La polémica sobre “Lo que el viento se llevó” inicia un debate interesante

Desde que HBO retirara de su servicio de streaming la película “Lo que el viento se llevó” (Gone with the wind) (1939), se ha iniciado un debate interesante en relación a la necesidad de contextualizar determinadas obras audiovisuales cuyos contenidos se vieron influenciados por las falsas y/o malintencionadas creencias de la época en que se produjeron.
La famosa película dirigida por Victor Fleming, George Cukor y Sam Wood es claramente una historia que ensalza la denominada “supremacía blanca”, al tiempo que hace alarde de lo que se vino en llamar la “propaganda social” del momento.
Aquí las mujeres blancas aparecen vestidas con elegancia y sus hombres como galanes, mientras que sus esclavos son sin posibilidad de cambio, unos seres dependientes y muy obedientes. Y esa es la idea que subyace en toda la trama de la película.
Las críticas a esa línea general del guion no se hicieron esperar y ya entonces, en aquella cuarta década del siglo XX, fueron unas cuantas las voces que se alzaron contra lo que consideraban un insulto hacia el pueblo afrodescendiente o, cuando menos, una burla disfrazada de buenas intenciones. En este caso se recalcaba también esa vertiente “amable” que no se detectaba en otras películas como puede ser la de “El nacimiento de una nación”, mucho más cruel hacia la población de piel morena.
Con el precedente de la retirada del film en 2017 de la proyección que anualmente se hacía en el Orpheum Theatre de Menphis (Tenesee), ahora ha sido HBO Max quien ha hecho lo propio, tras un artículo escrito por John Ridley en Los Angeles Times a consecuencia de las protestas por la muerte de George Floyd a manos de un policía uniformado.
La polémica creada inicia un debate interesante alrededor de la exigencia de un revisionismo histórico que las cinematecas de otros países, empezando por las de Alemania con sus películas de propaganda nazi, ya llevan años practicando con éxito. Y evidentemente, a esa contextualización de filmes conectados a los crímenes contra la humanidad, genocidios y guerras, debería de sumarse la de aquellos relatos cuyo argumento posea connotaciones racistas.
Sería absurdo que historias como la que protagonizan Clark Gable y Vivien Leigh fueran prohibidas por intentar mostrar una sociedad esclavista ideal para los esclavizadores, pero sí que merece la pena esta polémica en el sentido de trabajar activamente para abordar este tema de una manera responsable, también sin olvidarnos de la visión sesgada y tendenciosa con que la mayoría de las películas del género western trataban la figura de los pueblos originarios de América.
©José Luis García/Cinestel.com