Entrevista al documentalista chileno Patricio Guzmán (1ª parte). «Nostalgia de la luz», una profunda reflexión sobre la importancia de la memoria
Recientemente se exhibió en Nueva York tras una retrospectiva de las obras de Guzmán en Harvard en la que también se incluyó este film que tuvo que ser re-programado una vez más con el teatro lleno de público y un aforo de casi 400 plazas y con un buen debate al final porque es un público culto universitario.
En el Museo de Arte Moderno de la ciudad norteamericana de los rascacielos tuvo su avant-premiere auspiciada por la distribuidora Cinema Tropical. Ahora participará en Lleida a concurso en la sección de documentales de la Mostra de Cine Latinoamericano de Cataluña.
En el film vemos cómo unos astrónomos llegan a un desierto al norte de Chile para observar las estrellas, pero su sol abrasador conserva incluso los restos humanos de los prisioneros políticos de la dictadura. Mientras que los astrónomos estudian galaxias distantes buscando vida extraterrestre, unas mujeres excavan en el desierto en busca de sus parientes desaparecidos…
En esta primera parte de una extensa entrevista, Patricio Guzmán cuenta a Cinestel cuáles son los pilares sobre los que se sustenta «Nostalgia de la Luz»:
«Es una película que se desarrolla en el desierto de Atacama, que es un territorio donde las cosas permanecen para siempre porque la humedad prácticamente es cero y, por tanto, es un territorio del pasado. Hay seis culturas precolombinas, hay momias, están los más grandes observatorios de la tierra y tanto los astrónomos como los arqueólogos y los geólogos observan el pasado, es un territorio del pasado y también hay allí un grupo de mujeres que buscan todavía los restos de los desparecidos de la dictadura de Pinochet de tal forma que yo he reunido en una historia tres tipos de personas que estudian ese pasado.
Es una película metafórica, poética, que aborda el tema de los desaparecidos desde los millones de años atrás que ve un astrónomo, desde las galaxias más lejos, pasando por las momias precolombinas y llegando a los restos de los desaparecidos de Pinochet».
– Aparece en «Nostalgia de la Luz» una pareja y en ellos se observan perfectamente los extremos a los que nos puede llevar el juego de nuestra memoria, pues uno de ellos tiene el olvido del Alzeimer y otro recuerda a la perfección el pasado.
Ella es la esposa de Miguel Lawner, es un arquitecto que estuvo en seis campos de prisión diferentes y que conservó en su memoria cada espacio, cada celda, cada patio,…. porque al ser arquitecto contó con sus pasos los espacios de cada lugar para después reproducirlos en planos.
El ejército creyó que había borrado de la faz de la tierra esos campos, pero Miguel Lawner los reconstruyó al pie de obra, es decir, no hay ningún dato inexacto en sus planos. Él recuperó para la democracia y para la historia los planos de seis cárceles diferentes y su mujer, que también es arquitecto, por desgracia tiene Alzeimer y ha perdido paulatinamente la memoria. Por eso esta pareja constituye una paradoja pues mientras él lo recuerda todo, ella lo está olvidando todo. Se parecen a Chile, es una metáfora de Chile donde hay una parte del país que quiere acordarse y otra que no hace más que olvidar.
– Muy emocional también el caso que presenta en su documental de Violeta Berrios quien habla del horror que supuso tirar a los desaparecidos al mar y se plantea si eso realmente fue así. Esta mujer lo justifica diciendo que «ellos me enseñaron a no creer» y al espectador enseguida nos surge el interrogante de que parece que no hay ninguna prueba de que tiraran a los desaparecidos al mar, sino que simplemente se dice que fue así.
Sí la hay, por lo menos existen dos pruebas. Hay un piloto de helicóptero que confesó haber tirado cuerpos al mar y por otra parte hay un cuerpo que fue arrojado a la costa y que fue devuelto por las olas a la playa. Es una prisionera que estaba viva en el momento de ser lanzada al mar y logró zafarse de la roca, soltarse del pedazo de trabazón al cual estaba amarrada y la corriente marina la devolvió a la playa.
