Entrevista a Martín Deus por su ópera prima «Mi Mejor Amigo»
Estreno en Argentina
El argentino Martín Deus, egresado de la Escuela de San Antonio de los Baños, encara su primer largo de ficción tras haber puesto en circulación cinco exitosos cortometrajes que han participado en más de 50 festivales en todo el mundo.
Con dos profesionales de la actuación tan conocidos como Moro Anghileri y Guillermo Pfening entre el elenco, «Mi Mejor Amigo» es una película que protagonizan Angelo Mutti Spinetta y Lautaro Rodríguez.
Ellos dos son Lorenzo por un lado, un adolescente que está a punto de acabar la educación secundaria, y Caíto, otro joven que por una desgracia familiar tiene que irse a vivir a la casa del primero, mientras se resuelve una complicada enfermedad hospitalaria que padece su hermano, ambos hijos de un gran amigo del padre de Lorenzo.
Con guion escrito por el propio realizador, la historia que cuenta el film busca ir más allá de los clichés más habituales que se pudieran dar en una situación así, presentando a dos chicos que tienen una forma de ser e inclusive un tipo de estabilidad económica completamente opuestos. Aquí son de gran importancia esas diferencias, pues en realidad son las que acaban forjando un tipo de atracción muy particular entre ellos, mientras que al mismo tiempo se están preguntando quiénes son y cuál es su lugar en este mundo.
Y como ya se sabe que los antagonismos unen muchas veces a las personas, el encuentro entre estos dos jóvenes tan diferentes entre sí, puede dar lugar a un ejercicio de autodescubrimiento, tanto emocional como a nivel sexual. Aunque, por otro lado, tampoco los conflictos escapan a esa percepción mutua.
Martín Deus responde las preguntas de Cinestel:
– ¿Te sentís más seguro trabajando con algunos actores conocidos entre el elenco?
Hasta «Mi Mejor Amigo» siempre pensé que era al revés, que me sentía más cómodo con actores desconocidos. En mis cortos anteriores trabajé casi únicamente con actores en formación, con actores de teatro o incluso con gente que nunca había actuado. Pero bueno, en este caso, a Guillermo Pfening ya lo conocía desde hace tiempo, incluso de antes de que se volviera un actor famoso. Y Moro resultó ser una persona muy accesible, para nada estrella, además de que conectamos automáticamente, incluso nos hicimos amigos y seguimos charlando y viéndonos cada tanto. O sea que no siento que haya tenido nunca que “lidiar” con la fama del elenco o con egos desorbitados.
Por otra parte, fue muy placentero trabajar con actores profesionales, con una carrera detrás, con un oficio muy ejercitado. La verdad es que fue increíble, una gran sensación de alivio. A veces, con chicos sin experiencia, sentís que podés hacer muchas cosas, pero que todo depende de vos, que tenés que estar todo el tiempo dirigiéndolos. Con Moro y Guille fue un gran placer no tener que hacer casi nada, apenas hacer un par de sugerencias y que ellos se encargaran del resto. O poder disfrutar de sentarme frente al monitor a ver lo que ellos tenían para proponer, que casi siempre estaba buenísimo.
– ¿Podríamos decir que «Mi mejor amigo» es una película sobre formas menos frecuentes en el cine de atracción y complementación mutua?
Bueno, creo que hay muchas películas románticas y hay muchas películas de “buddies”, de compañeros. Quizás, lo singular de «Mi Mejor amigo» es que explora una zona intermedia, una frontera difusa entre ambos géneros. En literatura, creo que hay más ejemplos de estas relaciones de amistad apasionada, de fascinación mutua: En el camino, de Jack Kerouac; Demian, de Hermann Hesse,…
– Y sin embargo en esta película hay un marco de conflictos que excede lo que meramente es el ámbito juvenil y adolescente. La mayoría de personajes tienen los suyos propios, ¿no es así?
En las películas, los personajes que más me gustan, los personajes que más se quedan conmigo aún después de la proyección, son los que luchan con “sus temas”, sus demonios, sus trabas. Por eso, creo que le dediqué más tiempo a conocer a Lorenzo y a Caíto, a entenderlos sin juzgarlos, a ahondar en aquello que quizás ellos mismos se atreverían a confesar.
En la película se enfrentan a algunas “peripecias”: una noche que salieron sin permiso, secretos que deben esconderle a los padres, travesuras, transgresiones, pero lo importante no es tanto cómo salen de esos problemas, sino lo que significan para el proceso de cada uno de luchar contra esos demonios, esas trabas personales.
Lorenzo se siente solo, siente que no encaja, y siente que tiene algo dentro que no puede sacar y que está haciendo presión hacia afuera. Su camino, con avances y retrocesos, es el de animarse a decir lo que siente.
Y Caíto, por su parte, es un chico que ha tenido una vida dura y al que le han enseñado que a la vida hay que responderle con la misma moneda, con la violencia, con el desinterés hacia los demás. Si no cambia eso, va camino a pegársela contra una pared. Si la influencia de esta nueva amistad consigue cambiarlo, va a aprender a valorar a la gente que lo quiere y a quererse a sí mismo, a vencer ese estigma de “chico malo” que los demás le impusieron y que terminó por creérselo también él mismo.
– ¿Qué cosas te sorprendieron de Ángelo Mutti Spinetta a la hora de seleccionarlo como protagonista?
Me impactó la lectura adulta y juiciosa que había hecho del guión. Fue una sensación muy contradictoria sentarme a hablar con un niño de 15 años, que tenía esa voz profunda pero que se le iba a cada rato como típico adolescente. Que viniera de una familia de artistas y de un contexto muy liberal me dio cierta tranquilidad también, no sé cómo hubiera hecho si no para tratar temas tan delicados como la sexualidad.
– También llamar Caíto al personaje de Lautaro Rodríguez es en cierta forma un homenaje al hermano de Guille. ¿Lo sintió de esa forma Pfening cuando se lo contaste?
Con Guille soy amigo desde hace muchos años. Todavía ni se me había ocurrido que él podía llegar a hacer el papel del papá (primero era imprescindible definir al protagonista, o sea, a su hijo), cuando le escribí para preguntarle si tenía algún drama en usar el nombre de Caito. La verdad es que tenía un compañero de fútbol al que le decían así y me parecía muy simpático, no es que me hubiera inspirado en el hermano de Guille. Pero bueno, entendía que la coincidencia el día de mañana podía generar confusión así que le pregunté y me dio permiso. Hace poco me contó que su hermano está re contento, que siempre que escucha su nombre en el trailer, le encanta.
©José Luis García/Cinestel.com