“Almost Ghosts”, de Ana Ramón Rubio; perseverancia y superación

Estrenada en España
Con una atractiva trayectoria profesional en el mundo audiovisual, la directora valenciana Ana Ramón Rubio hace frente a un primer filme documental que fue rodado nada menos que en distintos puntos de la famosa Ruta 66 que cruza los Estados Unidos de América desde Chicago hasta California.
“Almost Ghosts” aborda la historia de tres personajes que habitan distintos lugares fantasma a lo largo del trazado de esa ruta, bastante en desuso actualmente, pero que permanece imborrable en la memoria colectiva de mucha gente que la sigue recordando a pesar de la construcción posterior de grandes autovías que facilitan un viaje más rápido y seguro sin tantas curvas y con la casi certeza de que no te vas a encontrar con otros vehículos circulando en dirección contraria. El film contiene esas tres historias de perseverancia y superación.
Harley Russell es un músico mediocre de Oklahoma que a sus 73 años recibe la visita de algunos transeúntes que se desvían para ver y escuchar su espectáculo musical. Algo parecido le sucede en Arizona a Ángel Delgadillo, un experimentado barbero de 91 años que todavía continúa afeitando a los viajeros que ahí se paran. Y en Missouri, el octogenario Lowell Davis vive por y para su proyecto de vida que no es otro que el de la rehablitación y restauración de viejas casas abandonadas por doquier.
Los tres forman parte de la gente que resiste en esas zonas semi-abandonadas. Todo comenzó el día en que la realizadora se topó con un vídeo por Internet, grabado por un turista y subido a Youtube, en el que Russell cantaba, con desafino pero con sentimiento, Yesterday de los Beatles y le cautivó como personaje. A partir de ahí comenzó a buscar otros casos similares de gente que estaba resistiendo la despoblación.
Ana Ramón asegura haberse recorrido los 4000 kilómetros de la Ruta 66 para que se vieran en el film otros lugares abandonados que también muestra, y el relato ha sido todo un éxito en su exhibición en Estados Unidos, donde el Festival de Arizona lo nombró como mejor documental y ha sido mostrado en todos los cines históricos de las localidades que comparten el trayecto de la famosa carretera.
La directora responde las preguntas de Cinestel:
“Mi película es un buen ejemplo de cómo tenemos que luchar para intentar preservar la vida rural en todos los países desarrollados si queremos mantener esa parte de nuestra historia. En el caso de Estados Unidos, la Ruta 66 es gran parte de la Historia de América porque fue la carretera en la que ellos emigraban del Este al Oeste cuando hubo las épocas de sequía o las tormentas de polvo, para más tarde, en los años 60 convertirse en la vía que utilizaban los americanos para irse a veranear con sus familias hacia California”.

Ana Ramón Rubio, directora de “Almost Ghosts”
– ¿Es la desaparición de los negocios locales una de las consecuencias más visibles de esta huida de la gente hacia las ciudades?
Claro, por supuesto. Por ejemplo, quedan todavía bastantes hoteles en la Ruta 66 que son negocios familiares, los moteles de toda la vida, pero empezamos a ver también cómo entran franquicias y el resultado de ello es que el comercio más pequeño y más familiar es el que más afectado se ve ante estos cambios.
Al final, la gente no puede mantener esos negocios y se ven obligados a irse de sus pueblos, cuando ellos preferirían continuar viviendo allí antes que tener que irse a vivir a las grandes ciudades.
– ¿Y no crees que quizá habría también en esa actitud algún tipo de negativa o rechazo a continuar trabajando en la agricultura o la ganadería?
Es que depende mucho de la zona de la que hablemos, porque en los Estados Unidos sí que quedan muchas zonas rurales, pero es un país muy grande y cada Estado tiene una industria concreta.
En el caso de las zonas más rurales sí que sigue habiendo actividad agrícola, pero cada vez hay menos. Lo mismo que sucede en Europa en general y concretamente en España, donde cada vez es más difícil poder seguir dedicándote a la agricultura o la ganadería.
– Las distancias en los Estados Unidos suelen ser mayores que en Europa. ¿El rodaje allí te fue sencillo en ese sentido?
Así es. Las distancias en América son más largas y para nosotros es mucho más difícil producir un proyecto como éste, sobre todo cuando estás haciendo toda la pre-producción desde España. Fue bastante complicado. Pero al final las cosas siempre salen. Para nosotros han sido mucho más sencillos otros proyectos que éste; por todo, por cuestiones idiomáticas o por temas tecnológicos también, porque a la hora de ponerte en contacto con estos personajes para intentar hablar con ellos y cerrar las entrevistas, ellos no están tan al tanto de las nuevas tecnologías y cuesta más que te respondan a un e-mail, por ejemplo. Tuvimos que llamarles por teléfono, y tal vez son las tres de la mañana cuando tienes que llamar para hablar con ellos.
Es diferente, aunque normalmente ya estamos acostumbrados a trabajar con una inmediatez que aquí no podríamos tener. E igualmente, a nivel logístico tuvimos que organizar todo ese rodaje para cuadrarlo a lo largo de 4000 kilómetros que van desde Chicago hasta Los Ángeles. Pero una vez ya estábamos allí, las cosas fluyeron mucho más de lo que nos imaginábamos y tuvimos menos problemas de los que nos esperábamos.
– Y otra parte fundamental de la película es la música que está presente casi constantemente. ¿Quisisteis acercaros a la llamada cultura popular de los Estados Unidos de esa forma?
Todas las canciones que aparecen en el documental es música popular americana y son los temas que le cantaba la madre de Johnny Cash a su hijo cuando él era pequeño. Todas las piezas salen de un libro de partituras que compramos en una tienda de antigüedades que encontramos al final del viaje y que pensamos que incluirlas podía ser una buena idea, pues contiene géneros como el gospel o la canción cristiana.
Don Joaquín fue el músico que se ha encargado de la banda sonora y lo que ha hecho ha sido reinterpretar estos temas de forma instrumental, sin nada de letra, y simplemente con dos instrumentos; una guitarra que es muy típica del blues y otra que es un ‘lapstyle’, que allí es una especie de guitarra para pobres. (Un instrumento fabricado con una caja y unas cuerdas que utilizaban los primeros músicos del blues.)
– Sigue habiendo salas de cine en muchas partes de la Ruta 66 por lo que veo.
Si claro. Hemos estrenado en todos los cines históricos con mucho público y estamos muy contentos de ello porque se ha producido una combinación especial entre la película y ser fiel al espacio en el cual se proyecta también. Eran todos cines construidos en los años veinte, treinta y cuarenta del siglo pasado, que están ahora completamente restaurados y, de hecho, muchos de ellos se habían reabierto hace poco porque está resurgiendo la Ruta 66 y con ello renacen otros negocios como son las salas de cine a lo largo del trazado. Por eso, estrenar en este tipo de cines encajaba muy bien con el proyecto.
©José Luis García/Cinestel.com