Artesanos de la luz

*por Daniela Espejo desde México D.F.
Después de varios meses de lanzado en las librerías del país, se realizó en la Ciudad de México la semana pasada la esperada presentación del libro “Luces, Cámara, Acción: cinefotógrafos del cine mexicano” de Hugo Lara Chávez y Elisa Lozano, editado por la Cineteca Nacional, el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) y el Festival Internacional de Cine de Amiens, Francia. Los periodistas e investigadores, que reunieron en este volumen 22 entrevistas con los directores de fotografía más representativos del cine azteca, estuvieron por supuesto presentes en el evento, acompañados por dos cinefotógrafos de larga trayectoria e importante personalidad como lo son Toni Khun y Serguei Saldívar Tanaka.




El cine de Luis Buñuel, la introducción de la fotografía a color, las disrupciones de los 60 y 70 irán conformando los distintos capítulos de este recorrido histórico que se va acercando hasta nuestros días. La cinefotografía mexicana actual incluye nombres como Emmanuel Lubezki, recientemente nominado al Oscar por su trabajo en “El árbol de la vida” de Terrence Malik o Rodrigo Prieto, valorado fotógrafo de las películas de Alejandro González Iñárritu. Pero no son los únicos ya que Damián García, quien fotografiara “El infierno” de Luis Estrada, o Alexis Zabé, responsable de la imagen de “Alamar”, no tienen la misma fama pero la calidad de su oficio se destaca por igual. El trabajo en Hollywood ha hecho en muchos casos que ciertos cinefotógrafos cobraran más relevancia a nivel internacional.
Otro de los destacados en el libro, Serguei Saldívar Tanaka, estuvo presente en la presentación del volumen y recordó su primer largometraje, “Libre de culpas” de Marcel Sisniega, donde experimentó con el proceso químico de la retención de plata en el negativo, riesgo que tomó para lograr que la imagen se viera de una manera no convencional. Esta técnica fue la que más tarde adoptó Rodrigo Prieto para trabajar la imagen de “Amores Perros”, pero con su estilo personal. Saldívar recordó: “Alguna vez me dijeron que en Estados Unidos jamás lo hubieran permitido porque es muy peligroso. Esas son las oportunidades que podemos tener aquí en México. Experimentando, cometiendo errores, se logran cosas muy interesantes. Hoy en día no me atrevería jamás a hacer algo así. Por suerte la película quedó muy bien, pero con el tiempo fui aprendiendo a ser un poco más cuidadoso y más conservador.” La técnica le otorga principalmente un contraste muy fuerte a los colores, y fue más tarde adoptado por cineastas de todo el mundo y sobre todo inundó el mundo de la publicidad.

(fotografías cortesía de Marco Martínez)
