Cinema Jueu 2022: memoria histórica, migraciones y feminismo
El Festival de Cinema Jueu de Barcelona alcanzó este año su vigésimo cuarta edición y, en esta ocasión, apostó por una reflexión acerca de la transmisión de la memoria histórica, la viabilidad de la convivencia intercultural y el acceso a obras cinematográficas concebidas por mujeres, como respuesta a la larguísima discriminación que ellas han sufrido, y no sólo en el ámbito creativo.
La programación de esta muestra nuevamente se reveló muy diversa y sensible con los legados culturales que recibimos y cómo estos se transforman con la sucesiva llegada de las nuevas generaciones, más una atención especial a aquellos que se vieron transformados por el exilio o la emigración.
Además de la Filmoteca de Catalunya, las proyecciones se extendieron también al Cinema Truffaut de Girona y al Born Centre de Cultura i Memòria de Barcelona.
Tres de los filmes exhibidos en esta programación tuvieron como referencia la buena convivencia intercultural que en términos generales ha existido siempre en los diferentes países que se encuentran en el norte de África. Fue precisamente con el declive del colonialismo cuando se empezó a deteriorar el entendimiento entre el mundo árabe y el judío, cosa que provocó grandes movimientos migratorios, aun cuando los descendientes han recibido una herencia intangible que forma parte de su personalidad.
Obviamente, se pudieron elegir otras películas para ver con trasfondos diferentes, como puede ser “Frente al silencio”, la más reciente producción cinematográfica dirigida por el polifacético Emilio Ruiz Barrachina, que rememora la tragedia de las mujeres gitanas durante el Holocausto a través de Fuensanta “La Moneta”, una coreógrafa y bailaora de flamenco contemporáneo.
Y precisamente son ambos temas, memoria histórica y migraciones, los que coparon la mayor parte de argumentos en las películas. Como muestra, algunas de ellas fueron las siguientes:
“Evolution”
El director húngaro Kornél Mundruczó hace uso de un estilo asfixiante similar al de “Son of Saul” en la primera escena que dura casi veinte minutos de su más reciente película, “Evolution”, una historia acerca del despliegue vital de tres generaciones de una misma familia. Tras ese punto de partida tan impactante, rodado en lo que parece ser un antiguo campo de concentración nazi, el filme se adentra en la cotidianeidad de una familia judía abocada a resistir las inclemencias sociales que muchos de ellos percibieron en, por ejemplo, Alemania tras la Segunda Guerra Mundial, al decidir ellos mismos ocultar o cambiar en algunos casos su identidad a través de documentos falsificados.
Para todo buen observador, en “Evolution” queda implícitamente claro que la abuela Eva que vemos más o menos a partir de esos veinte sofocantes minutos iniciales es el bebé que aparece al principio, a quien su hija Léna le está pidiendo su certificado de nacimiento para arreglar unos papeles, pero ella se muestra reacia, tras lo cual suceden una serie de cosas que a priori podrían considerarse como imprevisibles.
Y es ya en la tercera parte del film donde los estragos de la discriminación y el odio se hacen más visibles, cuando podemos ver a Jonas, el nieto de Eva, y los problemas que tiene en su escuela por ser descendiente de una familia judía, al tiempo que entabla una relación especial con una compañera de estudios de origen árabe.
Mundruczó firma la dirección junto a su pareja, la guionista y antigua actriz húngara Kata Wéber, y esta película fue estrenada fuera de concurso en la Sección Oficial del Festival de Cannes.
“Speer goes to Hollywood”
Justo cuando se cumplen 80 años (octubre de 1942) de la exposición sobre arquitectura moderna alemana, que el arquitecto, comparsa de Hitler, Albert Speer, organizó en la Barcelona ocupada por los golpistas de 1936 (en el edificio del Parlament de Catalunya del Parc de la Ciutadella), se pudo ver en la Filmoteca de Catalunya un documental reciente de Vanessa Lapa en el cual se intenta adivinar cómo fue posible que este nazi de alto rango fuera el único que pudo librarse de la pena de muerte en los juicios de Nuremberg.
