“Marta Show”, la bailarina de cabaret que se hizo artista callejera
Estreno en Buenos Aires
Cómo se transforma el delirio en mensaje, la indiferencia en solidaridad y el dolor en arte. A la bailarina y actriz Malena Moffatt le llamó fuertemente la atención la constante presencia en una vereda de una singular artista callejera y más tarde logró plasmar esa experiencia en este documental.
Marta es una mujer de 75 años que en otras épocas viajó por toda Latinoamérica como bailarina de cabaret, llegando incluso a ser una de las pioneras del streaptease en Buenos Aires.
Tras la desgracia de padecer una fuerte crisis emocional, se desvinculó de aquel trabajo y un tiempo después, ideó un espectáculo callejero al cual denominó “Marta Show”, que es justamente el título elegido para esta película.
Al principio los vecinos la miraron con estupefacción, pero ahora ya se han acostumbrado a su mezcla de varieté y happening de todos los sábados.
Poesías, canciones, coreografías y playbacks pertenecientes a los años dorados de esta mujer, suenan todos los días en un sector de la vereda que está contra las rejas de una plaza. Malena Moffatt aceptó la propuesta de la artista de participar en su show y el filme exhibe también un exquisito respeto por esta persona que lleva 12 años en situación de calle. Junto a otros integrantes que atraviesan problemas parecidos a los que ella tiene, ha formado este grupo de resistencia cultural que se opone a la tristeza, la inequidad y la indiferencia de los demás.
Junto al productor, guionista y montajista, Bruno López, Malena, quien define esta experiencia como una de las más “vivificantes” que ha tenido, codirigió este documental y ambos responden las preguntas de Cinestel:
– ¿Definirían a Marta como una persona virtuosa que ama la libertad?
Malena: No intentaría definirla. Tampoco la idealizaría a una especie de heroína o virtuosa. Marta es alguien muy diferente a mí y a quien le tengo mucho respeto y cariño. Tenemos dos modos distintos de interpretar y relacionarnos con el mundo. Lo que nos unió fue algo muy antiguo y universal que es el arte con su gran poder transformador, que trasciende las diferencias y está en oposición a crear mundos cerrados y excluyentes.
El Show es un espacio de resistencia cultural ante la indiferencia y la tristeza de la sociedad. Una rebelión al sistema de consumo y a la desigualdad que este genera. Un estar en lo mismo sin decir lo mismo. Un acto de amor y creación en un devenir sin cierre y sin verdad.
– ¿Y cómo se construye un guion sobre la base de una protagonista tan desbordante en todos los sentidos?
Bruno: El guión lo hicimos en dos etapas. La primer etapa tuvo que ver más con presentar unas cuantas hipótesis de trabajo a partir de las cuales salir a filmar. En esa instancia fue cuando le propuse a Malena que ella fuera la coprotagonista. Sin dudas para mi Malena era un personaje muy importante. Con estas hipótesis claras salimos a grabar durante un año y medio.
La segunda etapa tuvo que ver más con desentrañar la historia del gran volumen de material; teníamos más de 300 horas de material crudo que ofrecían la punta de ovillo de muchas películas distintas. Yo trabajo como montajista hace años y se me hace muy práctico guionar a partir de la imagen y el sonido. Eso sí, siempre tuve unas 5 o 6 escenas que eran estructurales y que eran claves para la construcción del arco dramático.
Yo creo que si uno mira mucho algo, aparece una nueva forma de describirlo y esta película tiene un poco eso. Miré mucho el material y traté de olvidarme de las formas aprendidas de lo que es un documental o lo que se espera que cuente en un documental. Además la experiencia de co-dirigir para mí tuvo mucho que ver con la naturaleza del proyecto mismo.
Así como en la película Marta y Malena hablan de las tensiones de ellas a la hora de producir el show, también nosotros las tuvimos. Male viene de un mundo completamente distinto que es del teatro. A mí me gusta mucho el documental justamente por esa libertad que hay a la hora de guionar, que el teatro la tiene pero de otra forma. Yo creo que una de las premisas que tuve con el guión de esta película fue que no debía forzar los acontecimientos en el rodaje. Me limité a observar y grabar mucho. Esto trajo una dificultad, debido a la cantidad de material que se produjo, que era verdaderamente demencial; pero también trajo una ventaja, porque la espontaneidad y las cosas que sucedieron no fueron sustraídas a los personajes sino que se dieron en el contexto de sus vidas cotidianas.
– ¿Pero entonces es más sencillo construir un relato a partir de una persona verdaderamente creativa que respecto a otra que tal vez no lo sea tanto?
Bruno: Desde mi punto de vista no necesariamente; yo soy de la idea de que cualquier persona o fenómeno que uno mire detenidamente empieza a transformarse y a ofrecernos posibilidades narrativas. Es a partir de esta alquimia que aparecen los relatos: uno observa algo y eso al encontrarse con nuestras ideas empieza a proponer su relato casi de forma automática. Por ejemplo, el documental en primera persona que está muy en boga y que corrobora un poco la idea que decía antes. A mí me encantan y son el claro ejemplo de que una historia puede aparecer en cualquier sitio; lo importante es alguien que tenga el interés en contarla.
También si uno piensa en las redes sociales por ejemplo, los perfiles de las personas, tanto de facebook o instagram, proponen una narrativa, quizás un poco vacua de esas personas. Por eso no creo que el hecho de tener una persona creativa en frente facilite el proceso de construir un relato, sino más bien la mirada que uno tiene con ese objeto y cómo se deja transformar por lo que uno observa.
– ¿Y por qué creen que costó que la gente que pasa por la calle se acostumbrara al espectáculo callejero de Marta?
Malena: Porque lo distinto asusta. Sin embargo salir al encuentro con el otro es la clave de la transformación y liberación mutua para crear un mundo más bello, justo y solidario.
– ¿Se les contagió algo de ese espíritu liberador de Marta?
Bruno: Yo creo que sí, y en ese sentido creo que la película es un ejemplo de eso. Yo tenía muchos preconceptos acerca de cómo armar una película y muchos vicios que tienen que ver con mi formación por haber pasado por una escuela de cine que enseña el modelo de producción industrial. Cuando uno sale a la realidad se encuentra con otra cosa y la capacidad de adaptarse a lo que uno tiene enfrente y no querer imponer ciertas formas establecidas a la película sin dudas tiene que ver con algo que me transfirió Marta. En su forma de ser hay una libertad que intenté imprimir en la película, traducirla en lenguaje y aunque es una idea un poco pretenciosa, fue a partir de conocer el Marta Show que lo aprendí y me dejé llevar.
©José Luis García/Cinestel.com