“1982, La gesta”, de Nicolás Canale; hablan los veteranos de Malvinas
Coincidiendo con el 40 aniversario de la Guerra de Malvinas, el realizador Nicolás Canale ha enfocado su primer largometraje documental en los sentimientos y reacciones de algunos de los veteranos sobrevivientes de lo que en Argentina se llama La Gesta, cuando se refieren a aquella recuperación de un archipiélago que había sido argentino hasta que el 2 de enero de 1833 fue ocupado por los británicos en nombre del Rey de Inglaterra.
El 2 de abril de 1982, la Junta Militar decidió que los soldados argentinos desembarcaran en aquel lugar remoto, iniciando así un conflicto que se alargó por algún tiempo hasta que el Reino Unido lo volvió a recuperar.
“1982, La gesta” es un filme que reúne los testimonios de una veintena de protagonistas de la historia del conflicto armado del Atlántico Sur, que relatan paso a paso y cronológicamente sus vivencias en aquel momento extremo de sus vidas. A cada uno de ellos hubo que entrevistarles durante una hora y media o dos horas para poder concretar mejor después la edición definitiva. La obra también es un retorno a los detalles de aquella contienda y al dolor de la pérdida de muchos soldados que se desplazaron al lugar de los hechos.
El propósito de Canale es el de ofrecer este trabajo suyo como un documento histórico de invaluable interés, donde se puedan cotejar las diferentes partes del flujo de acontecimientos que se sucedieron a lo largo de aquella recuperación. Dicho esto, el primer impulso económico que recibió esta iniciativa audiovisual correspondió al municipio de San Miguel, donde el 2 de abril de este año se exhibió en una plaza una prematura versión de este documental.
Asimismo, dentro del numeroso equipo técnico que hizo posible este filme documental se halla Luciano Nacci, quien hizo la asistencia de dirección de la película y colaboró en su distribución, al margen del trabajo de los cuatro socios de la productora Faro films: Claudia Echeverría, Matías Payer, Patricio Dondo y el propio director.
Nicolás Canale responde las preguntas de Cinestel:
– ¿Era complicado encontrar testimonios gráficos de lo que allí sucedió?
Fue un laburo arduo y pasaron bastantes personas por ese trabajo del equipo, aunque uno de los productores asociados fue quien se encargó de recopilar todo ese material, y algunos de nuestros contactos consiguieron también que gente de la Armada nos acercara también otro material. Vos pensá que por ejemplo Nicolás Kasanzew, que fue el único corresponsal de guerra que estuvo allí presente, perdió aproximadamente el 95% de su material, pues al volver se lo incautaron y se quedó sin él como una forma de tapar todo lo que había pasado.
Así que no quedó mucho. Hay algunas cosas que usamos que son conocidas, otras no tanto, pero tratamos de elegir de lo que íbamos contando, lo que más nos servía para cada momento.
– Uno de los aspectos más interesantes es la diversidad de personas que aparecen, ya que en lugar de haber sido una película que siguiera a uno de los mandos militares, de esta forma se tiene una visión más amplia de qué es lo que pasó en aquel momento. ¿Era ese vuestro propósito?
Sí, porque queríamos contar globalmente cómo fue el conflicto y no podíamos hacerlo si no hubiéramos entrevistado a gente de la Fuerza Aérea, del Ejército y de la Armada. Pero tengo que destacar también que en la Guerra de Malvinas también participó Prefectura y Gendarmería, participaron civiles, participaron algunas mujeres como enfermeras… Nosotros no podíamos abarcar todo, pero sí por lo menos las tres fuerzas militares que estuvieron ahí y quisimos contar a través de ellos qué fue lo que sucedió. Ojalá en otro momento podamos contar Malvinas desde otras facetas.
– Sí, pero no son solamente los militares los que salen en el film, sino que además hay otros testimonios históricos, como puede ser el de Juan Manuel Fangio, a través de los cuales se puede percibir cómo vivió la gente aquellos primeros momentos de la recuperación.
