Falleció la actriz manchega más internacional, Sara Montiel
Murió en Madrid una de las actrices españolas más internacionales que además de protagonizar algunas de las películas más taquilleras del cine español participó con fuerza en la denominada Época de Oro del cine mexicano y por su electrizante belleza pronto llamó la atención de Hollywood.
Su matrimonio con el periodista mallorquín Pepe Tous nos permitió a algunos periodistas acercarnos directamente a la figura de esta profesional de la vida, libre de ideas preconcebidas.
Descubierta por el influyente productor español Vicente Casanova, debutó con papeles secundarios en cine hasta que en 1948 comenzó a cobrar notoriedad en «Locura de amor», gran éxito de Juan de Orduña. En aquella época trabajó junto a otros reconocidos actores como Aurora Bautista, Fernando Rey, Imperio Argentina o Fernando Fernán Gómez.
En México desarrolló su trabajo en la Época de Oro del cine mexicano actuando junto a Katy Jurado (Cárcel de mujeres), María Félix, Dolores del Río, Arturo de Córdova, Pedro Infante y Agustín Lara, entre otros, en películas como «Piel canela», «Furia salvaje» o «Se solicitan modelos».
Esas interpretaciones le abrieron las puertas para actuar en Hollywood, donde comenzó junto a Gary Cooper en «Veracruz».
En esa otra época se casó dos veces con Anthony Mann, el director de «Serenade», y se negó a firmar un contrato en exclusividad con los estudios californianos por lo que tenía que negociar una a una cada incorporación en el elenco de alguna película. También se dice que mantuvo cierta amistad con Marlon Brando, James Dean, la hija de Alfred Hitchcock y la cantante de jazz Billie Holiday.
De vuelta en España, rodó con el director Juan de Orduña el mayor de sus éxitos de taquilla, «El último cuplé», cinta en la que sobre todo quienes vivieron el día a día de aquella década y la posterior recordarán sus interpretaciones musicales de temas como Fumando espero y El relicario. Queriendo aprovechar aquel tirón de popularidad, a aquella modesta producción le siguieron otras del mismo estilo en las que Sarita, como era conocida entonces, siguió cantando con su peculiar voz grave. Más tarde llegó incluso a trabajar con Juan Antonio Bardem en «Varietés». Tras la irrupción del destape en el cine español, a inicios de la transición, decidió retirarse del cine.
Mucho se ha hablado sobre sus amores y amoríos, de su doble casamiento con Mann, de su boda con el industrial José Vicente Ramírez Olalla,… pero sin duda el hombre de su vida fue el empresario y periodista mallorquín Pepe Tous a quien algunos colegas de profesión le debemos que siendo todavía muy jóvenes nos permitiera acercarnos a la figura humana y profesional de esta mujer que tenía una visión muy amplia de lo que es la vida y de las miles de maneras de disfrutarla.
Gracias a Tous, quien escribe y el incansable y peleón foto-reportero Jesús Rius con sus dos cámaras colgadas al cuello, pudimos asistir a una de sus fiestas de cumpleaños, celebrada en el Up&Down de Barcelona, y días más tarde nos recibió en su apartamento alquilado en Pedralbes tras haber presentado su espectáculo teatral Ven al Paralelo.
Allí vivían con sus dos hijos, Thais y Zeus, y con la nana inglesa que les impartía los estudios correspondientes a sus respectivas edades en su lengua nativa. «Quiero que mis hijos sean bilingües y se expresen perfectamente en los dos idiomas», me dijo mientras tomábamos café antes de la entrevista.
Las fotos y la entrevista eran para publicar en una de las llamadas en España revistas del corazón y Montiel, además de hablarnos sobre asuntos recurrentes como cuando le hizo dos huevos fritos con ajo a la manchega al actor Marlon Brando o los puros habanos que decía recibir de Fidel Castro, también tuvo que contestar a algunas de mis preguntas en temas que en aquellos momentos estaban de actualidad pero que resultaban un tanto puntillosos, como si se habían llevado a cabo correctamente los trámites de adopción de sus dos hijos. Ni que decir tiene que ese tipo de prensa funciona así, vive del chismorreo.
Me atreví a preguntarle acerca de su obsesión por mantener su tez lisa y sin arrugas porque entiendo que el periodismo tiene que ser ante todo respetuoso, pero también incisivo. Los periodistas no estamos solo para preguntar aquello que le agrade al entrevistado, sino para tratar de interpretar y trasladar con mayor o menor atino, aquello que los lectores se puedan llegar a preguntar.
Sara Montiel me respondió que a todos nos gusta tener una presentación agradable y me confirmó que cada vez que le salía «una arruguita» iba a la consulta del doctor Tapia para que se la quitara. También me dijo: «Ahora tu eres aún muy joven, pero cuando seas mayor, si es que llegas, también te querrás quitar algunas arruguitas que te salgan».
Un rato después, salimos de su domicilio para acompañarles a una entrevista que les iba a hacer en directo el periodista de TV3 Julià Peiró en la sede de Televisió de Catalunya en Sant Joan Despí. Al llegar a los estudios pasamos el control de vigilancia y Sara tuvo que mostrar su documento de identidad. El vigilante vio entonces su nombre auténtico y le preguntó ¿pero usted no es…?; «sí, yo me llamo María Antonia Abad. Sara Montiel es mi nombre artístico».
Sara Montiel fue una de las caras más barrocas y atrevidas del espectáculo, de espectacular belleza, gracias a sus papeles melodramáticos y a su sensual manera de cantar y vestir.
Le pedí y accedió a que le grabara a capella una de las letras musicales de su espectáculo teatral que, entre otras cosas, decía: «Lovers, lovers, they told me,… because I loved some of the guys that wanted my loving», (Los amantes, los amantes, me dijeron,… porque me encantaron algunos de los chicos que querían mi amor).
©José Luis García/Cinestel.com