Diáspora homenajea al espléndido director colombiano Sergio Cabrera
Es con toda probabilidad el director de cine de Colombia que posee una mirada más universal y diversa sobre temas que son primordiales, tanto dentro de su país como fuera de él. Sergio Cabrera traslada al cine lo que es la esencia de aquel realismo mágico transmitido a través de las obras del admirado Gabriel García Márquez.
Diáspora, Festival de Cine Colombiano en Barcelona lo homenajeó en su décimo tercera edición con una retrospectiva que tiene lugar en la Filmoteca de Catalunya y que continúa hasta el 1 de noviembre.
Cabrera presenció la exhibición de tres de sus películas: «Todos se van» (2015); «Golpe de Estadio» (1999); y «La estrategia del caracol» (1993), algunas de las cuales comentó antes de la proyección.
No quepa ninguna duda de que estamos ante un director imprescindible para intentar comprender cómo se mueve el mundo y las relaciones entre las personas en diferentes temas que él muy hábilmente descontextualiza.
Sergio Cabrera es un cineasta con una biografía excepcional: hijo de republicanos españoles, ha sido comunista revolucionario en Colombia y China (donde vivió su infancia, y la temida Revolución Cultural de Mao durante la adolescencia), guerrillero, e inclusive Vicepresidente segundo de la Cámara de Representantes de Colombia. Pero el cine junto a la televisión acabó siendo por encima de todo ello su indiscutible mejor medio de expresión y de vida, tras haber comprobado en primera persona que el mundo no era como él se lo imaginaba de joven.
Cabrera distingue dos tipos de películas en el cine: las que existen sólo para ganar dinero y aquellas que dicen algo acerca de la sociedad real y la gente. Hacemos aquí una reseña sobre las que fueron proyectadas en la Filmoteca en su presencia.
«Todos se van» (2015)
El origen de este proyecto se ubica en Lleida, donde en la Mostra de cine latinoamericano de hace algunos años, Sergio Cabrera le pregunta a Jorge Perugorría si sabía de la intención de algún cineasta cubano de llevar al cine la novela «Todos se van». El actor le responde que no creía que director alguno de Cuba la pudiera hacer. Diez minutos más tarde le entrega en mano su celular. Al otro lado estaba Wendy Guerra desde La Habana, completamente entusiasmada con la idea de filmar una película sobre la obra. Con el tiempo, Sílvia Jardim, la actual esposa de Cabrera, se hace con los derechos para rodar la historia.
Decía Charles Baudelaire que la patria es la infancia. Con esta cita comienza el libro homónimo de la escritora cubana, que ahora se llevó al cine. El filme abarca en realidad una parte de la novela, la de la infancia de su protagonista, una niña cuyos padres separados están luchando por mantener o hacerse con su custodia, que en Cuba está además tutelada por el Estado, también copartícipe de la patria potestad hasta la mayoría de edad.
Se da la paradoja de que si bien Cabrera había rodado «Ilona llega con la lluvia» (1996) en La Habana, en esta ocasión no obtuvo permiso del ICRT o del ICAIC para hacerlo, y tuvo que desarrollar toda la filmación en Colombia.
Excepto la colombiana Indhira Serrano y el escocés Scott Cleverdon, el resto del elenco son todos actores cubanos, incluida la niña protagonista, Rachel Mojena González, que hace de Nieve, la hija de Eva (Yoima Valdés), y que fue seleccionada en un casting de La Habana.
«Todos se van» es la historia de una niña que se ve obligada a soportar a su corta edad la tensa situación familiar, con el agravante de un padre alcohólico que casi siempre está fuera de sí. Con buenas actuaciones y bien contado, el desarrollo de este relato ambientado en 1980, tiene que ver con el tema de la confrontación permanente entre libertad y autoridad.
«Golpe de Estadio» (1999)
Dice Sergio Cabrera que esta película fue una declaratoria política suya en favor de la necesidad de vivir con paz en el país, aparte de «un mensaje sobre la dignificación del enemigo» que esperaba que contribuyera al proceso de paz, algo que ha sucedido 17 años después.
La película muestra a guerrilleros colombianos luchando contra los intereses de una multinacional estadounidense que trabaja bajo la protección del ejército. Pero a consecuencia de un partido decisivo que Colombia ha de jugar contra el Perú en el mundial de fútbol, las dos facciones pactan una tregua para disfrutar del juego a través de la televisión.
A «Golpe de Estadio» se le pueden encontrar distintas capas de lectura, dentro de que lo que nos cuenta es una comedia cargada de ironía, pero lo que más gusta y llama la atención de este filme es que trata un tema que trasciende las fronteras del país en el que está rodado, porque habla sobre cómo somos a la hora de clasificar las cosas para ponerlas en práctica. Igualmente se refiere a lo absurdo de la guerra y a la distinta percepción entre los que mandan (y no acuden a hacerla) y aquellos que se ven obligados a estar allí.
Otra lectura más sería la de la influencia que entre la población de muchos lugares tienen deportes como el fútbol, y de qué manera es posible que cambien su vida cotidiana, sea lo que sea lo que normalmente hagan.
Cabrera suele incorporar actores españoles en sus películas y para esta ocasión contó con, entre otros, Raúl Sender y Emma Suárez.
«La estrategia del caracol» (1993)
Película épica, imprescindible y que hay que ver como mínimo una vez en la vida. Pensada a partir de un artículo periodístico y de una fábula china sobre «cómo el viejo tonto movió la montaña», verla es casi un ejercicio de culto a la solidaridad y la libertad ya que trata el tema de la dignidad y la decencia frente a los abusos posibles de la burocracia. Y si alguien cree que ese debate debería estar en la calle, aquí Cabrera desarrolla todo el relato en plena vía pública.
«La estrategia del caracol» es la historia de un movimiento colectivo, creativo y solidario. Un conjunto de inquilinos unen sus esfuerzos e imaginación ante la amenaza del desalojo por desahucio del edificio donde viven.
Contaba Sergio Cabrera que con este filme pretendió rendir un homenaje a la creatividad política y al deseo permanente de cambiar el mundo. Aunque el director no es anarquista, el filme figura como uno de los mejores entre los miembros de esta filosofía política y social, y su realizador reconoce que, entre otros aspectos, también quiso contar lo que él piensa desde afuera sobre qué es el anarquismo.
«En realidad la razón de ser de la película es otra, -explicaba en la Filmoteca de Catalunya-. Yo he tenido distintos momentos de mi vida en que he intentado de diferentes formas cambiar las cosas que no me gustan. Una de ellas fue a raíz de la experiencia de vivir en China tantos años y haber estado en la Revolución Cultural. Cuando regresé a Colombia, como muchos jóvenes de esa época, quería hacer la Revolución. Era una época muy romántica en la que realmente pensábamos que íbamos a hacerla y que el año entrante iba a ser diferente, que sería más justo y que finalmente las ideas revolucionarias triunfarían».
«El mundo cambió -añadía-, pero lo hizo para peor porque ya ni siquiera queda ese romanticismo que tanto emocionó a la juventud de los años 60 y 70. Ahora todo es más material y menos romántico».
©José Luis García/Cinestel.com