Ahí me pareció importante porque todos aquellos que pudieron vivir en aquella época saben que más allá de las cuestiones políticas, la forma de manifestarse en la plaza diciéndole a Galtieri que se presentaría batalla, tuvo un apoyo unánime de todos lados, de todos los sectores del país. Fue impresionante, y pareciera que después de terminar la guerra, en las siguientes décadas, hay algunos como que se quisieron medio borrar de eso, como diciendo que ellos no estuvieron ahí, pero en realidad, en ese momento estuvieron todos, más allá de que se pueda discutir algunas cosas o la manera de hacerlo o la preparación, las estrategias,… Pero en ese momento apoyaron todos. Y sí, quisimos poner algunas de las personalidades conocidas del momento como Fangio y Favaloro, que eran muy representativas de aquella época, y ahí se ve que hasta ellos estaban dando el apoyo sin ningún miedo.
– Y en cuanto a las secuelas de aquella guerra, “1982, La gesta” se concentra en el llamado stress postraumático, un problema que fue idéntico a lo que les pasó a los ex-combatientes norteamericanos del Vietnam. ¿Hubo alguien más que hubieses querido que apareciera en la película y que debido a esos problemas emocionales no pudo salir en pantalla?
No fue el caso. Sí que hubo alguno que no pudo aparecer, pero por cuestiones de agenda y de tiempo. Ya pasaron 40 años y yo creo que quedan menos veteranos tan golpeados por ese stress postraumático hoy en día, porque lamentablemente muchos de ellos en los primeros tiempos se suicidaron, y también hubo muchos que no hablaban al principio, pero después empezaron a hablar y a juntarse entre ellos, lo cual los ayudó mucho.
La gran mayoría de los participantes ya superaron esa etapa. Debe haber, por supuesto, algunos que la siguen sufriendo, pero por lo menos con los que estuvimos en contacto nosotros, tienen una mirada muy superadora del tema y no tienen ningún problema en hablar.
– La mayor parte del documental tiene como una especie de trasfondo musical, está compuesto por Lucas Córdoba y suena con estilo sinfónico de una manera bastante imponente. ¿Se grabó en una orquesta?
Nos hubiera encantado, pero el presupuesto no nos daba para algo así. La compuso Lucas con equipos electrónicos y después hay algunas otras partes que son de stock de música que compramos para completar un poco toda la banda sonora, porque sin pretender abusar, sí que usamos la música para acompañar los momentos, aun cuando, más tirando hacia la rendición hay algunos momentos de mayor silencio y viento sureño, pero sí que es cierto que a la música le dimos un papel bastante importante en la película.
– Y el filme, como documento histórico que es, sería muy interesante que lo pudiera ver gente que está estudiando secundaria, como un momento clave de la Historia de Argentina, o quizá podría ir a alguna plataforma de Internet. ¿Cómo os planteáis la futura difusión de esta película? ¿Con qué propósito?
Sobre las plataformas, a los que nos encanta el cine nos gusta ir a ver las películas en una sala, encerrarnos ahí frente a una pantalla grande, pero hoy en día esas plataformas tienen un papel muy importante también, tienen mucha competencia y la verdad es que hacen llegar las películas a mucha más gente. Sobre todo, las películas independientes como la nuestra, si llegan a entrar en una plataforma, tienen muchas más posibilidades de ser vistas que metiéndose en el cine.
A nosotros nos dieron seis salas en todo el país para el estreno. Para ser una película independiente está bien, pero no estamos llegando a todos lados. Y por otra parte, sí estamos pensando acceder a los colegios con la película a través de municipios que la alquilen o la compren para exhibirla en los centros educativos, porque creo que no hay otra película sobre el tema que cuente así globalmente toda la Guerra de Malvinas, y menos desde los protagonistas. Así que ojalá se dé.
©José Luis García/Cinestel.com