“La Ciudad Oculta”, el descenso a las profundidades viscerales

Estrenada en España
Del realizador de la premiada “Edificio España”, llega a las salas Zumzeig y Girona de Barcelona, así como a la Cineteca de Madrid, “La Ciudad Oculta”, una película que revela esa perspectiva tan cercana como desconocida, pero imprescindible para el buen funcionamiento de cualquier ciudad.
El director tinerfeño Víctor Moreno deja atrás aquellas imágenes tomadas entre los muros de un edificio imponente, para pasar a descender a las entrañas de una ciudad que siempre está viva y en movimiento.
¡Son las cloacas, amigo! O eso es al menos lo que mucha gente se imagina. Sin embargo, bajo esa capa de asfalto, parques, aceras y edificios, hay muchas más cosas que las que uno se pueda pensar. Transmitir la sensación de estar y moverse por ahí abajo, es el propósito fundamental de esta película extraña y a veces incómoda, pero al mismo tiempo, sorprendentemente realista.
“La Ciudad Oculta” se inicia con unos exploradores subterráneos, y con un tratamiento fotográfico maravilloso, nos transporta por los numerosos túneles profundos de la ciudad de Madrid, con sus sótanos, estrechos pasadizos, galerías y hasta espacios que perfectamente emulan la impresión de estar dentro de una cueva.
En toda esa compleja estructura tienen que convivir servicios de todo tipo, pues la capital española es una ciudad construida con una escasa o nula planificación urbanística, a consecuencia de la cual, ha sido necesaria la construcción de una red de túneles que conectan sus calles, para evitar que hubiera un caos permanente en cuanto a la circulación automovilística de superficie se refiere.
Bajo la premisa de que Madrid es una ciudad completamente agujereada, Víctor Moreno se acerca también a otros pasadizos inalcanzables para la mayoría de la población, en los cuales encuentra animales que se han colado, cucarachas, ratas, gatos, aguas residuales, y hasta búhos y mendigos que han encontrado cobijo para dormir en esas profundidades.
Lo interesante del filme es también que las situaciones que muestra, se podrían extrapolar a cualquier otra ciudad que posea túneles de tránsito o el ferrocarril metropolitano con sus viajeros. Igualmente su construcción narrativa nos evoca escenas fílmicas que perduran en nuestra memoria y que han sido tomadas en ambientes parecidos a esos. Y claro está, la experiencia sensorial está garantizada bajo ese entramado de tuberías y alcantarillas, con sus pasos luminiscentes, ventiladores, chispas de soldadura y ese agua subterránea que aparece con corrientes inesperadas.
©José Luis García/Cinestel.com