«Galpón de Máscaras», la magia y el misterio de disfrazar la identidad

Estrenada en Buenos Aires – cine Gaumont
La máscara siempre ha sido un objeto ritual muy utilizado en diferentes culturas. Se cuenta que existen desde que el ser humano es consciente de sí mismo, y que han sido motivo de todo tipo de leyendas, creencias y especulaciones, hasta el punto de llegarse a pensar que el portador de una de ellas podría mutar hacia lo que estaba representando.
El realizador argentino Miguel Baratta conoció a la escritora Luisa Valenzuela, quien le enseñó el galpón en cuyo interior atesora una abundante colección de estos vistosos objetos, los cuales han sido adquiridos durante sus numerosos viajes por todo el mundo.
A través de esa actividad, la directora de la sección argentina del Pen Club ha alcanzado también un alto nivel de conocimientos respecto al tema, y «Galpón de Máscaras» contiene, además de unas partes artísticas, un fuerte sentido explicativo por su parte.
Miguel Baratta responde las preguntas de Cinestel.
– ¿Cómo supiste de esta colección de máscaras de Luisa Valenzuela que es todo un auténtico patrimonio?
La colección de máscaras de Luisa es absolutamente maravillosa y me impactó desde el momento en que ingresé a su casa por primera vez. Fui allí por un trabajo por encargo que era un audiovisual biográfico sobre Luisa, repasando puntualmente su obra y su recorrido por varios países del mundo, pero ese proyecto finalmente no se realizó aunque fue el que encendió la chispa para que naciera este documental.
– ¿Cuándo tuviste conciencia del presumible lenguaje secreto de estos objetos? ¿Lo conocías antes de hacer la película?

Miguel Baratta
No estaba demasiado interiorizado sobre el universo de las máscaras antes de conocer a Luisa, pero al leer su libro “Diario de máscaras” quedé enamorado y me puse a estudiar el tema más a fondo. Ése fue el mejor punto de partida que pude haber tenido, ya que es un libro que dispara hacia mundos muy diversos y ayuda a comprender que las máscaras y sus rituales pueden ser leídos desde múltiples ángulos, como el celebratorio, el estético, el antropológico, el político, etcétera.
– Uno de los elementos de la Comedia del arte es la improvisación. Sin embargo, ¿crees que hay poca gente que se fije en sus componentes tragicómicos?
La Comedia del arte es un género popular que se nutre de elementos literarios, de tradiciones carnavalescas, de recursos mímicos e incluso de habilidades acrobáticas… Con el correr de los años esto ha ido mutando, pero siempre se mantuvo el poder del gesto y de la improvisación como punta de flecha. Creo que no hay uno sin el otro. Creo que la improvisación está al servicio de un relato tragicómico muy simple, pero con una agudeza muy sutil que cuestiona al poder y al orden establecido.
En la sumatoria de ambos está el poder estético y político de este género maravilloso.
– ¿Puede servir «Galpón de Máscaras» para reforzar la idea de crear un museo específico sobre el tema en Buenos Aires?
En Buenos Aires hay mucha más gente de la que uno se imagina trabajando y explorando el universo de la máscara. Hay escuelas de teatro cuya pedagogía es exclusivamente con máscaras, hay espectáculos permanentemente; mucha diversidad. Sería muy bueno que hubiera una institución que nucleara esto y que brindara la posibilidad de conectarse más facilmente. Personalmente, tengo el proyecto de construir una plataforma virtual con entrevistas y ensayos audiovisuales sobre todas las actividades y miradas de la máscara en la actualidad. «Galpón de máscaras» es el punto de partida para conocer un mundo fascinante en el que quiero profundizar mucho más.
©José Luis García/Cinestel.com