Un guionista que era hermano de Jane Birkin fue a Alemania a entrevistarlo en 1971 sobre la posibilidad de hacer una película a través de la cual Speer quería blanquear su propio pasado. Con el paso del tiempo, esas cintas magnetofónicas grabadas se han deteriorado tanto que en este “Speer goes to Hollywood”, su creadora tuvo que contratar a dos actores para que representaran fehacientemente algunas partes de lo que en ellas se decía. El film incluye además algunos momentos claves del juicio de lesa humanidad que se llevó a cabo en Alemania.
El título elegido por la directora lo dice todo, pues si bien Speer nunca estuvo en Hollywood, la imperiosa necesidad que este personaje tenía de representarse a sí mismo como una persona no vinculada directamente con el nazismo, le obligaba a buscar la manera de crear un personaje que lo encarnara en la ficción, de modo que el público pudiera percibirle de otra manera. Afortunadamente, la Paramount tuvo el buen criterio de no acceder a esas pretensiones y desestimó por completo la posibilidad de llevar a cabo ese proyecto.
Parece ser que lo que Albert Speer quería era que en cierta forma fuera su interés profesional por la arquitectura lo que prevaleciera como el motivo principal de su adhesión al núcleo del Tercer Reich, intentando manipular la visión de la gente a través de la ficción cinematográfica.
“Ziyara”
Marruecos tuvo una población judía de más de 300.000 personas hasta la década de 1950. La directora franco-marroquí radicada en París Simone Bitton ofrece en “Ziyara” la posibilidad de visionar una parte del legado judío en ese país de mayoría musulmana situado en el norte de África, teniendo además en cuenta que tras la Guerra de los Seis Días de 1967 el número de judíos árabes que habitaban la zona se redujo a una cantidad mínima y mucho más secundaria.
El título de este filme documental guarda relación con el nombre homónimo de una tradición conjunta, la llamada “visita de los santos”, que tanto judíos como musulmanes celebran conjuntamente en Marruecos. Lo más llamativo que puede aquí ser visto es que tanto antiguos templos como cementerios, santuarios y hasta alguna que otra antigua escuela judía están siendo ahora cuidados por personal musulmán, es decir, que la relación y el respeto mutuo entre creencias religiosas se sigue manteniendo vigorosamente, e inclusive en ese mismo sentido, se deja entrever que aquella salida de judíos hacia Israel de los años 60 fue y sigue siendo un aspecto un poco traumático para unos musulmanes que tal vez no quisieran que aquel éxodo se hubiera producido.
Estamos ante una película muy interesante en la cual quienes salen y se manifiestan en la pantalla ponen en valor ese sentido de equilibrio comunitario que debería de perdurar.
“Que Dieu te protège”
Y continuando con el tema de los judíos árabes, la joven directora francesa Cléo Cohen ofrece en “Que Dieu te protège” una recuperación del pasado de sus ancestros tunecinos judíos a través de las entrevistas que efectuó a sus cuatro abuelos, los cuales ya llevan muchísimo tiempo viviendo en Europa mientras mantienen los vínculos con sus raíces árabes y el judaísmo. Asimismo inicia un viaje en solitario hacia Túnez con la esperanza de reencontrarse con sus raíces familiares.
Naturalmente, también surgen muchas cuestiones diferentes durante la película que tienen que ver tanto con la herencia colonial como con el antisemitismo y el racismo. Y las apariciones en pantalla de la realizadora igualmente rezuman una especie de cuestionamiento de la identidad, no sólo en lo que dice y pregunta, sino además en lo que se refiere a su expresión corporal. Especialmente atractiva es también la parte que corresponde a las preguntas que ella hace, pues en su mayor parte posee un tono incisivo de lo más atrayente.
©José Luis García/Cinestel.com