La verdad oculta e incómoda dio inicio al Festival de Cine y Derechos Humanos de Barcelona

Es la novena edición de este certamen cinematográfico catalán realizado con mucha más buena voluntad que recursos económicos y cuyos programadores han conseguido abarcar un amplio abanico de temas que hoy en día preocupan a la población más sensibilizada con la justicia.
La película elegida para la inauguración, «La verdad oculta» de Larisa Kondracki, supuso todo un aldabonazo que sacudió nuestras conciencias.
Dolor y tristeza desde un punto de vista crítico y humano son las sensaciones que uno percibe después de ver esta historia que desentraña las miserias del sistema imperante basado en los privilegios de unos pocos y en la indiferencia generalizada, no menos importante, de una mayoría que calla por miedo o porque creen que para qué pensar en ello si individualmente no podremos solucionar nada.
«La verdad oculta» es un relato basado en una historia real, la de Kathryn Bolkovac (interpretada por Rachel Weisz), policía de Nebraska, divorciada y que como necesita dinero para poder mudarse a vivir cerca de su hija, se presenta y obtiene una plaza en el Departamento Policial Internacional de la ONU.
La oficial fue contratada por DynCorp, una empresa privada norteamericana concesionaria del reclutamiento, para desempeñarse en el área de derechos humanos en 1999 tras la sangrienta guerra en Bosnia.
Al poco tiempo de comenzar, descubrió que muchas niñas y mujeres de países como Croacia, Albania y Rumanía llegaban engañadas a suelo bosnio y se convertían en víctimas del tráfico sexual. Estas redes prometían trabajo como modelos o camareras a las jóvenes pero, una vez en Bosnia, les retenían los documentos y las obligaban a ejercer la prostitución.
Lo peor es que Bolkovac descubrió que otros contratados por DynCorp, miembros de la ONU y agentes de la OTAN eran cómplices, según lo relata en un libro que escribió junto a Cari Lynn en el que especifica las trabas y obstáculos que le impusieron sus propios superiores con el fin de tratar de que desistiera en su obstinado propósito de salvar aquella situación horrenda en la que se encontraban numerosas víctimas indefensas.
Sorprendentemente, en una de las presentaciones de la película junto a la guionista Eilis Kirwan, al ser preguntada por la prensa sobre la veracidad de la historia, ésta reveló que los atropellos cometidos en Bosnia fueron tan impactantes que tuvieron que suavizar el guión.
El diario El día de Argentina reproducía unas declaraciones al respecto en las que Kondracki matizaba que «mucha gente supone que la historia es demasiado escandalosa para ser real. Cuando se enteran que la tuvimos que minimizar, quedan impactadas».
La realizadora prefirió ceñirse a los datos aportados por Bolkovac antes que haber cambiado detalles, lugares o situaciones. Puede decirse perfectamente que es una película que denuncia una situación real, que en su momento fue expuesta por la funcionaria en la cadena televisiva británica BBC, y que es una especie de documental pasado a la ficción.
La veterana Vanessa Redgrave interpreta a la delegada de una organización humanitaria del Reino Unido y Mónica Bellucci tiene un papel menor, un cargo en la oficina de la ONU de Bosnia, que interpreta con tibieza aunque no consigue restarle credibilidad ni interés a la película.
Sería fácil pensar que esta producción de Canadá y Alemania busca generar cierto impacto emocional y creer que eso que estamos viendo no puede ser cierto pero lamentablemente no es así; está basada en hechos reales aunque cueste creerlo.
Inmunidad no es impunidad, se menciona un par de veces dentro de la película.
En conexión con esta temática de derechos humanos, el escritor uruguayo Eduardo Galeano cita lo siguiente en la página 16 de su libro ‘Patas arriba: la escuela del mundo al revés’: «Los violadores que más ferozmente violan la naturaleza y los derechos humanos, jamás van presos. Ellos tienen las llaves de las cárceles. En el mundo tal cual es, mundo al revés, los países que custodian la paz mundial son los que más armas fabrican y los que más armas venden a los demás países; los bancos más prestigiosos son los que más narcodólares lavan y los que más dinero robado guardan; (…) Son dignos de impunidad y felicitación quienes matan la mayor cantidad de gente en el menor tiempo, quienes ganan la mayor cantidad de dinero con el menor trabajo y quienes exterminan la mayor cantidad de naturaleza al menor costo».
©José Luis García/Cinestel.com