Entrevista a Marina Zeising sobre su película documental “Reformadores”
Estreno en Buenos Aires
Marina Zeising es una realizadora que posee un gran talento creativo, hasta el punto de que consigue que sus películas se vean, inclusive si tal vez el tema que ella pueda tratar, a priori no te interese demasiado, es decir, que provoca con su narrativa que el espectador muestre interés por cualquier tema desconocido que ella propone. Es importante remarcarlo desde un inicio porque es algo que no es tan fácil de conseguir como parece.
“Reformadores” retrata con amplitud y concisión a la comunidad protestante luterana de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata. Una congregación de origen alemán que mutó a ser una iglesia local abierta e inclusiva con perspectiva de género, comprometida con las problemáticas relacionadas a los derechos humanos, la ecología, el arte, la cultura y el impacto social de las crisis recurrentes.
La libertad es aquí uno de los ejes más importantes, donde por ejemplo hay pastores y pastoras que ofrecen las misas y que pueden estar casados o decidir con independencia las directrices de su centro religioso, un cambio de perspectiva con respecto al catolicismo bastante importante que para Zeising fue el disparador de este filme sobre un grupo de personas que, siendo rara avis en Argentina, son seguidores de una doctrina, el luteranismo, importada por antiguos inmigrantes europeos, la cual no está tan centrada en la caridad sino que más bien se dedica a dar apoyo a los más jóvenes con actividades culturales, refuerzo en los estudios o talleres de oficio. Asimismo, suelen apoyar a los matrimonios igualitarios y la interrupción voluntaria del embarazo, unos temas que claramente les diferencian con respecto a otras iglesias.
Entre las personas conocidas que aparecen en el documental encontramos al músico y cantante popular argentino León Gieco con la Orquesta ASE y al Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, quienes, sin ser miembros de esta congregación, son cristianos y participan, el primero con su música y el segundo con su testimonio vinculado a la llamada teoría de la liberación y enfatizando así los vínculos interreligiosos.
En esta entrevista a Marina Zeising, la directora del film nos habla acerca del cuál fue el disparador para que ella se interesara por este tema:
“En realidad yo vengo de familia protestante y acá en Argentina es raro serlo y más alemán, que fueron migraciones no muy numerosas. Entonces pasé toda la vida explicando qué era ser protestante en un contexto católico en el cual yo me moví, y quedó siempre pendiente la idea de hacer un documental sobre el tema, hasta que en el 2019 se me acerca un ex-alumno a traerme un proyecto sobre un pastor luterano que había sido cura católico y que había sido expulsado por tener su pareja del mismo sexo”.
“Este sacerdote encontró en el protestantismo un refugio para poder desarrollar su espiritualidad y su pastorado abiertamente, así que por eso se pasó a esta otra congregación religiosa. La cuestión es que Fernando, mi ex-alumno, falleció por covid en el 2020, algo que fue muy fuerte. Yo le iba a acompañar como productora para una película, pero al final me quedé con el proyecto apoyado por el Instituto de Cine, luego de que su fallecimiento ocurriera a vísperas de empezar a rodar. Frente a esto, el protagonista desistió de participar y me quedé en una situación insólita, encerrada en mi departamento en plena covid, pero yo lo tenía que hacer porque para mí era como un legado que él me dejó, de alguna manera, y con la familia convenimos en que lo haríamos”.
“Aunque yo soy otra persona y tengo una mirada diferente, traté de mantener el espíritu de la perspectiva de género que él quería llevar adelante en el proyecto y le incluí toda la cuestión social, que es lo que a mí me interesa y me preocupa, así que tuve que arrasar el guion previo y la dirección, porque yo tampoco podía tener certezas sobre qué es lo que Fernando iba a hacer. Una misma como directora lo va descubriendo en el quehacer de la filmación que estás haciendo, sobre todo en el documental, que es un género en el que muchas veces uno no sabe a priori lo que va a pasar, porque lo vas armando en función de lo que va ocurriendo”.
“Al analizar la estructura narrativa, yo entendí que no iba a haber protagonista porque en el protestantismo no hay un protagonismo concreto sino que es la comunidad la que es la protagonista. Entonces ellos me dieron la estructura narrativa a mí y así tenía que contar la historia porque así son ellos, por eso cada pastor no aparece en el film más de diez minutos, tienen todos más o menos un tiempo igualitario y ellos también se posicionaron desde ese lugar, así que la misma materia prima de la película me llevó a armar esa estructura”.
“Ellos trabajan de manera sinodal y no tienen un Papa protestante, sino que funcionan con un presidente interino que administra las cuestiones políticas de la Iglesia, aunque más que nada se hace todo por votación, por asamblea, en esa estructura transversal diferente a la católica que es verticalista o el capitalismo que vivimos, que también lo es; si bien es cierto que ellos también tienen ciertas complejidades internas, porque cada centro parroquial tiene sus pautas propias, así que no hay una unidad de criterio”.
“Yo prefiero las tensiones de estas estructuras más horizontales, aun cuando puedan tener problemas, que las verticalistas, porque estas últimas incluyen una especie de sometimiento y yo creo que hay que salir del binomio oprimido-opresor en un momento en el que hay un auge del neo-fascismo y liberalismo, aunque yo pienso que pasando esta desgracia que estamos viviendo, creo que va a venir un momento más transversal en este mundo que pivotea todo el tiempo, pero espero que vaya hacia ese lado, porque ya va habiendo otra lógica de pensar las cosas, como ocurrió con la ola feminista, aunque costó, pero se puso en evidencia que lo que teníamos hasta ahora no había funcionado”.
