Entrevista: Armand Rovira y Saida Benzal (“Letters to Paul Morrissey”)
Estrenada en España
Un sex symbol del cine underground, dos amantes malditos, un hombre buscando su salvación, una actriz sin éxito y una japonesa con una misteriosa enfermedad. Cinco personas diferentes sin conexión alguna aparente entre ellas, pero que lo único que tienen en común es que le envían cartas al director de cine estadounidense Paul Morrissey, el conocido colaborador de la Andy Warhol Factory que casi siempre contaba en sus películas con el actor Joe Dallesandro, una especie de símbolo sexual masculino para los seguidores del cine underground de los años 60 y 70 del siglo pasado.
“Letters to Paul Morrissey” es un filme coral que el director catalán Armand Rovira rodó en estrecha colaboración con la co-guionista y actriz alicantina Saida Benzal. Ambos han querido expresar su amor por el cine más puro a través de esta propuesta tan diferente y de muy alto nivel creativo.
Drogas, vampirismo, crisis existenciales y melodías de otro tiempo se combinan en una propuesta que si bien posee amplias referencias a un tipo de cine, consigue ser original e interesante. Para Rovira, la película es una especie de agradecimiento suyo por las buenas vibraciones que Morrissey le provocó en los años 90 cuando estaba estudiando, pues en aquel entonces llegó a sus manos una cinta VHS distribuida por Manga Films con la que descubrió “Trash”, una de las películas fundamentales del cineasta neoyorquino.
Aquel cine neorrealista le impactó, porque además se dio cuenta de que también se podían rodar buenas películas con muy pocos medios y tratando determinados temas en profundidad. Por lo tanto, siguió comprando otras cintas de Morrissey y en esta película le está haciendo una especie de homenaje, colocándole como si fuera una especie de conciencia universal que recibe cartas.
Armand Rovira y Saida Benzal responden las preguntas de Cinestel:
– En una película tan coral, ¿tuvisteis primero que estructurar algunas ideas para después darle una forma cinematográfica?
Armand: Empecé dándoles separatas a los actores, mientras que los miembros del equipo me recordaban que no teníamos un guion, aunque yo ya lo tenía todo en la cabeza mientras se lo comentaba a Saida, porque a priori no teníamos un texto cerrado y mi intención era ir viendo qué era lo que iba pasando, puesto que el rodaje se iba haciendo poco a poco.
La película la hemos rodado con cámaras de 16mm, y recoge ese espíritu libre de salir fuera y que haya libertad para filmar. A mí en general me gusta que el cine sea así, pero cuando se lo planteamos al equipo también acordamos que nos íbamos a divertir porque, con toda la saturación de imágenes audiovisuales que hay, nos propusimos hacer cine de verdad con el que pudiéramos sentir lo mismo que sentían Portabella, Jacinto Esteva o Antoni Padrós filmando en ese formato.
– ¿Y tú Saida, cómo te incorporas a este proyecto?
Saida: Cuando yo entré en el proyecto, ellos ya tenían un 30 por ciento de imágenes rodadas, y el hecho de verlas me ayudó para saber y entender por dónde iban, al no ser una película irrealista o con conversaciones costumbristas. Pero sí que ha sido todo un proceso de guión a la vez que se filmaban todas las etapas de la peli, así que hemos desarrollado todas las fases al mismo tiempo.
– ¿Entonces crees que alguien que conoce todo el proceso desde la actuación, puede aportar también algo importante al guion?
Saida: Pues fíjate que eso es una cosa que he ido aprendiendo con los años, porque yo tengo también otros proyectos de guion míos y he pasado por alguna residencia artística y con mentores bastante reputados, que me decían que los actores tenemos a nuestro favor que sabemos muy bien jugar con las emociones. Eso es algo inconsciente y ellos mismos se habían topado con actores que habían escrito guiones y que eran muy buenos en eso. Así que esa circunstancia es la que acabó por convencerme.
– ¿Y, Armand, esto te lo planteas como un homenaje a Paul Morrissey o en general al cine que te ha gustado?
Armand: Más al cine que me ha gustado, pero yo siempre digo lo mismo: cuando uno hace cine es cuando uno menos cine ve desde el punto de vista de un cineasta; entonces esas referencias están ahí, salen solas. Y es verdad que yo creo que esta película (no sé si es muy osado decirlo) se parece a muchas pelis, pero luego no se parece a ninguna debido al cóctel que hemos hecho. Aunque con ella he querido mirar al pasado para construir un poco el futuro y preguntarnos en qué momento estamos del cine contemporáneo, si hace falta dar un giro y hacia dónde, y por qué estamos rodando de esta forma y cuál es el motivo de que a los referentes que hacían cine de otra manera no los incorporemos al lenguaje contemporáneo.
– Parece una película atemporal. ¿Nunca buscasteis ceñiros a una época en concreto?
Armand: Es atemporal y con referencias al Nueva York de Paul Morrissey y Andy Warhol, pero no porque suceda exactamente en esa ciudad. Como ejemplo de ello está la parte final de la japonesa que tiene ese toque oriental, pero cuando hacemos un seguimiento de la chica por una calle, esa secuencia está rodada en Madrid. Y eso es lo bonito del cine, que al final puede tratar temas universales con los que el espectador no tiene que estar pendiente de a qué época corresponde cada objeto o situación, sino que tiendes a estar más pendiente del mensaje.
– ¿Y entonces para vosotros qué es mejor, qué destacaríais, la estética o el mensaje?
Armand: Yo siempre prefiero que la gente se lleve el mensaje, está claro. Pero si tuviera que destacar lo uno sobre lo otro, no lo sé. Creo que tienes una mezcla que hay que hacer que funcione, pero sí que es verdad que para mí lo más importante es el mensaje. Aunque también hay gente a quienes el mensaje no le entra tanto y se queda con lo formal, con elementos como la fotografía por ejemplo.
Saida: Obviamente, para mí también prima el mensaje, pero sí que en este caso creo que va bastante unido el estilo de Armand y la manera de expresarse, pues el lenguaje cinematográfico también es un tipo de mensaje también, por como se exaltan las cosas respecto a esa forma de expresión. Yo me quedaría con el mensaje, pero creo que en este caso todo va unido.
– ¿Y en cuanto a los actores y actrices, cómo trabajasteis con ellos su participación en la película?
Armand: Ése fue un proceso un poco angustioso para los actores. Por ejemplo, una de las chicas, Agnès Llobet, durante los dos o tres años que trabajó para nosotros en diferentes etapas, estuvo también rodando series en Mallorca y tuvo cambios como cortes de pelo y demás que crean mucha angustia para cualquier persona que se dedica a la actuación.
En el caso del personaje Udo Strauss del actor catalán Xavi Sáez, no hubo ningún problema, pero todo depende de las circunstancias de cada uno de los intérpretes. Inclusive muchas veces, ellos quieren rodar pronto, más que nada no porque no quieran rodar contigo, sino por el hecho de que posiblemente tengan que cambiar de look. Pero ya se sabe lo que pasa con estos proyectos tan largos en los que incluso ellos también quieren en algún momento desprenderse de sus personajes.
– ¿El rodaje fue en su mayor parte en Mallorca?
Armand: Yo estuve viviendo una temporada en Mallorca y me pilló hacia el final de la película cuando me fui a rodar a Madrid, así que yo creo que el porcentaje es del 90 por ciento en la isla y un 10 por ciento en Madrid, y la parte de Saida está toda rodada en Alcalá de Henares. Lo curioso es que siendo yo catalán y la mayor parte del equipo somos de Cataluña, no hemos rodado nada en Barcelona.
©José Luis García/Cinestel.com