“Sintientes”, de Juan Baldana; libre albedrío para la sustentabilidad

5º Festival FINCA
No es una paradoja; las acciones en el terreno de la agricultura responsable y biológica también tienen que ver con las libertades individuales de las personas que la practican y defienden. El agro y la ganadería se pueden reconducir perfectamente hacia un terreno más respetuoso con la biodiversidad.
Desde hacía milenios, los agricultores siempre habían basado su estrategia de trabajo en la rotación de cultivos, pero a mediados del siglo XX aparecen en escena las empresas químicas que bajo la promesa de mantener una producción constante, y sin permitir a la tierra reposar durante un año, garantizaban un aumento de la cantidad cultivada a costa de envenenar la tierra y sus ríos con sus fertilizantes y herbicidas.
El director argentino Juan Baldana ofrece en “Sintientes” un rayo de esperanza que surge en la localidad jujeña de San Francisco.
En este pequeño pueblo de 500 habitantes se llevaron a cabo distintos emprendimientos entre la población que tienen como objetivo final la viabilidad del sistema de producción agrícola y ganadera, así como la correcta gestión de los residuos orgánicos y de otra índole que los humanos generamos.
Ale Kretschel y Tomy Dunster le propusieron al realizador de Buenos Aires hacer un seguimiento observacional de las distintas actividades que se habían programado en la localidad con la finalidad de hacer más sustentable la vida económica de sus habitantes. Un apicultor chileno, un agricultor colombiano y un constructor español son algunas de las personas foráneas que participaron en las charlas y talleres con la idea de trasladar su ecológica forma de pensar a los residentes y legítimos propietarios de sus tierras.
Como es de suponer, no se les pidió a los vecinos de San Francisco ninguna contraprestación especial a cambio, y entre las fórmulas que se estudiaron está la de recolectar, envasar y distribuir por venta directa a particulares de la región algunas plantas medicinales. Aquí impresiona la capacidad que posee Baldana de registrar la gestualidad entre los que venden y los que compran, y mostrarla haciendo bueno el dicho de que vale más una imagen que mil palabras.
Durante el filme también recuperamos, entre otras cosas, la necesidad de mantener el tradicional adobe frente al moderno ladrillo como solución más favorable a la vida cotidiana dentro de una construcción, un dato que parece baladí, pero que sin embargo tiene una gran importancia, pues el primero mantiene una mejor temperatura de los interiores de una construcción.
“Sintientes” es pues una película en la que no se para de bajar línea sobre la necesidad de corregir errores de antaño y crear un nuevo paradigma de la humanidad para evitar su extinción misma. Y Baldana se ha encargado además de que en su dinámica narrativa se ponga un mayor énfasis en las nuevas generaciones de chicos y chicas que viven en la localidad, antes de que en las personas mayores que también aparecen, pero en menor medida.
En total se llevaron a cabo 23 talleres y capacitaciones financiados con una donación filantrópica de Alejandro Guillermo Roemmers. Cuando la película se pueda estrenar en las salas, todo lo recaudado por la productora será también donado a aquella comunidad de Jujuy.
©José Luis García/Cinestel.com