El maestro Nerio Barberis rinde tributo al productor Gustavo Montiel

Nerio Barberis, argentino que vive en el D.F. desde hace muchos años, se inició como sonidista en 1968 en Buenos Aires. Fue integrante del Grupo Cine de la Base y luego de la desaparición forzada de su compañero Raymundo Gleyzer decidió emprender el exilio primero a Perú y más tarde a México para desempeñarse como supervisor de sonido de un sinfín de películas y como docente en el CCC donde coincide con Gustavo Montiel Pagés quien tristemente falleció este pasado mes de agosto.
El maestro Barberis interrumpe unos minutos su trabajo en los Estudios Churubusco Azteca para contarnos cómo veía a Montiel:
«A Gustavo lo podría definir como un gran apasionado. Amaba profundamente lo que hacía. Amaba el cine por sobre todas las cosas y vivía con profunda intensidad todo lo que hacía.
Fue un cineasta integral, fue productor, director y también un gestor importante en la educación.
Gustavo fue alumno del Centro de Capacitación Cinematográfica en México, luego fue director académico, más tarde director de la Escuela y a continuación dirigió la Escuela Latinoamericana de Escuelas de Cine y el CILECT, la Federación Mundial.
Era un hombre muy preocupado por la educación y la formación y profundamente amante del cine. Era controversial como corresponde a cualquier persona apasionada.
Yo lo recuerdo como alumno en el CCC, siempre emprendedor, simpático,… recuerdo su risotada siempre, recuerdo sus ‘montieladas’ que le decíamos cada vez que hacía una cagada. Afectuoso, gustoso de las tertulias de las mesas de las cocinas y de las comidas interminables con buen vino. Un hombre gozador de la vida«.
– ¿Participó en todos los procesos de creación?
Desde ya él empezó con su primer largometraje que lo hizo como tesis de su escuela y luego hizo varios documentales y desde la escuela generó un trabajo de producción muy importante.
Empezó con una línea que luego se generalizó en otras escuelas y en otros lugares del mundo que era la ópera prima en el CCC. Él gestó ese concepto de producción y luego saliendo de la escuela, participando en el Instituto de Cinematografía como director de producción también acumuló una gran experiencia del mismo modo que como realizador. Su último film «Marea de arena» es demostración de eso y ahora estaba preparando nuevos proyectos. Ya tenía un nuevo guión cuya producción estaba tratando de levantar.
Como fue crítico de cine en sus comienzos, era un hombre muy conocedor, un cinéfilo y un hombre que podía hablar de todas las formas y las actividades de la industria.
– «Marea de arena» lo dirigió en coproducción con la Argentina y él mencionaba en alguna presentación del film que había desarrollado el guión y todo el proceso en un año y medio. Parece un proceso relativamente corto para lo que se tarda en hacer una película.¿Tal era su pasión por el trabajo?
Siempre estaba escribiendo. Creo que tiene una novela oculta por ahí que estamos tratando de encontrar, nunca editada. Siempre estaba elaborando guiones y ya tenía uno preparado que estaba tratando de levantar para producir. Él era un hombre profundamente productivo y también hay que anotar que además de eso era maestro, siempre estuvo preocupado por la formación, dio clases y nos obligaba a todos a mirar un poquito más allá, a comprender y entender las ideas de la cinematografía.
– Entre las películas que produjo estuvo la primera de Carlos Carrera, «La mujer de Benjamín», y una con España que es «Aro Tonbukhin, en la mente del asesino» de Agustí Villaronga. De todas formas, ¿su trabajo predominante era con óperas primas?
En principio sí. Fue quizá uno de los grandes gestores que en México empezaran a producir óperas primas. Lo empezó a generar antes de que fuera director del CCC. Él estaba muy preocupado de que los estudiantes egresados pudieran filmar y utilizó la Escuela como un trampolín para que eso pasara. Desde ese momento, hace ya muchos años, el CCC produce una ópera prima por año. Luego la otra escuela, el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, también adoptó esa política. Fue un generador de esto, de que filmaran los jóvenes.
– Le recuerdo hablando en el BAFICI del 2008 en referencia al dinero de los fondos que no eran suficientes para producir porque estaba muy cara la producción y explicaba con claridad las distintas fases. Parecía conocedor y multifacético.
Lo último que hizo él en el Centro de Capacitación Cinematográfica fue crear la carrera de producción como un ente independiente del curso regular porque estaba muy preocupado por la formación de los productores, sentía que había falencias en ese aspecto y que había que formar productores.
Siempre concibió muy inteligentemente que una película era un proyecto de producción, aunque fuera un proyecto de un realizador. En el fondo una película es un proyecto de producción. Él era muy claro en esto y trataba de formar bajo estos conceptos.
©José Luis García/Cinestel.com