«Habitares» de Marina Zeising; mirada desde hoy hacia el pasado

Cómo se vivió el pasado, qué se pudo haber hecho y no se hizo, y si nos sentimos a gusto con lo que nos pasó si miramos hacia atrás son preguntas que circundan el retrato que la argentina Marina Zeising nos expone a través de esta película documental sobre la historia como artista y como mujer de Herta Sheurle, una actriz vocacional que vivió en Argentina y Europa en el periodo que va de los años ’40 a los ’60 del siglo pasado, dentro del cual estuvo en el círculo de actores del conocido cineasta alemán Rainer Werner Fassbinder y vivió una breve estancia en su comuna.
Un desgraciado e inoportuno accidente de tráfico en la ruta provocó inesperadamente que se truncara la ilusión y los sueños de Herta, cuando estaba a punto de participar por primera vez en una película del gran director germano. Seguidamente, una grave enfermedad de su padre la obliga a regresar a la Argentina a su cuidado y nunca más regresa a Europa. Durante treinta años ha ejercido como profesora de alemán y ahora, a través de Marina Zeising consigue reencontrarse con aquella actriz ilusionada que supo ser, haciendo realidad su sueño ‘frustrado’.
Técnicamente impecable, «Habitares» acaba siendo un sugestivo juego de espejos entre dos mujeres que se admiran mutuamente, Sheurle y Zeising, y a las que les ocurre como a cualquiera de nosotros, que les gustaría que ciertos sueños se concretaran, mientras reflexionan sobre el rol de la mujer-artista, el pasado recorrido, las decisiones y el ser creativo.
Marina Zeising responde las preguntas de Cinestel:
– ¿Cómo se tomó Herta la idea cuando se lo propusiste? ¿Crees que para ella esta película supone una sanación de algunas dificultades surgidas en su camino?
La realidad es que el documental se fue dando entre nosotras, no fue algo que me propuse a priori. Siempre hablamos de hacer algo juntas y se dio el momento en un viaje que hicimos a la costa. Comenzamos con juegos iniciales que realizamos con la cámara a modo de improvisación, pero que luego nos gustó y estimuló para seguir filmando sin saber muy bien hacia donde iríamos. Ella vino a casa y comenzó a contarme su historia, saqué la cámara y empecé a registrar sus relatos. Ahí entendí que iba a nacer un documental. Y ella aceptó y colaboró con toda generosidad. En cuanto a la sanación, supongo que sí, por lo que pude hablar estos días con ella tras el estreno entiendo que es un sueño cumplido.
– ¿Por qué decidieron armar la película narrativamente como un juego entre ustedes dos?
Eso también fue algo que se fue dando. Yo no tenía intención de exponerme tanto delante de cámara pero ella «tironeaba» para que eso suceda y en un momento acepté ese juego que me imponía. Es la escena en donde estamos en el teatro donde ella actuó en los años ’70, yo la estoy entrevistando y ella en un momento se cansa y me dice que quiere entrevistarme a mi. Ahí surge un cambio en el código narrativo y dejé que pasara. Entendí entonces que yo debía tener un lugar de «espejo» frente a ella, donde si bien somos dos mujeres de generaciones distintas con diferentes recorridos e historias, había algo que nos estaba uniendo en ese momento que es concretar nuestro sueño de hacer una película, ella como protagonista y yo como directora. Y lo hicimos.
– Sobresale en «Habitares» el excelente montaje a nivel visual y también la música. ¿Con quiénes contaste en tu equipo para este resultado tan cuidado a nivel artístico?
Ante todo muchas gracias porque quise cuidar mucho la película estéticamente pese a los recursos tan limitados que tuve. Conté con un equipo mínimo de amigos y colegas que me ayudaron pero casi siempre estuve sola haciendo todo al estilo «mujer orquesta». Para este tipo de película tan intimista, estuvo bien pero para la próxima espero contar con más recursos para poder focalizarme en mi rol de directora. Realicé también la edición que es un rubro que valoro y aprecio mucho, ¡sobre todo después de esta experiencia!. Un editor es un guionista también. No fue fácil reconstruir su historia y tampoco editar mi participación. Tenía que encontrar el equilibrio justo para esa estructura narrativa que me propuse; ese montaje paralelo entre tres lineas narrativas que son mi proceso de investigación, su historia a través de materiales de archivo y charlas, y sus momentos de silencios en el bosque y playa. En cuanto a la música es de un amigo, Lucas Giménez, que es muy talentoso y comprendió el alma de la película, sus matices y misterios.
– ¿Cuál fue la razón de titular el film como «Habitares»?
Estaba buscando un título abarcativo que pudiera resumir todo lo que estábamos allí hablando y atravesando. Surgió del título del poema que escribí para que Herta lo recitara a modo de ensayo sobre el escenario. Creo que en la película nos llevamos la idea de cómo queremos habitar la vida y como podemos o logramos hacerlo. Y que estamos conformados a su vez por muchos habitares: el desarrollo individual, el amor, los afectos, la familia, el trabajo, el tiempo, el espacio… todos esos aspectos, son nuestros diferentes habitares, están interrelacionados y conforman una gran red que es nuestra manera en la que habitamos la vida misma.
©José Luis García/Cinestel.com