«Betibú» de Miguel Cohan; la difícil tarea de buscar quién fue el asesino
Llegó a los cines argentinos lo que, sin exagerar en absoluto, se puede calificar como uno de los dos mayores acontecimientos del cine nacional para este año 2014. «Betibú» es la adaptación o simplificación de la novela homónima de la talentosa escritora Claudia Piñeiro quien coloca a sus personajes en la situación extrema de tener que investigar un crimen en apariencia disfrazado como un suicidio. La película es un intenso policial que va in crescendo a través de unas actuaciones que nunca dejan de perder su interés, credibilidad y riqueza.
En un country (en España diríamos urbanización privada) llamado La Maravillosa, una empleada doméstica encuentra degollado a su patrón, el poderoso empresario Pedro Chazarreta sobre quien, a su vez, siempre existieron sospechas de que hubiera tenido algo que ver con el asesinato de su esposa, fingiendo un torpe accidente doméstico.
En uno de los periódicos de mayor tirada del país, Rinaldi, el director, decide convocar a Nurit Iscar, una escritora que firma sus novelas policiales como Betibú, para dar cobertura informativa a la noticia. Ella en principio está reacia a colaborar con unas notas de no ficción, pero no le queda otro remedio que aceptar como consecuencia de la apremiante situación económica en la que se encuentra.
Miguel Cohan ha preferido centrar más el relato en lo que es la trama policial para que los espectadores podamos estar atentos a todos los posibles recovecos que puedan ir apareciendo, priorizando esa parte antes que dedicándose a ampliar otros aspectos que se manifiestan con más insistencia en el libro, como puede ser los intentos que hace uno de los personajes por recuperar un viejo amor perdido y el vínculo con su esposa, la relación de Betibú con sus amigas, y el porqué de su retiro que la ha llevado en los últimos años a permanecer oculta en el ostracismo creativo y voluntario, trabajando como escritora fantasma. Valga resaltar que en la presentación de la película a la que asistimos en Buenos Aires, el realizador puntualizó que los sucesivos borradores del guión iban siendo remitidos a la escritora de la idea original, la novela, para saber su opinión, lo cual le honra como cineasta y ojalá algunos otros que no lo hacen tomaran nota de este importante detalle. Asegura que Piñeiro en todo momento respetó su autonomía creativa.
Obvio que partiendo del texto de un libro, van a quedar diversas parcelas sin un reflejo en el cine porque son dos lenguajes distintos, pero a través de su actitud tan abierta y colaborativa, el director junto con su hermana Ana Cohan, ha sabido captar el espíritu de los personajes originales: una escritora llevando a cabo una investigación a partir de su gran intuición e intentando separar del trabajo que está desempeñando, lo que le pasa en el plano afectivo; un veterano reportero encargado de la sección de sucesos; y un joven y novato periodista más acostumbrado a buscar los datos por Internet que a la averiguación sobre el terreno de las noticias. Este contraste entre ambos profesionales del periodismo es un punto que la película aborda menos en profundidad que la novela, donde Claudia Piñeiro parece estar reivindicando con más fuerza el periodismo analítico y de reflexión frente a la rapidez e inmediatez con que en Internet se suelen difundir las noticias.
En el terreno actoral, las actuaciones son formidables básicamente porque los interpretes han entendido sus respectivos personajes como una pieza más del puzzle, sin caer en maniqueísmos que habrían desviado la atención del público porque no responderían directamente a la trama. Este factor es importante para evitar que el espectador tome distancia y, de este modo, se integre de lleno dentro de lo que es la investigación y pueda seguir a los protagonistas en su complejidad. Como se comprueba al ver la película, en ningún momento te quedas saciado y compartes el interés por avanzar de los personajes hasta un final en el que se intuirán algunas tramas de corrupción.
Los actores principales son Mercedes Morán en su papel de Betibú (onomatopeya de Betty Boop), Daniel Fanego como Brenan, el periodista veterano que cree que puede dar más, pero que por haber cumplido 60 años ya lo están relegando a funciones menores dentro de su publicación, y el argentino radicado en España Alberto Ammann como el periodista principiante. El español José Coronado interpreta al director de El Tribuno, el diario en el que trabajan los protagonistas. Su nacionalidad está cambiada para la película, que es una coproducción con Tornasol Films de España, al igual que aparece un archivero caracterizado por Norman Briski que tampoco está en la novela original, siendo en este caso el único personaje inventado para el film.
Claudia Piñeiro ya había visto una de sus novelas adaptada al cine, «Las viudas de los jueves», película dirigida por Marcelo Piñeyro, el maestro de Miguel Cohan cuyo primer film «Sin retorno» fue el siguiente que Haddock Films produjo tras el éxito en los Oscar de Hollywood de «El secreto de sus ojos» de Juan José Campanella.
Consultada la productora argentina Vanessa Ragone acerca de las ventas internacionales, adelantó a Cinestel que el filme tiene ya concretada distribución en toda Latinoamérica a través de Warner y que también ha sido comprado para su difusión en toda Asia. En el continente europeo, se estrenará en España y se irán conociendo más detalles en el futuro, una vez que empiece el trabajo de selección de compras de las distribuidoras cinematográficas europeas.
©José Luis García/Cinestel.com