Ladrones de tiempo (Time Thieves); hechos y capacidad de respuesta
DocsBarcelona 2018
Sería interesante pararse a pensar en algún momento de nuestra vida si determinadas cosas que estamos haciendo forman parte de nuestra voluntad o es una obligación que nos han impuesto otros. Ir a comer en un restaurante y, previo pago, tener que llevarte la bandeja hasta la mesa, para después de la consumición tirar los restos en un cesto de residuos, es algo que debiera de llevarnos a pensar… ¿Pero a reaccionar también?
Lo mismo sucede con los muebles que vende una conocida multinacional, donde te dan las tablas y demás accesorios y tú te lo montas en tu casa.
Y es que el negocio empresarial impone cada vez más su lógica injusta de que para eliminar los costes de los puestos de trabajo, resulta mucho más rentable que sea el propio adquisidor o consumidor quien haga las tareas que antaño realizaban algunos de sus empleados.
«Ladrones de Tiempo (Time Thieves)» es un documental que nos lleva a reflexionar sobre si los clientes han usurpado sin darse cuenta o sin que les interese demasiado, el derecho legítimo de otras personas a ganarse la vida. ¿Ese ¡Sí a todo! de alguna gente respecto a los cambios de paradigma comercial nos conduce a un pozo sin fondo?
Cosima Dannoritzer, directora alemana residente en Barcelona, vuelve de nuevo a cuestionar en este filme un tema fundamental para entender cómo funciona el mundo en estas dos primeras décadas del siglo XXI, del mismo modo a como lo hiciera en los extraordinarios «Comprar, tirar, comprar» (2010), sobre la obsolescencia programada, o en el posterior «The E-waste tragedy» (2014), alrededor del tráfico internacional de residuos electrónicos.
El productor de la película es nada menos que Carles Brugueras, el mismo que en 2013 estuvo detrás del magnífico documental de Ben Lewis titulado «Google y el cerebro mundial». Pensar en torno a nuestra relación con el tiempo es el motivo principal de este nuevo trabajo, que además asume el factor de que por lo menos hay un proyecto en Francia que se vislumbra como muy acertado.
Cosima Dannoritzer responde las preguntas de Cinestel:
– En tus películas, la introducción inicial es clave para mantener atento al espectador. ¿Es importante para ti el contextualizar todo desde el principio?
Como es un documental para la televisión y está financiado por nueve canales públicos en toda Europa, es importante que al principio hagas una indicación sobre qué es lo que van a ver. No es como el cine, donde ves unos trailers antes o lees unos artículos. En la tele mucha gente busca ver los primeros minutos porque están pensando si vale la pena gastar su tiempo en ver este documental o ver fútbol en otro canal. Entonces, primero es para atraer espectadores y explicar un poco de qué vas a hablar, pero también yo prefiero enfocar en ese comienzo las preguntas que te prometo se sucederán a lo largo de la película.
– ¿Por qué hay una clara tendencia en la gente de querer hacerlo todo deprisa? ¿Es como para intentar hacer más cosas o te obligan a ir más rápido?
Te obligan a ir más deprisa y nos obligamos a nosotros mismos también. Generalmente nos sentimos muy presionados porque percibimos que el tiempo es limitado, lo cual es verdad, y que hace falta ahorrar tiempo, por lo que estamos siempre con esa idea.
Igualmente estamos con una obsesión hacia el rendimiento, porque si pensamos que por ejemplo, el tiempo que destinamos a comer podríamos estar trabajando, o que al hacerlo en menos tiempo quizá ganamos más, es que esta cosa de que el tiempo es dinero nos está metiendo un chip en la cabeza.
Lo curioso es que siempre estamos pensando que no tenemos tiempo para nada y que deberíamos hacer más, pero en realidad también perdemos mucho de él por ejemplo en las redes sociales o haciendo cosas como querer viajar más rápido si pagamos un poco más, o algo así. Y eso que tenemos más ocasiones de combinar cosas, porque hoy en día hay más tiempo libre que hace 100 años, cuando incluso los contratos estipulaban un número superior de horas de trabajo.
