«De martes a martes» de Gustavo Triviño. Compromiso o silencio
El argentino Gustavo Triviño, profesional muy ligado al medio audiovisual y cinematográfico, presenta su ópera prima en largometraje de ficción con un personaje principal humillado por sus compañeros de trabajo que se ve abocado por las circunstancias de un encuentro fortuito a tener que decidir entre el compromiso de la ética o el silencio cómplice para su desarrollo económico.
Gustavo Triviño cuenta a Cinestel la génesis de este proyecto:
«Yo trabajo como técnico en un equipo de cámara, soy operador de steadycam, egresé de la escuela de cine hace dieciséis años y salí con la idea de algún día ser director pero la realidad es que no es fácil dirigir un primer film, entonces te acomodas en donde sea para trabajar adentro de un set y estar cerca de lo que es hacer una película.
A mí me tocó durante un tiempo asistir directores y me di cuenta que era algo que no me gustaba hacer, me resultaba muy ingrato y me pasé al equipo de cámara con mi hermano.
Desde ahí conocí a mucha gente. Hace dieciocho años que trabajo atrás de una cámara y gracias a una productora que no participó en el proyecto pero leyó el guión, me presenté a un concurso que organiza una vez por año el Instituto de Cine por el que te dan un subsidio de determinada plata para hacer tu ópera prima, un concurso difícil donde van montones de guiones. Siempre pensé que en esas cosas había acomodo y que todos se conocen pero no lo hay. La verdad es que fui con un prejuicio que luego resultó no ser así porque sorprendentemente lo gané sin acomodo de nada.
Y a partir de ahí se armó la pelota. Es una peli muy chiquita pero al haber trabajado muchos años detrás de una cámara conozco mucha gente y pude armarme un equipo de profesionales con la misma sintonía para poder hacer la película que yo quería hacer y lo conseguí. No tengo quejas al respecto y para mí fue como mágico aunque tardé dieciséis años en poder filmar mi primera película y espero no tardar otros dieciséis para filmar la segunda, pero para mí fue muy placentero».
– El protagonista de «De martes a martes» tiene una obsesión por la musculación y aparte de eso parece que en la historia incorporas una especie de intento de extorsión.
Sí, el protagonista es Juan Benitez, trabajador de una fábrica de mala muerte donde no es el lugar más feliz del mundo para estar trabajando ahí y su objetivo es salir algún día de la fábrica y ponerse su propio gimnasio de musculación, que es su hobbie y su gran pasión.
Juan Benitez lo actúa Pablo Pinto y era un desafío encontrar algún actor que tenga cuarenta años, para mí era muy importante que él sea amenazante osea que sea alguien que más bien si lo ves venir por la calle te cruces porque te pienses que te va a robar o a golpear, que tenga más o menos esa amenaza en la cara pero que cuando lo escuches hablar sepas que es un tipo bueno, de buenos valores y encontrar a alguien así que sea un patovica (gorila) no hay en Argentina un actor con las características que yo buscaba. Si había alguien que daba así de cara, no tenía el físico que yo pretendía para ese personaje y encontré a Pablo Pinto con 91 kilos gracias a la directora de arte, Lola Sosa, después de buscarlo y buscarlo. Lo vi y le dije bueno, pesás 91 kilos pero te preciso de ciento veinte. Y Pablo subió 29 kilos para actuar.
Para mí fue una apuesta y me daba miedo hacer semejante esfuerzo y que después la película no funcione, osea que él no esté a la altura de la película como actor, alguien que nunca actuó en su vida que se ponga una película en los hombros y estar adelante de un set completo y rodeado de actores con mucho oficio, como está en el resto de la peli, y estoy feliz por el laburazo (trabajazo), por como fue el rodaje y como él se fue acomodando a lo que le íbamos pidiendo todo el equipo y resultó un oficio que no parece de alguien que haya hecho su primer película como actor.
