Entrevista a Cristian Jure sobre su nueva película «Gracias Gauchito»
Estrenada en Argentina
Productor y director muy ligado a elementos como las raíces históricas, la cultura popular y el fervor musical, Cristian Jure reinventa la figura del Gauchito Antonio Gil a través de una ficción que asume las hipótesis que Orlando van Bredam desarrolló en su libro «Colgado de los tobillos».
El Gaucho se convirtió hace tiempo en una especie de santo pagano. De hecho, esta película también parece querer mostrar unas similitudes físicas con las de Jesucristo, casi que como dando a entender que ambos fueron personas de carne y hueso sobre quienes desde su historia real se han inventado toda una serie de fabulaciones para engrandecerlos.
«Gracias Gauchito» es un relato sobre este personaje apócrifo, pero igualmente muy respetado y querido en distintas partes de la Argentina, donde todavía hoy la gente le sigue venerando.
Fruto de esa devoción, al costado de muchas rutas del país es posible observar una profusión de altares rojos que emergen como señal del entusiasmo hacia El Gaucho.
Antonio Gil vivió a merced de las agitadas primeras décadas del siglo XIX, cuando la injusticia y la pobreza se cebaron con su familia. Su padre fallece en la guerra, secuestran a su hermanita pequeña y los expulsan a todos de la casa familiar. En plena guerra, Gauchito se enrola con la tropa de Zalazar, pero muy pronto de da cuenta de los abusos que cometen y no le queda otra alternativa más que la deserción, por la que será condenado a la pena capital.
Si bien la ambientación del filme nos puede hacer recordar a otras películas, sobre todo al «Aballay» de Fernando Spiner, lo cierto es que es muy distinta, pues en este caso, entre otras cosas, el principal trabajo de producción recae en el aspecto musical, siendo igualmente una historia que ha necesitado de un enorme esfuerzo humano y logístico para ser completada.
Cristian Jure responde la preguntas de Cinestel:
– ¿El libro de Orlando van Bredam en el que basaste el guion sería una versión nueva sobre el Gauchito Gil?
Es una hermosa novela sobre una posible historia del Gauchito que sintetiza muchos de los milagros y anécdotas que se le atribuyen. Lo que hicimos cuando adaptamos el guion fue mantener el conflicto central del personaje de Gaucho incorporando otras líneas narrativas que nos permitían abordar la historia desde otros lugares diferentes y complementarios.
– Se afirma además que ustedes hicieron entrevistas previas de investigación en torno a la visión popular sobre el protagonista de la película. ¿Fue así?
El guion lo basamos en la novela pero trabajamos mucho sobre lo que significa y representa el Gauchito hoy para la gente. Todo ese sentimiento y todo lo que sucede entorno a la figura del Gaucho fue para nosotros muy importante para construir la identidad visual y narrativa de la película.
– Sospecho que esta figura pagana te ha podido inspirar personalmente en algunos momentos de tu vida. ¿De qué modo estuvo presente en tu familia? ¿Fue por eso por lo que te decidiste a abordar este proyecto?
Sin ser un ferviente promesero ni mucho menos, sí le prometí al Gaucho que iba a llevar su historia al cine. Nunca le pedí nada al Gauchi, pero si le agradecí muchas veces por cosas que me fueron pasando y que entendía pertenecían a otro orden, mas allá de lo racional. Como decía un amigo, El Gaucho es como ese amigo fiel que siempre está cuando lo necesitás, y su compañía y presencia durante todo el proceso de la película fue increíble: en la elección del protagonista (casi fortuita y muy surrealista como se dieron las cosas) a nadie en el equipo le quedó dudas que ahí estuvo la presencia del Gauchito, eligiendo él a quien quería que lo representara.
– Y efectivamente como se constata en el film, a partir de Corrientes cambia la música del país. ¿Cómo te coordinaste con Gonzalo Ferrer para el monumental trabajo que él ha hecho?
La música es muy importante en la narrativa de la película, no es solo un acompañamiento, sino que forma parte de la construcción de los distintos climas que suceden en la historia. A Gonzalo lo conocí cuando hicimos una película anterior (Alta Cumbia) y ahí hablamos de música y de cine y empezó a tocar unos ritmos increíbles; y cuando pensamos en hacer esta peli no dudé en llamarlo. Su trabajo es increíble.
– En tus trabajos para el cine has tratado la figura de Rodolfo Walsh, que existió en la realidad, y ésta otra más imaginada que auténtica. ¿Qué diferencias y similitudes encuentras entre ambos proyectos fílmicos?
Aquella película de Walsh es las primeras cosas que hice, pero espero que la del Gauchito no sea de las ultimas (risas). Pero fuera de broma, lo que me hace pensar tu pregunta es en una relación por esos personajes indispensables de nuestra historia que necesitan ser contados, y hay mucho de Walsh en esta película básicamente en dos puntos que para mí son importantes: una de las cosas que más rescato de Walsh es su postura del héroe colectivo, y el Gaucho si bien es un personaje solitario, vive esa condición como un circunstancia de la que debe sobreponerse.
Hay una letra original en la peli que en referencia a esto dice “mejor que Yo es Nosotros, pero en esta reyerta ando solo…”. Por otro lado Walsh decía con mucha sabiduría que el poder siempre tiene la habilidad de borrarnos la historia y siempre parece que estamos empezando de nuevo, y eso está muy presente y hasta muy explícito en una de las escenas más profundas de la película. Le dicen a Gauchito en una noche de fogón cuando reconoce no saber quién fue el Comandante Andresito: “… por eso a los de abajo, a nosotros, a los que escupimos la sangre para que otros vivan mejor, nos cuesta siempre tanto todo, porque nos esconden a nuestros héroes…”.
©José Luis García/Cinestel.com