«Kebab & Horoscope» de Grzegorz Jaroszuk; lo absurdo de la soledad

Seminci, en la sección Punto de Encuentro.
El debutante polaco Grzegorz Jaroszuk ofrece en esta ópera prima una comedia absurda llena de humor negro y cargada de metáforas que tienen que ver con las nuevas realidades de una vida urbana plena de retos que parecen difíciles de alcanzar. La película nos presenta a un grupo de inadaptados trabajadores de una tienda de alfombras a quienes se les ofrece la oportunidad de iniciar su techo profesional y de ventas a través de dos expertos en mercadotecnia. Uno de ellos es un ex-empleado de un bar de kebabs y el otro un ex-contable en una revista sobre la vida silvestre.
La primera escena ocurre en la tienda de kebabs, donde uno de los trabajadores lee su horóscopo y a tenor de lo que ahí pone, ha decidido que debe probar suerte profesional en otros lugares. Lo acompaña en la conversación sentado en una mesa cercana, el autor de ese pronóstico astral. Ambos deciden unirse y el primer encargo que tienen es el de levantar un negocio de alfombras persas, donde deberán formar a su plantilla de vendedores.
Jaroszuk nos presenta a unos personajes que son gente torpe y solitaria que en su mayoría están buscando al amor de su vida. Desconcertados y carentes de una fórmula para sanamente asociar su fantasía a la realidad, tienen problemas para exteriorizar sus emociones, pero el inteligente guión escrito por el mismo realizador salva con brillantez esa barrera y consigue el acercamiento del espectador al asociar todo a un territorio profesional, el de las ventas comerciales, que suele estar lleno de hipocresía. A medida que avanza la película, la historia va tejiendo conexiones inesperadas entre sus aburridos y absurdos protagonistas hasta el punto de que algunos de ellos consiguen alcanzar una extraña comicidad entre sí mismos.
«Kebab & Horoscope» tiene mucho del humanismo excéntrico que destilan aquellas películas del cineasta finlandés Aki Kaurismäki, donde las personas parecen estar dotadas de una permanente estupidez inspirada, mientras aparentan estar buscándole un sentido a sus vidas. Algo parecido también al estilo de los Monty Python. Lo inexplicable no se puede explicar en el terreno de la lógica, pero ahí está, y entre las personas que muestra esta película encontramos a una joven pacífica y solitaria que vive con una madre histriónica y caprichosa que quiere localizar al amor de su infancia (en una magnífica interpretación), un adicto al azúcar, un electricista que le teme a la electricidad, un japonés que ha ido a Polonia para intentar suicidarse, y un aficionado al fútbol cuya esposa lo apoya con la condición de que la quiera.
El filme contiene bellos planos, tanto los generales como los interiores, a veces con cámara estática y en tonos fríos. Su aspecto cómico nos ayuda a suavizar una historia que en el fondo es dura porque está instalada en el plano de la soledad, la tristeza y la necesidad insatisfecha de dar y recibir amor. Jaroszuk ha construido una película absurda pero divertida porque ironiza sobre lo que les ocurre a la gente que descubren que no tiene sentido tratar de luchar en contra de la soledad, tal vez porque no saben o porque nunca se proponen el uso de sus herramientas naturales y sinceras para erradicarla, lo que los hace exteriorizar un continuo grado de insatisfacción.
©José Luis García/Cinestel.com