Sebastián Rodríguez debuta con su road movie “Camino al éxito”
Estreno en Argentina
Cinéfilo empedernido, el debutante director argentino Sebastián Rodríguez es el autor de un guion que incluye rastros que tienen que ver con esos gustos cinematográficos, en una película que refleja lo que es capaz de hacer alguien por intentar alcanzar sus metas más profundas.
Hugo y su pequeño sobrino Enzo se lanzan a la ruta camino de Buenos Aires con la idea de presentarse a unas pruebas que un cazador de jóvenes talentos les ha ofrecido para incorporar al chico a la disciplina de un club radicado en la Capital Federal.
“Camino al éxito” es una historia que en el transcurso de su duración transpira toda una diversidad de situaciones que van desde algunos conflictos existenciales derivados de una vida difícil a nivel económico, hasta ligeros toques de humor que provocan que sea una película distinta y sugestiva al mismo tiempo.
Rodríguez no ha dudado en plasmar en este relato su debilidad por road movies como Easy Rider, Little Miss Sunshine o Un mundo perfecto que provocaron su cariño por esta forma de hacer cine en la cual sus protagonistas siempre se hallan en movimiento, al tiempo que en ese avanzar se van encontrando con distintos personajes de lo más variopinto.
La película es también un viaje emocional de dos personas convencidas de que lo mejor está por venir, en tanto que la ruta funciona como una especie de duelo personal, luego de las internas familiares que el chico ha tenido que soportar en su localidad natal, y mientras que la profundidad de esta historia va de a poco creciendo hacia un final en el cual se sepa por fin el resultado de la prueba.
El director responde las preguntas de Cinestel:
– La secuencia inicial de la película es muy llamativa y técnicamente impecable, pues introduce a Hugo (el tío) de una manera muy especial. ¿De quién fue la idea de hacerla así?
A mí siempre me fascinaron los comienzos de las películas. Cuando veo cintas de grandes realizadores me fijo mucho en cómo arrancan. Me gusta sobre todo el cine de Scorsese y pongo particularmente la atención en esos comienzos suyos de los filmes que son tan fuertes. Es uno de los momentos en los que considero que uno no puede fallar.
Después durante la película tenés otros momentos en los cuales trabajás de otra manera, pero me parece en general que los comienzos de las películas son determinantes a la hora de plantear no solamente la temática, sino que también visualmente tienen que ser algo fuerte como para dejar un precedente al espectador. Siempre me gustaron los planos secuencia y es algo a lo que siempre trataré de ir recurriendo, aun cuando suelen ser muy difíciles y complejos de realizar. De hecho, después hay un plano secuencia más en la película y siempre quise que la primera escena de mi primera película no pudiera empezar de otra manera, donde inclusive las locaciones las pensé en base a ese plano secuencia del taller.
– En “Camino al éxito” lo que vemos es una confrontación o dicotomía entre lo que es la pasión por un deporte como es el fútbol y la pasión por el dinero. ¿Pretendiste dejar subyacente esa tensión?
No sé si el punto es el amor al deporte, aunque el fútbol como contexto era la excusa básicamente, pero me parecía que está por un lado lo material del personaje -un tipo totalmente materialista-, a quien lo único que le importa es él mismo y salir de ese pueblo, y por otra parte su lado más de afectos, su lado más familiar, más simbólico,… toda la contrapartida a ese personaje materialista.
Entonces se pone en juego esta dicotomía, como vos decís, entre lo materialista -todo el tiempo la plata está presente en la película- y el lado humano que cada vez va ganando más terreno en esta historia, afiliado esencialmente a los valores, pues para mí el filme es una lucha entre sus valores, sus relaciones y el dinero. Es fácil que aquí uno se pregunte hasta qué punto puede llegar una persona a aceptar cambios económicos con tal de vender a su sobrino, aun cuando el viaje funciona como catarsis y de alguna manera logra destrabar ese conflicto que él tiene como adulto.
– Pero también este protagonista adulto es algo torpe y esto nos lleva a que la película tenga algunas pinceladas de comedia absurda. ¿Piensas que esta inclusión cómica facilita el seguimiento y el interés por parte del espectador?
De por sí, siempre me gustó la comedia y pensé que acá no podía faltar, aunque también es cierto que hay que saber medir las cuotas, ya que una película sólo con comedia en general no se sostiene. Yo siempre fui un gran admirador de Juan José Campanella en Argentina, y él tiene ese tono mixto entre la comedia y que al segundo puedas terminar emocionándote con una escena. Siempre me pareció importante ese tono.
Sobre todo en la primera parte del film, donde tenía más libertad de jugar con esta aventura, tuve el placer de poder desarrollar un poco más de comedia con la idea de poder empatizar algo mejor con este personaje tan tosco, bruto e interesado, para que en vez de caernos mal con lo que le va sucediendo, con el correr de la ruta vaya siendo mejor asimilado por el espectador cuando lo conocemos un poco más.
Yo siempre doy otro ejemplo: “El Joker”, que es una gran película, pero que con su personaje es muy difícil de empatizar porque no deja de ser un asesino, pero conectás con él desde un espacio mucho más interno y lo empezás a comprender un poco en lo que le pasa.
