«Resurrección», de Gonzalo Calzada; agonía y finitud de la vida
Estreno en Buenos Aires el 7 de enero 2016
A pocos amantes del cine argentino se les escapará el óptimo rendimiento narrativo que Gonzalo Calzada le proporcionó a su thriller psicológico de acción y suspenso «La Plegaria del Vidente», en el año 2012. Y si aquel filme ya incluía elementos de terror, el realizador de «Luisa» (2008) profundiza en esa veta del cine de género, pero ahora alineándose en el llamado «terror gótico», con un buen plantel de actores para una historia que está ambientada en el marco de la fiebre amarilla que azotó la ciudad de Buenos Aires en 1871, bajo la impronta del miedo del hombre frente a la incertidumbre y la desolación de la muerte.
A partir de una inspiración mística, un joven sacerdote en tránsito hacia la gran ciudad se detiene en su quinta familiar donde encuentra a todos sus moradores infectados, mientras que la casa está en estado de abandono.
«Resurrección» es una película en la que la intriga juega un papel esencial y está incrementada por un ambiente tenebroso que circula alrededor de temas como son el satanismo, las muertes sospechosas o los fantasmas.
La música orquestada, la buena dirección de arte y un concienzudo trabajo de cámara completan un estupendo trabajo, de elemental valía en el plano expresivo corporal y especialmente el facial, de los actores Patricio Contreras, Martín Slipak, Vando Villamil, Adrián Navarro, Diego Alonso, Ana Fontán y Lola Ahumada.
El director Gonzalo Calzada responde las preguntas de Cinestel:
– ¿»Resurrección» es la historia de una agonía?
«Resurrección» es una historia de temática “existencialista”, desarrolla como tal la idea de la «finitud» del hombre frente al desconcierto de la muerte. La forma de abordar dicha temática es mezclando elementos extremos que puedan generar conflicto, por un lado un personaje principal, que es joven, seminarista y con convicciones metafísicas, por otro lado la devastación de la peste más cruda que pareciera barrer con la posibilidad de un Dios. Todos los personajes de la película adquieren una postura frente al espanto de la muerte.
– Y Pasión y Muerte son precisamente dos capítulos con intertítulos dentro de la película. ¿Por qué decidiste incorporarlos?
Pasión, Muerte y Resurrección es la metáfora de lo que atraviesa el personaje principal haciendo una clara analogía con la Pasión de Cristo, Aparicio vive su propia pasión y no logra superar la dialéctica de la muerte.
– Los personajes de Patricio Contreras y del curandero le dan un punto de equilibrio al relato. ¿Con ello buscaste no caer en el delirio constante y sin fin?
Ernesto (Patricio Contreras) y Vando Villamil (El curandero) son dos actantes que representan las opciones a elegir frente al sufrimiento, la agonía y la muerte, uno representa el sentido estoico y crudo y el otro la posibilidad y la tentación de evitar el sufrimiento.
– Precisamente, el mito de San la Muerte, así como el universo de los payés y de los curanderos del litoral le dan una dimensión más local, pero que es entendible para todo el mundo. ¿Dudaste a la hora de incluirlos en esta película de zombies?
Es extraña la definición de zombies. Pienso que un zombie es un cuerpo que vuelve a la vida pero inconsciente, que ha perdido su condición racional, le han lavado el cerebro, un cuerpo que en el mito original del zombie era levantado por brujería negra y luego se fue modificando por cuestiones bacteriológicas. Lo que está claro es que la mayoría de las veces la idea de un zombie es la idea de alguien que está inconsciente de su estado de vida, es más bien como un animal.
La película plantea otro tipo de muerto en vida, que por momentos parecen ser fantasmas.
Argentina tiene muchos mitos que aún no han sido explotados como se debe, son ricos en coloridos y universales en su carácter de mito. Los que toma la película tienen un guiño hacia el mito de San la Muerte pero no es exactamente éste, ya que este santoral profano es más actual.
– Como director de películas de género, ¿consideras que aquí el trabajo de cámara y de sonido es de hecho tanto o más importante que las actuaciones?
Pienso en la película como toda una unidad, es un universo el que se plantea y propone como viaje; en particular el género gótico suele trabajar en profundidad sus atmósferas porque el gótico es en sí un estado de animo. Por eso es que cada parte del film, no solo las actuaciones, caracterizaciones, cámara, luz, arte, vestuario, sino también toda la pos-producción, montaje, color, vfx, la música, los sonidos y hasta los títulos son parte de un todo.
Es importante destacar el formidable trabajo que hizo el legendario ilustrador Enrique Breccia para la película y que abre la secuencia de títulos del film.
– ¿Cuál fue el motivo por el que decidiste acabar el film con un epílogo?
La película tiene un carácter literario haciendo un pequeño homenaje a la novela gótica, comienza con una introducción y el epílogo ayuda a reforzar la alegoría de la película, quiénes son esos personajes -el viejo criado y el curandero- y la idea de Paraíso Perdido y de la vida como una gran obra que se repite sin cesar.
Y hablando sobre eso me gustaría anunciar que con el lanzamiento de la película saldrá en simultaneo la Novela de Resurrección que fui escribiendo a lo largo del rodaje y postproducción. Fue una experiencia muy interesante y propone una expansión del universo de la película que seguramente será de interés para quien guste de la novela gótica.
©José Luis García/Cinestel.com