– También están en el elenco Malena Sánchez, la actriz de «Familia para armar», y el muy conocido Alejandro Awada que debe estar ocupadísimo de trabajo. ¿Cómo lo hiciste para concretar con él este rodaje?
Con Alejandro no soy amigo de él de antes de la filmación. Yo, al trabajar con el equipo de cámaras como operador de steadycam tengo filmados casi sesenta largos más algunos de asistente de mi hermano que también trabaja en lo mismo.
Eso me permitió trabajar con la gran mayoría de actores de la Argentina, de directores y de directores de fotografía y uno no es amigo de los actores pero va teniendo un vínculo en distintas filmaciones.
Años atrás se lo comenté a Ale, le dije que tenía este guión y la verdad es que iba con un poco de temor porque otra vez el rol que hace Ale no es el más feliz del mundo, no es el tipo más bueno del mundo en su personaje y Ale leyó el guión y al día siguiente me pidió que no buscara a nadie más porque él quería hacer esta película.
Yo ya le advertí que es una peli recontra chica, acotada de presupuesto y el protagonista es un no actor. ¡Quiero actuar en la película! es lo que me repitió y ahí está Ale con una entrega total y un tipo con su oficio que se entregue así a una ópera primista es un espaldarazo grande, importante para un director nuevo al que solo conocía como técnico.
– La película entonces lo que plantea es un dilema del protagonista que tiene que decidir entre la posibilidad de cumplir su sueño dorado extorsionando al empresario o denunciarlo y seguir con una vida parecida.
Juan Benitez tiene el sueño de ponerse su propio gimnasio. Él no tiene chance (oportunidad) de llegar con lo que gana trabajando y en una ocasión se cruza con este empresario que hace Alejandro Awada, que es un empresario que tiene una doble vida y en una de sus idas al trabajo, Benitez ve cuando él compra y mira con mucho detenimiento a la kiosquera que conoce y que está cercana a la fábrica donde trabajan.
Una noche, saliendo de la fábrica Juan ve cuando alguien que no puede distinguir quién es, se lleva raptada a la kioskera. Los sigue durante muchas cuadras (manzanas) hasta que la mete en un descampado y está siendo testigo del inicio de una violación. Entonces ahí toma él el rumbo a meterse y salvar a su amiga kiosquera o no meterse.
No meterse significa permitir la violación y atrás de eso hacerle un chantaje al millonario para sacarle dinero y así cumplir su sueño.
La película se abre ahí durante 45 minutos a otra historia donde se transforma en una película más contemplativa, nos metemos en la vida de Juan y todos lo queremos a él y que le vaya bien pero lamentablemente no le va bien, está mal rodeado, mal asociado en el lugar donde trabaja y se encuentra en esta situación donde él puede pasar de ser una buena persona a dejar de serla por permitir una violación y no meterse y ahí empieza otra película con otro matiz, otro montaje. Durante 45 minutos no hay música en la película y empieza otro tipo de película. Es una decisión rara. Espero que funcione. A mí por ahora, el resultado que va teniendo me gustó y veremos en Biarritz cómo lo toma la gente.
– «De martes a martes» ya parte con un importantísimo premio en Guadalajara antes de estar concluida.
Nosotros terminamos de filmar la película y no teníamos plata para finalizar la posproducción. La película es seleccionada en Ventana Sur primero, hay un premio allá de ayuda a posproducción y de las películas de latinoamérica seleccionaron seis para ir en busca de dos ayudas de posproducción.
No pudimos ganar ahí, pero la peli fue muy vista dentro de lo que es Ventana Sur y eso nos permitió desembarcar en Guadalajara donde de nueve ayudas de posproducción pudimos ganar siete y eso nos permite poder terminarla en 35 mm. Allá empieza a tomar mayor vuelo la película y ahí la gente de Latido Films termina agarrando la distribución internacional de la película y ahora me encuentro con invitaciones en Biarritz y de otros festivales a los cuales fue invitada. Es mi primer festival Biarritz.
©José Luis García/Cinestel.com