Andreas Kleinert: “El protagonista del film habría vivido en El Raval”

“Estoy convencido de que Thomas Brasch, pese a que murió en el año 2001, si hubiese tenido que escoger un barrio en el cual vivir habría sido este de El Raval, porque a él no había otra cosa que le desagradara más que las barriadas bonitas en las que todo está en orden”, explicó en Barcelona el cineasta alemán Andreas Kleinert, autor de “Lieber Thomas”, la película de inauguración de la décimo primera edición del Ciclo de Cinema Alemany actual que todos los años acoge la Filmoteca de Catalunya.
Kleinert ha arrasado este año en las categorías principales de los Premios Lola de la Academia de Cine de Alemania con una biopic sobre uno de los talentos literarios más grandes de la antigua República Democrática Alemana (RDA), un tipo que fue muy despreocupado con los convencionalismos y que con su excentricidad fue capaz de desafiar las imposiciones de aquel régimen político.
Ambientada en plena guerra fría, “Lieber Thomas”, según su director, llama a la reflexión del espectador acerca de cómo nos comportaríamos nosotros en una situación como la que él vivió: “Nosotros hemos perdido mucho las utopías de entonces -señaló en la Filmoteca-. Vivimos en un mundo especialmente difícil y Brasch lo hizo en un momento en que todo estaba mucho más claro, dividido de una forma muy trasparente y marcada entre izquierdas y derechas, si bien también había alguna cosa en el medio, y todos los grandes artistas como Buñuel, Picasso y el propio Brasch, simpatizaban sobre todo con las izquierdas, pero ahora todo eso ha cambiado y quizá nuestro mundo actual está mucho más fragmentado y estas divisiones se han vuelto más complicadas”.
Siendo bohemio y altamente promiscuo, Thomas Brasch también fue un decidido anti-capitalista y anti-derechista en los años 70 y 80 del siglo pasado e inclusive ya pensaba en aquel entonces que el fascismo no había acabado. Andreas Kleinert se muestra fascinado con el protagonista real de su película y cuenta que “era una persona con un aura extraordinaria, que entra en una habitación y la ilumina, y muy cautivadora, tanto a nivel erótico como intelectual”.
“Lieber Thomas” fue concebida por su creador en blanco y negro porque en la película se superponen diversos niveles de percepción de la realidad (sueños, recuerdos, visiones,…) y el realizador piensa que esta característica estética mejora la transición entre una cosa y la otra. “Nosotros lo que queríamos es que el espectador se preguntara si eso que está viendo es realmente la realidad cinematográfica de la película o quizá una visión o un sueño, y que no estuviese del todo seguro” -afirma Kleinert-. “Eso, el blanco y negro nos lo facilitaba”.
La película hace un recorrido lineal desde la infancia de Brasch hasta su fallecimiento en 2001, pasando inclusive por la Primavera de Praga, y contiene muchas metáforas sobre la vida a través de los versos de un mismo poema suyo que van apareciendo en forma de intertítulos, además de que no es del todo complaciente con el protagonista, pues también tiende a reflejar sus numerosas dudas existenciales, donde naturalmente el humor tampoco podía faltar como un ingrediente más de todo este largo e interesante relato.
También hay algunas expresiones curiosas, alguna de las cuales, como “Yo soy el schnitzel (milanesa)”, proceden de la entrevista que el auténtico Brasch concedió para un documental en el cual se estableció una especie de duelo entre dos hombre fuertes, el brillante Thomas y el notable periodista Georg Stefan Troller -que fue quien ganó en esa dialéctica verbal-, donde se hablaba de las relaciones entre el artista y el público y se hacían metáforas sobre la milanesa y los caníbales, siendo esa probablemente la única ocasión en la que Brasch no salió victorioso en sus razonamientos orales.
Y es que, como se puede apreciar en todo momento durante el filme, el escritor aquí retratado adoraba la provocación y cuanto más viejo se hacía y más alcohol y drogas tomaba, más aumentaban sus derivaciones en ese sentido porque siempre detestó todo aquello que pudiera estar ligado a la harmonía.
Andreas Kleinert también aseguró en Barcelona que él se siente representado por todas las ideas y opiniones de Brasch. “Quizá a mi me falta la parte del ‘macho’” -reconoció-, pero igual tampoco tuvo reparos en incluir algunas cuestiones concretas de su propia personalidad en algunas de las escenas, como la forma de abordar la muerte de su padre, que es aquí retratada tal y como le ocurrió al cineasta en su vida personal. De hecho Kleinert nació en la RDA, mientras que Brasch lo hizo en el Reino Unido, pero a los dos años de edad se trasladó con sus padres a esa misma zona de ocupación soviética.
©José Luis García/Cinestel.com

Andreas Kleinert, director de “Lieber Thomas”