Ibérica Films, productora alemana en la Barcelona republicana

19 Festival de Cine Judío de Barcelona 2017
David Oliver fundó en la Barcelona republicana de 1933, la productora Ibérica Films, de la que se conocieron cuatro títulos de cine, tres de los cuales no han sido hallados hasta nuestros días, pero sí uno de ellos, «Doña Francisquita», que fue una primera adaptación al cine de la conocida zarzuela homónima.
Oliver llegó a Barcelona huyendo de los nazis desde Alemania, donde previamente había colaborado en la fundación de la UFA, empresa que produjo los filmes de Ernest Lubitsch o el célebre «Das kabinet des Dr. Caligari». Él, que procedía de la Galicia Oriental, ya había estado antes interesado en el mundo del cine, al desarrollar una red de salas en distintos puntos de Europa, con la que llegó a poseer el 25% del mercado en Alemania. Y el Festival de Cinema Jueu y la Filmoteca de Catalunya le dedicaron este homenaje.
Fue su nieto, Mark Oliver, quien estuvo en Barcelona para la exhibición de «Doña Francisquita», una película que no hay que confundir con otra del mismo título, pero desarrollada más tarde, en 1953. Esta pieza ficcional de Ibérica Films fue rodada en 1934 por el alemán Hans Behrendt, y protagonizada por, entre otros, los actores Raquel Rodrigo, Fernando Cortés, Antonio Palacios y Matilde Vázquez.
El nieto del empresario judío ayudó también a identificar en el registro de la Filmoteca, tres anuncios publicitarios de un minuto cada uno, elaborados por Josep Serra i Massana para la empresa de su abuelo, muy curiosos y surrealistas todos ellos: uno de productos alimenticios para adelgazar, el segundo sobre un colorete en polvo, y el tercero acerca de unos impermeables para la lluvia.
«Doña Francisquita» es en síntesis la historia de un cortejo amoroso, desarrollada de una manera vinculada a como era el entretenimiento en aquella época, con una fuerte influencia del folletín, un género que en cierta medida abusaba de los tópicos que circulaban en aquel momento, y al mismo tiempo exageraba la descripción pintoresca de los personajes con la intención de provocar la sonrisa del respetable, que es como se le llamaba al público de entonces.
Aun así, a diferencia de lo que era convencional en aquel modelo de representar, el filme no concluye de una forma trágica, aunque sí que conserva su trama horizontal e inclusive poco verosímil, que por otro lado, también era representada de esta manera tan pintoresca en la denominada zarzuela.
El nieto de David Oliver dijo en la Filmoteca de Catalunya que «Doña Francisquita» fue «una película alemana, pero enfocada como una españolada», al explicar que la influencia germana recayó principalmente en el lado técnico. Su abuelo pudo mantener la distribución desde Barcelona de éstas y otras producciones de cine durante dos años, tras lo cual siguió su carrera en Inglaterra, donde también nació Mark.
©José Luis García/Cinestel.com