«Filmar obstinadamente, encuentro con Patricio Guzmán» de Boris Nicot

Para el cineasta chileno Patricio Guzmán «un país sin cine documental es como una familia sin álbum de fotografías». La fotografía y el cine son dos inventos que han ido a la par en el avance de la innovación a través de nuevas formas de documentar la Historia contemporánea. El realizador nacido en Santiago es uno de los que mejor han perfeccionado esa idea desde un punto de vista muy profesional y, a partir de una parcela vocacional, poniendo gran empeño en todo lo que hasta ahora ha filmado. El documentalista francés Boris Nicot presentó en Marsella este retrato sumamente fiel al pensamiento del director chileno.
Desde «La Batalla de Chile», que puede considerarse toda una obra maestra del cine directo en la que se registraron los últimos meses del presidente Salvador Allende y la Unidad Popular Chilena, hasta «Botón de Nácar» que es ahora un proyecto bastante madurado en cuanto a las filmaciones, pero que todavía Patricio Guzmán tiene que acabar de perfilar y redondear, el cineasta se da a conocer en esta película para que sepamos con mucha mayor precisión quién es él y qué visión tiene de lo que es el cine y de su país natal al que ama profundamente. Boris Nicot dirige un filme en el que expone la forma de ser y de pensar del Guzmán profesional y vocacional, del mismo modo que abre la posibilidad de que conozcamos con mayor amplitud las condiciones en que tuvo que trabajar en sus diferentes documentales.
Patricio es un cineasta impetuoso por describirle al mundo aquellos acontecimientos tan graves ocurridos mientras vivió en su país y su evolución posterior. Y si las pasiones no se eligen a conciencia, te entusiasma la comunicación y el cine o no, lo mismo ocurre con el momento en que a uno le ha tocado vivir. Por eso escuchándole en esta película, se tiene la impresión de que habría dado unos pasos muy similares en su vida si hubiese nacido en cualquier otro momento o país. No importa si en China, Francia, Inglaterra o México. Guzmán habría desarrollado esa misma inquietud por contarle al mundo lo que sucede en su entorno a través de las imágenes, siempre adecuándose al momento y a sus coyunturas técnicas. En un instante del film, reconoce que en otras circunstancias menos dolorosas, posiblemente se hubiera decantado por contar historias más alegres que apoyen la reflexión en el espectador.
Por contra de lo que algunos pudieran pensar, el realizador chileno siempre ha antecedido esa vocación suya a cualquier idea política y eso es lo que explica que tras su exilio voluntario en París, donde todavía vive, tuvo siempre pasaporte chileno durante la dictadura y pudo entrar y salir de Chile cuando lo necesitó, circunstancia que aprovechó para sacar camuflados los rollos de película que sirvieron para las dos versiones de «La Batalla de Chile».
La película de Nicot revela que la mayor obsesión de Guzmán continuamente ha sido la de contarle al público en qué consiste la Historia de Chile y que por eso nunca ha podido evitar referirse en sus obras a la gravedad de lo que sucedió en 1973 aunque, como admite de viva voz, para él es como si hubieran transcurrido dos meses desde aquellos fatales acontecimientos en el Palacio de la Moneda, pero para muchos chilenos es como si el tiempo pasado desde entonces fuera de cien años, en especial para las generaciones posteriores.
«Filmar obstinadamente, encuentro con Patricio Guzmán» es un acercamiento profundo y necesario tanto a los métodos de trabajo del Maestro, con mayúscula, del documental, como a su modo de plasmar diferentes panorámicas, siempre filmando la lucha de clases como si fuera un paisaje y pensando en que lo ideal sería que los habitantes de este mundo lleguemos a poder relacionar unas cosas con las otras para que en algún momento alcancemos una visión más precisa y completa de nuestra sociedad.
©José Luis García/Cinestel.com