– Y luego tenemos al protagonista juvenil, a quien viéndole actuar yo diría que él tenía algún tipo de experiencia ya en la actuación; se le nota bastante experimentado. ¿Eso estaba ya pensado? ¿Escribiste el papel expresamente para él?
Trabajar con chicos de la franja de 11-13 años siempre es complicado, así que el papel del nene fue algo más complejo y sin dudas, lo más desafiante que yo sentía que había en la película, y un poco el casting fue orientado en base a eso: tenía por un lado muchos chicos que eran muy buenos jugando a fútbol -jugadores, pero poco actores-, y por otro lado estaba Benjamín Otero, quien capaz no era el mejor jugando a la pelota, pero tenía mucha experiencia actoral con dos películas, que no es poco para esa edad; había visto cosas de él y charlé con mucha gente que había trabajado con el joven en sus películas, así que me parecía que estaba muy bien.
El chico tenía esa pizca entre humor y rebeldía, dulzura que el personaje necesitaba. Así que me dejé un poco de lado el requisito de que fuera un jugador de fútbol. Después las escenas del juego en la cancha están dobladas, es otro chico, y lo que me pareció más importante fue que el protagonista juvenil supiera manejarse frente a cámara, no tanto que fuera habilidoso como deportista, porque luego, si el chico no respondía en el resto de la película, era un problema, sobre todo pensando que se trataba de mi primera experiencia como director. Al final, gracias a él, se me hizo más fácil de lo que pensaba, e inclusive una coach estuvo ayudándole y Benjamín se terminó encariñando con el actor Sergio Prina como si fuera su tío de verdad.
– Al margen de los protagonistas contaste con el trabajo de otros profesionales que van apareciendo. ¿Te sentiste afortunado de que todos ellos te hicieran un espacio en sus agendas para rodar algunas escenas de la película?
Esos personajes que aparecen y desaparecen sí eran complejos porque, sin pretender buscar personas que fueran muy conocidas, intenté buscar profesionales hábiles a la hora de representar las distintas jerarquías que aparecen en la película y con una actuación importante, no menor, evitando así que quedaran desdibujados por un tema simple de guion. Lo cierto es que busqué gente que tuviera un peso en la actuación, como son Germán de Silva, Mariano Argento, Paula Carruega, Erika de Sautu Riestra, Eugenia Gerty, Antonella Saldicco o Mario Moscoso.
Saldicco acababa de ganar dos Premios Sur y le propuse rodar dos escenas chiquitas y vino a dar todo como si fuera una protagonista. Y con todos los personajes el trabajo fue maravilloso y sí, obviamente es un placer trabajar con esa calidad humana de los actores.
– En ese sentido, es importante destacar que los personajes femeninos que van apareciendo a lo largo de “Camino al éxito” son contrapuestos porque sus actitudes son completamente diferentes unas de otras, con lo cual uno se imagina que has intentado ofrecer la máxima diversidad posible, pensando que en un trayecto tan largo en automóvil te puedes encontrar cualquier persona. ¿No es así?
A mí siempre me pareció que haciendo un relato en una carretera yo podía jugar a que apareciera cualquier cosa en una película y no me quería cerrar en que fuera una historia dedicada al fútbol. Aun cuando yo soy fanático de ese deporte, de Messi y demás, me parecía mucho más importante contar la vida de este personaje que por algún motivo había quedado frustrado por un viejo sueño y que no ha podido avanzar, -un poco lo que le puede pasar a cualquier persona- y desde ahí empezar a conectar con el espectador.
Después está la escusa del viaje, sobre la que yo siempre recuerdo Little Miss Sunshine, que es una película que siempre me gustó, donde la excusa es el concurso, pero la potencia que tiene el arco narrativo de los personajes durante el viaje hace que la excusa tenga menos peso. Entonces lo más importante termina siendo esa lucha de los personajes consigo mismos.
Lo mismo me pasaba con estos personajes. Quería ir más allá de ese deporte o de la ruta, puesto que quería hablar de ese personaje un poco corrido y abandonado de este sistema en un pueblo del interior de la provincia de Buenos Aires. Yo recorrí mucho y te encontrás con este tipo de historias, no solamente ahí sino que también en la Capital Federal. No quiere decir que solo sea con gente de pueblos.
Y los personajes femeninos son igual de importantes porque aparecen durante la película, pero son determinantes también, sobre todo el de Paula que me parecía un personaje que era novedoso para la vida de Hugo, porque él se empieza a reflejar en ella y empieza a darse cuenta de que hay vida más allá de su entorno, mientras que a ella le suceden más cosas. Paula viene a poner sobre la mesa un montón de aspectos que Hugo no tenía en cuenta.
– Y mientras que el título de la película te podría remitir en un inicio al chico, que está deseando triunfar en lo que es su pasión por el fútbol, luego resulta que casi todos los personajes persiguen un sueño y quizá también anden buscando su éxito, tal y como ellos lo entienden.
Primero de todo, tendríamos que definir qué es el éxito. Lo lineal del título sería triunfar en el fútbol, pero por otro lado hay otra búsqueda, pues también me parece que el éxito tiene que ver con conocerse a uno mismo o reconocer que el tío logre ver a su familia y a sus afectos. Una transformación positiva del personaje sería el verdadero éxito de una historia de estas características.
©José Luis García/Cinestel.com