Los arqueólogos y los médicos forenses, al estudiar los alambres que ella tenía, descubrieron que era un cuerpo arrojado al mar en alta mar y que las olas lo habían devuelto. Esas dos pruebas son las máximas que hay de que se arrojaron cuerpos al mar.
– Dice usted que «ante la incertidumbre del porvenir, el pasado nos habla» y por eso perder la memoria es lo peor que nos puede ocurrir. ¿Cree que los poderes establecidos tienen interés en que la población pierda la memoria?
Es una pregunta larga de responder porque yo pienso que durante los cuatro gobiernos de la transición política ha habido un cierto avance en el tema. Del cien por ciento de casos de violaciones a los derechos humanos se ha resuelto el cuarenta por cien y hay un sesenta que aún falta. La pregunta que cabría hacerse es por qué los jueces tardan tantos años en resolver este sesenta por ciento que falta.
Yo no digo que se llegue al cien por cien porque es muy difícil, pero por lo menos se podría llegar a un ochenta por cien.
Esto no ha ocurrido porque la colaboración del ejército ha sido muy débil. Algunas personas han confesado ante un sacerdote lo que han visto y el sacerdote lo ha contado a los jueces. O bien, por una crisis moral, algún miembro del ejército ha hablado, pero son muy pocos y han ayudado mucho porque evidentemente los jueces han concatenado los acontecimientos para llegar a otros casos.
Son muy pocos y tal como en la película lo dice el arqueólogo, cuando las mujeres estuvieron muy cerca de encontrar los cuerpos Pinochet ordenó desenterrar los restos y trasladarlos a otro lugar o arrojarlos al mar y Lautaro Núñez, el arqueólogo que aparece en la película, se pregunta que si este camión tuvo soldados, tuvo autoridades militares importantes, había un destacamento haciendo este trabajo y, por tanto, había muchos testigos y sin embargo por el sentido de Cuerpo no hablan, que es una manera absurda de concebir la verdad o confundirla con una traición.
Yo pienso que con los años las cosas se van a ir aclarando lentamente. Cuando yo filmé la película, aparecieron tres cuerpos y estos cuerpos van a seguir apareciendo como un goteo durante años, ya que nadie habla, pero van a aparecer porque, como en el desierto se conservan, hay muchas minas, hay mucha gente que excava, no solamente las mujeres, van a aparecer estos cuerpos y poco a poco yo creo que se va a llegar a un equilibrio aunque yo creo que esto se va a producir en mucho tiempo. Yo creo que esto va a durar cincuenta o sesenta años más y que causó un daño al país importante porque la memoria no es solamente un tema intelectual o de profesores universitarios o de gente con formación diferente que lo normal. Pienso que la memoria es una adquisición que los pueblos modernos han hecho y que hay que utilizarla para justamente dar más energía a un pueblo.
Del mismo modo como la ecología hace veinte años no se conocía, ni tampoco la libertad sexual o el matrimonio homosexual y la memoria era un asunto olvidado, recordemos que en Alemania hasta los años ’60 no se podía hablar del nazismo, yo pienso que la pérdida de la memoria causa graves daños a un pueblo no solamente morales sino económicos,…. en todos los sentidos de la palabra. Un pueblo pierde energía para desenvolverse en el contexto de las naciones, pierde fuerza, pierde imagen.
Chile es un país rico, comparado con otros países de América Latina, y sin embargo es un pueblo que no habla, que trabaja mucho, donde la gente no sonríe, Santiago es una ciudad violenta y yo creo que todo esto se debe a que no se ha logrado una concientización con lo que pasó: los padres no le contaron a los hijos, los hijos se sienten fuera de la situación, hay dos millones de jóvenes que no votan y todo esto conspira contra un país que es magnífico y que podría tener un presente mucho mejor.
José Luis García/Cinestel.com 19/03/2011