«La jungla interior» de Juan Barrero; vida en pareja y su relación con el mundo que nos rodea

Exhibida en la Viennale, en l’Alternativa de Barcelona, y premiada en la sección Nuevas Olas de Sevilla, esta película de Juan Barrero se transforma en una oda sobre las relaciones de pareja que se contonea entre la ficción y el documental pues son el propio director y su esposa, Gala Pérez, a quien ya habíamos visto en algún mediometraje de José Luis Guerín, quienes representan una ingeniosa fantasía sobre sus propios prejuicios, bondades, revelaciones, diferencias y planes futuros. El film no esconde que es fruto de una improvisación inicial que ambos «guionistas» han ido depurando para darle la forma que tiene.
Antes de embarcarse en una larga expedición científica hacia el paraíso del Pacífico costarricense, Juan lleva a Gala a la ciudad donde pasó su infancia, allá donde quedaron sus mejores recuerdos y su tía Enriqueta. Durante esa visita, la pareja habla sobre sus planes futuros y es ahí donde sus profundas diferencias emergen. A su regreso, Juan descubre algunos cambios con los que no contaba.
El film de Barrero es absolutamente metafórico y eso le ha permitido abrirse mucho más a la representación que en sus trabajos precedentes, el cortometraje «1939» y el documental «Entre el dictador y yo», ambos con la Guerra Civil española como telón de fondo, y quizá por esa preocupación que manifiesta acerca del rumbo que toma una sociedad o un país, a la historia de «La jungla interior» puedan encontrársele algunos paralelismos con el devenir de los acontecimientos en los más o menos últimos quince años en el territorio español, pues nos encontramos con una falsa idealización del trabajo como «paraíso» de fuente de ingresos, de igual modo que Juan se niega en la película a tener ni un solo hijo en un país en el que efectivamente una mayoría prefirió sustituir los posibles descendientes por los créditos, modificando aquel anticuado concepto de «familia numerosa» por el de «pareja con créditos numerosos», que es lo que estaba de moda. Para algunos, con un hijo estaba más que suficiente aunque los créditos y el coche eran los verdaderos hijos, cómo no, pero Juan Barrero no los emplea en la película, no habla de estos temas, dejando al espectador razonar desde su visión particular, y se dedica a resaltar los aspectos más íntimos de cada uno que casi nadie quisiéramos que los demás vieran.
«La jungla interior» es una película sobre miradas, sobre el arte de mirar y el de ser mirado, y también acerca de los recuerdos y la memoria que en el film tratan de ser recuperados como maquinaria extraordinaria de invención en la planta superior de una casa antigua de pueblo, indagando y averiguando a través de los objetos. Al inicio del film, y también en algunas otras partes, escuchamos la narración en off de un tipo que habla en alemán y nos cuenta el mito de una legendaria orquídea que existía en una isla del Pacífico y que sólo podía ser polinizada por un determinado tipo de mosquito, pero ambos están ahora extinguidos y por eso el National Geographic envía una expedición comandada por Juan a inspeccionar si todavía queda algún rastro de ellos. Más que obvio que esa narración sea en alemán, en consonancia con la actual coyuntura europea.
El catalán Luis Miñarro es el productor del film y contaba que se quiso hacer una exploración por la geografía emocional de una pareja y su conexión con el poder generador de la naturaleza, en una apuesta por una nueva narrativa que forme parte de un relevo generacional en la cinematografía española. La jungla del título es una selva impenetrable, el mundo cerrado y misterioso que puede llegar a ser una pareja, y aquí se muestra sin tapujos y sin pudor. El tratamiento de la parte final del embarazo y el parto es de un detalle pocas veces visto en el cine. En ese sentido, la película es una reflexión sobre la distancia entre quien mira y quien se deja mirar, entre la cámara y lo filmado, que cada vez es más difícil de estructurar e identificar en una época de voracidad audiovisual nunca antes vivida.
El jurado de Nuevas Olas, que premió a «La jungla interior» en el Festival de Cine Europeo de Sevilla justificó su decisión «por sus cualidades estéticas, simbólicas y poéticas, por la implicación personal en el proceso de creación de la obra de la protagonista, Gala Pérez, así como por considerar necesario apostar por la distribución de una película que está encontrando serias dificultades para ser mostrada en las salas».
©José Luis García/Cinestel.com