«Riocorrente» de Paulo Sacramento; estar en crisis y al borde el precipicio

Paulo Sacramento es un director brasileño de São Paulo que hasta ahora había dedicado sus trabajos en fílmico al terreno documental, pero que como en el caso de Marcelo Gomes, ha decidido abrirse camino por otros territorios que en esta nueva oportunidad tienen que ver con el drama de ficción en una película que retrata la desesperación de cuatro personajes que esperan más de la vida pero que saben que a duras penas pueden conseguir esos sueños de estabilidad porque se encuentran en un ambiente hostil que cercena cualquier posibilidad de una solución positiva.
Los cuatro protagonistas que describe el film pocas veces ocultan su condición de desesperanza y pesimismo. Marcelo tiene 40 años y es un crítico de arte que escribe para un periódico de gran circulación. Para él, cualquier época pasada fue mejor que la actual y admira tanto el pasado, que todo lo ve desde una perspectiva histórica, las condiciones, los hechos, las influencias y los resultados. Racional hasta el extremo, entiende la realidad como algo en constante evolución, basado en las leyes de la dialéctica de acción y reacción. Su estilo de vida es aparentemente estable: tiene un apartamento, un trabajo y una relación de amor constante.
Renata es una mujer de 35 años y la película comienza dándonos muy pocos detalles acerca de ella, excepto que mantiene un romance oficial con Marcelo y otro secreto con Carlos. Desde el comienzo, la película ya nos va a ir mostrando escenas de sexo con uno y con otro. Renata adora el arte y le presta mucha atención a la música, al cine y a la literatura. De hecho están muy arraigados en sus hábitos cotidianos. Sin embargo, esa complacencia y goce estético no es suficiente para ella. Inquieta, intenta comprender el mundo y a sí misma frente al telón de sus frustraciones existenciales, no pragmáticas, mientras reconoce sus propias contradicciones pero no sabe cómo actuar, cómo transformar su experiencia y bagaje intelectual en reformas para una actitud sólida. Renata tiene dificultades para aceptar su clase social y oscila entre los múltiples deseos que tiene y que se siente en la obligación de cumplir canalizando todos sus esfuerzos.
El tercer personaje es Carlos, de 25 años y ladrón de coches antiguos, agobiado porque tiene que atender una tienda de piezas de recambio de motocicleta y sobrevive con los resultados inmediatos de su lucha diaria. Inicialmente se le ve satisfecho de cómo está organizada la sociedad, reconoce sus deficiencias e injusticias, pero actúa de una manera estrictamente personal que implica que él pueda quebrantar las leyes sin necesidad de cuestionarlas. Parece estar bien situado dentro de un sistema que tiene clasificados a sus transgresores y posee un lugar reservado para ellos.
Carlos ocupa ese espacio, con ilusiones románticas acerca de su condición. En sus esfuerzos delictivos del momento sólo busca los medios económicos para sobrevivir en ese medio urbano hostil en el que habita. Sin embargo, en su interior más íntimo, cada vez aumenta más su enojo y su potencial destructivo. Carlos mantiene una intensa relación sexual con Renata. Sus distintos orígenes sociales reducen todo a una intimidad tensa y provocativa que aún más despierta el deseo. Es un mero asunto volátil y lujurioso, que abunda en fricciones y carece de secretos.
El cuarto personaje de este drama existencial es un niño de color que divaga sin rumbo aparente por las calles de São Paulo comenzando a aprender de los fracasos, a vivir en un ambiente externo desfavorable, a medirse cara a cara con los leones de la jungla urbana, y a transitar sin caerse por la montaña rusa de la vida en la que nos aterroriza la idea de quedarnos solos y en donde algunas imposiciones no se entienden y son interpretadas como una invitación a la transgresión, como lo muestra en plan metáfora una escena en la que hay un semáforo en rojo que se resiste a cambiar de color. Que les dejen elegir sus caminos y aprender a transitar es lo que parecen pedir los protagonistas de esta película que siempre tienen la esperanza de que un cambio inminente está por llegar y que están envueltos en una fortísima presión que los amenaza en su equilibrio. «Riocorrente» fue presentada en el Festival de São Paulo y más tarde en los de Brasilia y Rotterdam.
©José Luis García/Cinestel.com