«Locke» de Steven Knight; emoción, tensión, ética y desplazamiento

Con el rápido desarrollo que están teniendo las tecnologías en estos últimos tiempos, la verdad es que ya no nos resulta tan extraño ver propuestas en el cine que estén directamente relacionadas con ese auge. Lo complejo es formular una historia que sea creíble y que nos brinde la oportunidad de seguirla con interés. «Locke» cumple con esas dos ideas y es una película en la que se manejan emociones diametralmente opuestas en su protagonista principal, a quien en la casi hora y media que dura el film, lo vamos a ver conduciendo en el interior de su automóvil y hablando casi de seguido a través del manos libres de su teléfono celular.
Contado de esta manera, puede parecer que estamos hablando de una propuesta descabellada, pero nada más lejos de la realidad porque en este innovador filme, Ivan Locke (interpretado por Tom Hardy) tiene que batallar con tres frentes graves y urgentes que se le han presentado sin previo aviso en un mismo día. Uno de ellos es profesional y los otros dos se ciñen a su vida íntima y familiar. «Locke» es una película que se rodó durante cinco días en la autopista M6, en el tramo que une Birmigham con Londres, cuyo sensacional guión incursiona en un drama moral y existencial. Para el rodaje, el coche circulaba la mayoría del tiempo sobre la plataforma de piso bajo del tráiler de un camión, lo que sin duda facilitó, y mucho, la magistral interpretación del actor.
Respecto a ese personaje principal, que todo el tiempo está en pantalla, al inicio del film nos parecerá uno, pero viendo cómo aquellas partes más importantes de su vida están a punto de desmoronarse, intuiremos que al final del metraje podríamos encontrarnos con otra persona diferente. Él se encuentra en una posición extrema y muy enrevesada ya que ese mismo mundo que funcionaba plácida y apaciblemente, parece que podría llevarle al borde del delirio, pese a que se trata de una persona honesta y de carácter tranquilo que tiene un especial interés en evitar a toda costa los errores que cometió su padre al abandonar a toda la familia cuando él era niño. Para evitar la brusquedad en el lenguaje empleado en determinadas zonas de Inglaterra, el actor tuvo que adaptar su voz al acento galés que es mucho más suave, de modo que se enfatizara en el film ese carácter pacífico de Ivan Locke.
En definitiva, «Locke» es un filme original, soberbio y conmovedor sobre una persona a la que todo se le complica de repente y que se ve obligado a intentar resolverlo urgente e íntegramente en la distancia mientras lucha contra sus demonios internos, en particular el recuerdo de lo que fue su progenitor. Los seis minutos iniciales de la película son cruciales para que el espectador conozca las diferentes piezas que compondrán este relato y cuando acabe el film, sin duda ya se habrá olvidado de que durante la narración no ha conocido el rostro de las distintas personas que van hablando por vía telefónica. Cine puro en una escala íntima, sin necesidad de artificios ni efectos especiales.
©José Luis García/Cinestel.com