Sí y me llena de orgullo porque como te decía solo han pasado cosas buenas con la película. En Chile está llegando a los 50.000 espectadores, todavía sigue en cartelera tras cerca de tres meses de su estreno. Estuve en el Festival de Venecia, que también fue un placer, estuve en Río de Janeiro y ahora estoy aquí en Biarritz donde se ha hecho la premiere de la película en Francia. Representar a Chile, tanto en los Goya como en los Oscar, es una satisfacción tremenda porque se trata de premios muy importantes.
– ¿Haber sido un director casi novel y ya obtener toda una Espiga de Oro en Valladolid supuso un punto de inflexión en tu carrera?
Totalmente. La Espiga de Oro fue un crecimiento en mi carrera muy grande pues me dio a conocer muchísimo, no sólo en España, sino también en el resto del mundo. Fui el director más joven en haber ganado en Valladolid y eso fue de mucha satisfacción y fue una ayuda muy grande para mí y para la película, tanto para «En la cama» como para el resto de mis trabajos.
©José Luis García/Cinestel.com 04/10/2010