– Profundizando un poco en el tema de la pobreza, la Iglesia Católica siempre les dice a los más pobres que no se preocupen porque cuando mueran se irán al paraíso y cosas por el estilo, muy al contrario de lo que proclama la Iglesia Protestante, más concretamente la anglicana, donde consideran que quienes padecen cualquier tipo de discriminación deben de ser recompensados en vida. ¿Eso es algo que comparte esta comunidad argentina que aparece en la película?
No percibí tanto ese razonamiento, sino que escuché más el discurso de no focalizarse tanto en la caridad, en dar de comer actuando como un comedor, -que es algo muy común acá en la comunidad católica-, sino más bien en la educación, en el estudio y en el trabajo. La preocupación que yo vi que daba vueltas era más bien ésa, porque además están muy centrados en lo que es la concientización de lo que son los derechos humanos. Nosotros en Argentina estamos cumpliendo cuarenta años de democracia, lo cual es poco en la Historia de un país y todavía está muy vivo todo lo que pasó en la última dictadura militar, con la búsqueda de nietos todavía activa y que sigue candente.
La mitad de la Argentina es muy pobre y la solución momentánea que encontraron los gobiernos y el Estado, más bien los progresistas porque los liberales quieren aniquilar cualquier tipo de ayudas a la pobreza, son los subsidios. Mucha gente se queja de eso y justo acabo de venir de una discusión sobre este tema donde se decía que el hambre no puede esperar y que se necesita darle a la gente una ayuda social en tanto no puedas ofrecerle en el momento un trabajo más digno. Entonces eso lo necesitas tener sí o sí porque la gente tiene que comer, pero también creo que eso tiene que ir acompañado realmente de unos planes de inserción laboral genuina, y ahí a veces hay una carencia. De hecho, cuando uno habla de estas cosas, te dicen que como que querés recortar el subsidio elemental y no es así, pero tiene que ir acompañado, no tiene que quedar solamente en eso, porque corrés el riesgo de que la gente sólo se quiera quedar en eso.
Y, también hay que decirlo, es una manera de dominación desde lo político porque tenés dominada a la gente que depende de vos-Estado, y el Estado también tiene que fomentar el trabajo. Lo intentan hacer, pero yo veo que los trabajos que ofrecen ahora requieren de una capacidad educativa que a veces, la gente que no tuvo la posibilidad de educarse no la tiene para entrar en el mercado laboral; entonces es bastante complejo, sobre todo en un mundo tan tecnologizado que requiere de muchas capacidades y conocimientos para ciertas cosas, pero también se pueden hacer trabajos de oficio y lo que yo veo a través de estas casas es que lo hacen a través de talleres de arte, de pizzería, de cocina, de costura,… de oficios que podrían hacer que una persona pueda salir adelante a través del trabajo y no solamente a través de una ayuda del Estado.
– Me imagino que a vos lo que más te impresionó fue el acercamiento que esta comunidad religiosa tiene con respecto a realidades que tienen que ver con el matrimonio igualitario o el silenciamiento que tradicionalmente han sufrido las mujeres. ¿Fueron esos algunos de los principales ejes que te motivaron a hacer este documental?
Totalmente. Estas cuestiones de género, como en el tema de la pobreza, son las deudas pendientes que teníamos de inclusión, es decir, que para resolver los problemas contra la diversidad es necesario que la Iglesia también la incluya, porque de lo que me di cuenta metiéndome en los barrios fue que llegan a donde el Estado no llega como consecuencia de que no puede llegar a todo; entonces ocupan ese espacio, el Estado lo sabe, los cede ese lugar y los ayudan con algún subsidio para que puedan hacer los comedores y darle de comer a los pibes; en el caso de los protestantes, hacen estos talleres, que en el caso particular de ellos igual no están subsidiados por el Estado, -sí los católicos-, aunque sé que hay líneas de apoyo.
Por eso hablamos de temas que están en la palestra, las cuestiones de género, pero también la pobreza que es algo sobre lo que a la gente le cuesta hablar y hay como una pelea, inclusive dentro de los barrios populares, acerca del vago que no quiere laburar y el no vago, siendo una confrontación que a mí me enoja porque en realidad todo el mundo quiere salir adelante, no quiero estigmatizar la pobreza porque es un discurso muy de los medios hegemónicos y con eso se justifica el recorte de subsidios y todo eso.
En realidad me preocupa que los recursos naturales en Argentina estén explotados por extranjeros, porque entonces todas las grandes ganancias se van afuera y empobrecen a la Argentina. Para mí, de fondo la discusión es ésa. Lo que pasa es que siempre apuntan a los más pobres, como si la culpa fuera de ellos, así que lo que yo quería es mostrar un poco cómo tanta gente que no son alemanes se acercan a una Iglesia que originalmente era alemana pero que ahora está respondiendo a las necesidades locales y que treinta años antes, cuando yo me confirmé de protestante, no era nada así, sino que era totalmente alemana la Iglesia. De hecho casi todos los cultos eran en alemán y yo un poco me quedé afuera, porque yo no hablo ese idioma, lo entiendo pero no lo hablo, y casi los pastores no hablan alemán tampoco; cambió la generación y se nota mucho el enfoque y la perspectiva que tienen, porque estuvieron en una red sobre la teoría de la liberación junto con otras comunidades como las católicas y demás.
©José Luis García/Cinestel.com