Nelson Pereira dos Santos rinde tributo al músico que fusionó la bossa nova y el jazz

El realizador brasileño es uno de los pocos cineastas latinoamericanos que comenzaron allá por el año 1955 que todavía dirigen películas. El argentino Fernando Birri, quien también tuvo sus inicios en aquella década, está activo pero ahora como actor protagonista de un nuevo filme de Eliseo Subiela titulado «Paisajes devorados» tras filmar «El fausto criollo».
Pereira dos Santos visitó por segunda vez el Festival de Cine de Lima, una muestra de cine latinoamericano que aglutina y convoca el interés de un creciente número de realizadores.
Este protagonista del llamado cinema novo ha fragmentado en dos películas una visión sobre los aportes y la vida del músico, compositor, cantante y guitarrista brasilero Tom Jobim, aquel que internacionalizara la bossa nova hasta el punto de hacerla confluir con el jazz para crear un nuevo sonido y perfeccionara sus músicas con algunos toques de samba que proporcionaban un original ritmo exótico a sus armonías.
De los dos trabajos, en Lima presentó el primero, «La música según Tom Jobim», un filme documental en el que imágenes y acordes musicales se suceden cronológicamente con imágenes sin ningún tipo de narración, entrevistas testimoniales o subtítulos.
«La luz de Tom», su segundo largometraje que se estrena en Brasil este mes de septiembre, ya es un documental más tradicional cuyo eje son las explicaciones que dan tres importantes mujeres en la vida del músico.
El exhibido en Lima está estructurado en tres actos: la música que estuvo inspirada en la naturaleza, la dedicada a su amada ciudad Río do Janeiro y la muestra de su devoción por un gran número de figuras y rostros femeninos. «Hacer esto con material de archivo era muy difícil, -dijo Pereira do Santos-, porque mi idea no concordaba mucho con lo que había, pero trabajando con esos archivos descubrí un hilo conductor con algunas pinceladas de fotografías, documentos que dan una idea muy rápida de lo que pasaba en su vida.
Trabajó conmigo la nieta de Tom, Dora Jobim, una joven muy dedicada al cine que me abrió el acceso al archivo del Instituto Tom Jobim donde encontramos el setenta por ciento de las escenas que utilizamos».
En la película aparecen unas imágenes de Judy Garland cantando temas de Jobim, unos tres minutos de edición que costaron la friolera de 66.000 dólares en importación de derechos. Ella Fitzgerald también fue incluida. «Es curioso que el que costó menos fue Frank Sinatra -dijo Pereira- porque tenía un acuerdo con la familia Jobim para trabajar y hacer cosas juntos para que Sinatra pudiera utilizar la música de Tom Jobim de una manera más fácil; por eso pudimos utilizar la figura de Frank Sinatra de una forma accesible a nuestras posibilidades».
Respecto al método que emplea para sus películas, contó que escribe el guión pensando en aquello que es importante, «la película nace en mi cerebro, con los ojos cerrados. Ahí es donde hay que verla antes y claro que hay discusiones abiertas con los colaboradores propios, con el director de fotografía por ejemplo. Yo también asumo la edición siempre. Hoy es posible tener un equipo con división de tareas, pero cuando yo empecé era muy difícil».
Nelson Pereira dos Santos se felicitó de que Brasil haya alcanzado una producción cercana al centenar de películas anuales. «Los productores tradicionales de cine en América Latina, Argentina y México, tienen una producción de alto nivel. Está también la cuestión política de la producción donde yo creo que la orientación de Argentina es para el cine de autor, como los franceses hacen. En Brasil tenemos una posición contraria. El gobierno financia las obras pero los dirigentes de los organismos que dan ayuda al cine ponen como condición el suceso (éxito) comercial».
«Es complicado porque yo siempre les pregunto que cómo saben que una película tendrá suceso o no. Es imposible. Si los americanos supieran de eso, ninguna película de ellos perdería dinero. Hacen más de trescientas películas por año y la mayoría no obtienen el resultado que paga su costo. Esa es la verdad. Nosotros como cineastas no podemos saber si eso va a vender o no».
A través de la empresa Petrobras se ha restaurado a modo digital prácticamente toda la filmografía brasilera. Las películas de Pereira también, a excepción de «El justiciero», una comedia cuya copia original fue aprehendida y destruida por la policía política del ejército en el año 1972. «Tenía una copia 16mm en Italia y entonces conseguimos hacer la restauración, pero no es la misma cosa» -explicó en Lima.
Su primer largo «Río 40 grados» resultó exitoso, según el realizador, «porque fue confiscado por la policía y fue liberado tras un gran debate nacional. En el año 55, el de la campaña electoral para presidente de la República, la película fue prohibida, los periodistas hicieron una campaña permanente a favor de ella y en el Tribunal Superior ganó la libertad en el año 56.
Era una película totalmente desconocida. Yo era un jovencito que estaba empezando a trabajar y la policía fue la empresa de publicidad que teníamos porque transformó la cinta en una película muy conocida».
Consciente de que dentro de poco será muy difícil trabajar con película de 35mm, el cineasta se declara un nostálgico de este sistema aunque se dispone a usar en su próximo trabajo el medio digital. Su nueva propuesta va a ser un documental sobre la vida de Roquette Pinto, un académico brasilero de letras que fundó en Brasil la Radio Educativa y el Cine Educativo además de hablar perfectamente el idioma tupí de los indígenas.
También prepara una ficción ambientada en la época en la que Pedro II, el emperador de Brasil, fue depuesto tras haber decretado el fin de la esclavitud en el país. (cba/rbc) (©cinestel.com)