«Haemoo» (Haemu), película de Shim Sung-bo; viaje con tragedia

Los cineastas de Corea del Sur tienen entre sus preferencias el hacer un cine directo y sin concesiones. El guionista de «Memorias de un asesinato» (2003), Sim Sung-bo, asume en su ópera prima «Haemoo» una ficción inspirada en unos hechos reales que fueron brutales, duros y bastante descarnados, ocurridos en el año 1998 cuando un barco pesquero del país transportaba inmigrantes ilegales chinos de ascendencia coreana y fueron lanzados por la borda en plena alta mar. Lejos de ser una reconstrucción fiel sobre lo sucedido, la película es una adaptación al cine del texto de una obra de teatro representada en 2007, cuya génesis estuvo inspirada con fuerza en esa tragedia muy presente en la memoria de los coreanos. El filme se estrenó en el país en agosto de 2014 con enorme éxito.
Bong Joon-ho fue el productor y co-guionista de esta cinta que comienza con una exposición sobre que el problema de la reducción de capturas pesqueras y ciertas medidas económicas a nivel internacional provocan que el armador del buque tenga que derivar sus actividades lícitas hacia la tarea ilegal de tratar de introducir inmigrantes clandestinos en el país. Sin habilitar ni acondicionar el barco, los marineros zarpan con destino a alta mar donde reciben de otra embarcación a una treintena de personas para su transporte de regreso a la península coreana.
«Haemoo» es una película que mezcla en el desarrollo de sus tramas temas tan dispares como la migración, la criminalidad, la crisis económica, los sobornos, el asesinato y la soledad e imprevisión del mar. El núcleo central es el capitán del barco encarnado por el actor Kim Yoon-seok, fácilmente reconocible de otros filmes por su mirada singular y carismática. Su personaje comienza siendo sensible a los dramas humanos pero poco a poco se va transformando a través del pánico, la desesperación y la prioridad por el dinero y el patrimonio de su armador, en una persona indeseable primero, pero en un villano sin piedad más adelante de quien se apoderan el caos, la locura y la tragedia.
La historia se va volviendo cada vez más visceral, en el sentido más amplio de la palabra, así como también lo hace la percepción que el espectador tiene de que el suspenso va creciendo cada vez más. Una historia de amor entre uno de los pescadores y una de las migrantes contribuye a nivelar narrativamente el relato como oposición al desastre que se avecina por un descuido que sucede en un determinado momento del filme. Las grandes dosis de pavor y de fobia llegan a convertir a algunos integrantes del film en auténticos criminales sin compasión y trastornados.
Técnicamente «Haemoo» está impecable, con una fotografía muy cuidada incluso en los encuadres oscuros del interior de la sala de máquinas, por ejemplo, y ya que como es lógico es imposible rodar dentro de una tempestad verdadera, tanto las escenas de alta mar como las rodadas en un estudio están adecuadamente enlazadas para hacer creíble esta ficción dentro de su artificio. El mar es una metáfora perfecta de que los humanos en ningún caso podemos tener el control total sobre las cosas, y una buena demostración de ello es que el final de la película no es el que parece que va a ser por esos secretos guardados que cada persona tiene y que nunca se cuentan.
©José Luis García/Cinestel.com