Miranda July reflexiona sobre «El Futuro» y cómo afrontar la madurez sin problemas

De niña tenía una carpeta con la frase: “Maneras de volver atrás en el tiempo/entrar en otros mundos”. Nunca llegué a guardar nada dentro, pero aún tengo la carpeta y la sensación de que quizá exista una forma de hacerlo. Pero moverme hacia delante con el tiempo, minuto a minuto, día a día, se ha convertido en un reto que para mí es pura ciencia-ficción y, a veces, casi tan imposible. De eso trata esta película.
Me parece, ahora que soy una mujer de treinta y pico años, que el protagonista se ha convertido en el protagonista de mi vida. Me quedé asombrada al darme cuenta de que era consciente de mi propia mortalidad, de que la vida era finita. Supongo que esto significa el principio de la madurez. O, si no se está dispuesto a madurar, el principio de un problema.
Jason reacciona ante esta condición como cualquier artista: no hace nada, pero al dejarse llevar por los errores y las coincidencias, se sumerge en un proceso creativo. Tiene dudas, pero no pierde la fe y eso le lleva hacia algo nuevo. Quería mostrar el lado espiritual, incluso místico, de la creatividad, que trata más de una supervivencia que de una creación o una producción.
Mientras tanto, y con la misma determinación, Sophie, mi personaje, quiere crear un baile para YouTube. Aquí tenemos la otra cara de la creatividad, el deseo de llamar la atención, íntegramente basado en un objetivo. Intento mantener este deseo aparcado y vivir como hace Jason. Era más fácil hace diez años, cuando no estaba bien visto querer llamar la atención. Pero Internet nos ha expuesto a la necesidad de crear una reacción en el mundo que nos rodea.
Basta con desenchufar Internet y bam, se entra en crisis al tener que enfrentarse al vacío sin una distracción. Como escritora y guionista, debo hacer frente a esta crisis a diario, pero ¿qué ocurrirá si no puedo superarlo?
Sería como estar en una película de terror. Sentiría tanta desilusión conmigo misma que rompería con mi vida, y en ese caso (porque esto es una fantasía) se ocuparían de mí, como de una niña. Ocurriría en una casa muy limpia en las afueras, una casa con sábanas buenas. Pero aquí hay dos impedimentos. El primero es que debería dejar a mi media naranja y el segundo es que nadie tiene tiempo para vigilarme cada segundo del día. Y tiene que ser cada segundo porque en el momento en que me quede sola, mi verdadero yo volverá a la superficie y será una pesadilla.
Por mucho que intentes huir de la vida que llevas, al final acabas en el mismo sitio. Siempre tienes que ser tú, tienes que inventar el baile. Pero ahora es más difícil y se han perdido unas cuantas cosas en el camino. Por eso, la historia también se cuenta desde el punto de vista de lo que se perdió, el gato. Paw Paw dice la verdad y está totalmente expuesto, como un recién nacido o una persona muy mayor. Solo a través de él, pude describir el vértigo agridulce del amor verdadero, lo que me llevó a pensar en la mortalidad.
*Miranda July, directora y protagonista de «El Futuro». Estrenada en España.