– De hecho, trabajar en horario partido, como ocurre aquí en algunos sectores, puede afectar también a la vida familiar.
Claro, porque mucha gente en España hace una pausa larga al mediodía y entonces, no es que trabajan menos tiempo que el resto de Europa, sino que para hacer las mismas horas vuelven a casa mucho más tarde. Un alemán, a las 5 ya se va a un club de deporte, mientras que un español probablemente todavía está en la oficina, vuelve a casa si hay familia, igual tiene que ayudar con los deberes, hay que cocinar,… Entonces hay menos tiempo para actividades organizadas.
Pero aquí en Barcelona, el diputado Fabian Mohedano está llevando a cabo un proyecto muy interesante en Catalunya para ver si eso se puede flexibilizar, porque hay trabajadores que quizá les vaya bien las dos horas de parada al mediodía, pero igual hay otros que prefieren comer en 45 minutos y luego volver a casa dos horas antes y hacer alguna cosa más. También si comienzas más temprano tu jornada laboral, como ocurre en Alemania, podría normalmente acabar un poco antes.
– ¿Notas que el uso de Internet ha influido bastante en los horarios de las personas?
Claro que sí. El Internet es algo que está muy relacionado con el tiempo porque, por un lado, algunas cosas van mucho más rápido, pero también nos perdemos mucho en la red. Hay como una adicción en saber qué hay de nuevo, de mensajes, de noticias, cosas que se actualizan varias veces al día,… Esto también nos está ocupando el tiempo y es muy difícil escaparse de ello, porque nuestras cabezas están hechas de una manera que nos interesa lo nuevo, casi que por un puro instinto de supervivencia.
En el documental sale una chica que seriamente se está preguntando si podría dormir menos para poder hacer más cosas. Y hemos llegado a un punto que es un poco loco quizás en que pensamos que no hay tiempo.
– Pero tu documental contiene diversos testimonios de zonas muy diferentes, y de alguna manera contribuye a ver cómo se llevan estos temas en otros lugares del planeta. ¿Los japoneses de antaño que no paraban de hacer fotos por el mundo serían un ejemplo de una carrera contra el tiempo?
Sí, ahora lo entiendo mucho más después de las entrevistas que hice sobre las horas de trabajo que hacen y el hecho de que allí está muy mal visto tomarse unas vacaciones. Hubo una época en la que veíamos muchos japoneses que vinieron para tomar fotos de todo, y ahora entiendo mejor por qué lo hacen; porque si es la única vez en la vida que te dejan salir dos semanas para hacer vacaciones, pues haces fotos para verlo otra vez, ya que esto igual la empresa no te va a permitirlo hacer otra vez en 10 años o en toda tu vida. Entonces, ellos se sienten mucho más presionados cuando salen del país en estas condiciones.
En Japón conocí a gente que me hablaba de su viaje a Europa de hace 15 años. Fue un gran momento de su vida y saben que todavía tienen las fotos y también que no van a tener tiempo de volver. Es un poco triste porque piensas que la economía pone tanta presión que la gente sólo se puede ir de vacaciones una vez. Somos más eficaces si tenemos una pausa de vez en cuando.
– ¿Tuviste que descartar algún tema o testimonio por falta de espacio?
Tuve que descartar muchas cosas porque con este tema del tiempo podríamos hacer incluso una serie. Sí que personalmente me afectaba mucho el tema de las fábricas de fastfood en Estados Unidos, donde sus empleados no podían ir al lavabo, y había otros muchos casos parecidos en otros países. Por ejemplo, en Barcelona, en los call-centers yo sé que las condiciones son un poco así, donde los empleados solo tienen permiso de ir al lavabo una vez al día y luego les restan ese tiempo del sueldo. Y eso es algo que asimismo pasa en muchos países desarrollados.
También habría incluido más historias de gente que van a talleres de gestión del tiempo para ver cómo pueden organizar su vida. E igualmente están los bancos de tiempo. Yo creo que cada hora vale lo mismo, tenemos sueldos diferentes, pero cuando hablamos del tiempo, la hora es lo mismo para todos.
©José Luis García/Cinestel.com