Habla Sergi Pérez sobre «El camino más largo para volver a casa»
Estreno recomendado de la semana en España.
Licenciado en Bellas Artes y graduado de la ESCAC, Sergi Pérez apunta alto en su debut como director con este drama en el que aborda magistralmente un personaje que padece una marcada depresión afectiva desde hace tiempo, y que evoluciona hacia la dejadez, la apatía, la negligencia y el desánimo. El actor Borja Espinosa es el protagonista que una mañana encuentra a Elvis, el perro de su mujer, medio moribundo y sediento. Esto le obliga a salir de casa, algo que lleva evitando desde hace tiempo. Al dejarse las llaves dentro, pasa el día intentando desesperadamente volver al refugio de su angustia y desamparo: su casa. La historia parte de un cortometraje anterior.
Pérez consideró que había posibilidades de hacer un largo y se puso manos a la obra con relativo poco tiempo. El también profesor en la Escuela de Cine tuvo que recurrir al micro-mecenazgo para poder sufragar una parte de la posproducción de «El camino más largo para volver a casa», un filme con un guión inteligente tras el que hay un cuidadoso diseño de producción y personajes secundarios que se van incorporando fugazmente a la historia, la abandonan y ya no los volveremos a ver más puesto que el principal, Joel, es una persona bastante solitaria que parece incapaz de manejar los problemas que se le han ido presentando.
En cuanto a la fotografía, la película combina varios esquemas que van desde la cámara al hombro hasta el zoom y el realizador comenta después de ver el resultado final que ahí tal vez se puedan deducir sus influencias de Haneke y los Dardenne, aunque eso no fue nada meditado a priori. No es un filme autobiográfico, pero en parte algo parecido a lo que le ocurre al perro sucedió en su familia. Sergi Pérez nos cuenta más detalles de la película para Cinestel:
– ¿Al abordar el guión tu intención era equiparar el abandono que tiene el personaje con el que padece el perro?
Así es, los dos son los abandonados y de hecho al final lo que pasa es que el perro se acaba convirtiendo un poco en él. En el inicio, él lo rechaza porque significa todo aquello de lo que él está huyendo, como puede ser su mujer y la familia, pero al final, aparte de que en esa metáfora de su actitud hacia el animal se da cuenta de que todo vuelve, las cosas acaban siendo mucho más virulentas y con mucha más dependencia.
– Joel, el protagonista, es un inadaptado. ¿Lo plateaste bajo esa óptica?
No está adaptado en absoluto. Él hasta en una situación normal me gusta reflejarlo porque sus acciones no son las que nosotros denominaríamos normales. Yo veo un personaje muy visceral al que sus reacciones no están muy meditadas tal vez y se mueve por unos impulsos muy fuertes. Siempre había pensado en este background con este personaje, pero en una persona que es así, hasta habíamos pensado que podía tener un toque Asperger, aunque al final lo quitamos. Lo que sí que queríamos es que fuera una persona con una cierta visceralidad que hiciera la peli un poco más notoria, porque sino habríamos tenido un viaje de superación, de duelo y de cómo vuelves a encarrilar la vida. En cambio, este personaje nos llevaba a una parte más oscura.
– Poco a poco esta persona va degenerando. ¿Cómo lo investigaste para el guión? ¿A partir de otras historias que conocías?
No. La peli estuvo siendo filmada en tres temporadas diferentes que abarcaron un año en total, entonces yo iba modificando el personaje mientras iba conversando con Borja. Lo que sí buscamos era impulsos muy primarios. Entonces yo quería que hubiera sexo, también algunas dosis de violencia, y por eso buscamos acciones que representaran esos impulsos de evasión.
– La angustia que transmite Joel se nota que está muy bien trabajada por él. ¿Cómo lograste esa conexión o simbiosis con el actor?
En ese tema yo hice un viaje con Borja muy intenso. De hecho, casi viene antes Borja que el guión. Entonces yo lo miraba, lo observaba, veía hasta qué punto puede llegar, y te tengo que contar que me he destetado de la peli hace un año, porque para mí ha sido un viaje muy duro, no solamente por el tema de levantar el proyecto sino porque me he implicado a fondo en que todo saliera bien y funcionara, pero reconozco que ha sido un viaje a la oscuridad muy duro.
– El espectador quizá se preguntará cómo se hicieron las escenas del perro, sobre todo cuando Joel camina cargando en brazos con él. ¿Lo tuvisteis que sedar para que durmiera?
El perro estuvo supervisado por un veterinario y él nos dio una sedación que es muy inocua y no hace ningún daño, que se utiliza para limpiar los dientes a los perros y que por su suavidad no está considerada como una anestesia. Lo que sí hicimos en el plan de rodaje fue concentrar y dilatar las secuencias con el perro cada vez que teníamos que sedarlo. De hecho, se sedó una vez la primera temporada de filmación, pasaron seis meses hasta la segunda y luego otros tantos hasta la tercera.
– Con un diseño de producción escalonado ya que el filme se filmó en tres partes. ¿Cómo influyó eso en la fugacidad con la que aparecen los demás personajes del reparto?
Bueno, ante tanto diseño de producción porque sabía que la película no se podía filmar de un tirón, el rácord de un único personaje yo sí que lo podía aguantar, pero lo que no podía era mantener el rácord de todos, porque en una peli que se hace durante un año en las condiciones en que se hace no podía firmar un contrato con el secundario de turno por el que si le salía una obra de teatro no se podía cortar el pelo. Por eso, desde mi punto de vista me pareció muy inteligente convertirlo todo en un viaje homérico, como si ellos fueran islitas. Entonces todo era que un secundario aparecía en el rodaje y desaparecía, y desde ese punto de vista lo gestionamos bastante bien.
– Creo que algo de apoyo de la Escuela de Cine de Cataluña sí tuviste. ¿En qué parte del filme ayudaron?
Yo estudié en la ESCAC, ahora soy profesor del centro y estoy muy vinculado a la escuela. Nosotros hicimos la película de forma independiente a ellos, lo que pasa es que hubo un momento en el cual nos quedamos sin dinero y no podíamos pagar la posproducción. Ahí si que fue el único momento en el llamamos a las puertas de algunas instituciones y nos las cerraron porque la peli era muy arriesgada. Entonces al final llamamos a las puertas de la ESCAC y al director Sergi Casamitjana le gustó mucho esta historia, apostó por ella y fue el que entró pagando la posproducción.
– Me había parecido reconocer Montjuïc en las tomas de exteriores, pero al final he descubierto que también rodaste en Cardedeu y Terrassa, además de Barcelona. ¿Por qué elegiste todos estos emplazamientos?
Sí sale Montjuïc, pero la imagen nocturna es Cardedeu. Yo recordaba un bosque que tenía un túnel en el que hay esa vía de tren que me parecía muy metafórico. Eso lo filmamos en un bosque privado de Cardedeu, tuvimos que pedir permiso y nos lo dejaron. Y después en Terrassa lo rodamos en el Tanatorio, que me gustaba porque tiene un buen racionalismo diseñado por el arquitecto Jordi Badía y también era un homenaje para mí porque toda esta historia surge de algo que pasó en mi familia con el perro y somos de Terrassa, por eso tengo una especie de punto emocional ahí.
©José Luis García/Cinestel.com