Entrevista a Alberto Masliah por su ficción “El Sonido de los Tulipanes”
Estreno en Buenos Aires
Tras ser conocido como un documentalista consumado, asombra ver al productor, docente y realizador Alberto Masliah logrando entrar con soltura en el terreno de la ficción, y hacerlo además con una película que mezcla ingredientes del género policial, la acción y la novela negra.
“El Sonido de los Tulipanes” es un filme ambientado en el transcurso del año 2001, instante de una crisis económica y social considerable en la Argentina, y posee elementos fácilmente reconocibles por el espectador, que tienen que ver con aquel momento preciso que muchos detestan en el país, pero no olvidan.
Pablo Rago, Calu Rivero, Roberto Carnaghi y Gerardo Romano conforman los papeles principales de esta historia que gira alrededor del hallazgo del cadáver del padre de un periodista, y sobre las pesquisas que este último realiza para esclarecer el grave suceso.
El relato ingresa en el terreno de la corrupción y las luchas de poder dentro de un sistema político diseñado para esconder las porquerías debajo de la alfombra. Y el protagonista quiere asimismo destapar cuáles fueron los secretos que su viejo se llevó a la tumba. Para ello procurará contar con el apoyo de la ex-secretaria de su padre.
“El Sonido de los Tulipanes” es una historia sobre los hilos subterráneos que mueve la deshonestidad, unidos a la putrefacción social que estas acciones provocan en el conjunto de la población.
El director Alberto Masliah responde las preguntas de Cinestel:
– ¿En «El sonido de los tulipanes», como todo film del género policial, es más importante lo que se oculta que lo que se ve y se escucha?
La película tiene varias lecturas, por lo que contiene mucha más narrativa que la que se hace evidente. En este caso no tanto por ocultamiento, sino más bien por sumatoria de intrigas y personajes. “El Sonido de los Tulipanes” es uno de esos policiales que se pueden ver varias veces y cada vez descubrir nuevos detalles, que en una sola vista pueden escaparse.
– Y sin embargo el trabajo de cámara de Mariana Russo me parece portentoso. ¿Esa tarea y la de cómo iluminar las escenas favorecen el 50% del éxito de un film como éste?
Mariana Russo es una artista de la imagen. Una amiga maravillosa, con la que ya he realizado cinco largometrajes como director y otros tantos como productor. Ella ha sabido desarrollar una carrera de prestigio como Directora de Fotografía en un entorno que no es fácil para una mujer.
Trabajamos muy a la par las decisiones con respecto a la imagen del film y ambos confiamos al 100% en el otro. Tanto nos gusta trabajar juntos que próximamente los dos vamos a dirigir “La larga vida de los recuerdos”, un proyecto de ficción, que escribió un gran guionista y amigo de ambos Gustavo Cabaña.
– El guion de esta película también contiene referencias simbólicas a aspectos de la realidad. ¿Qué buscabas con todos estos acercamientos?
Las referencias siempre fueron buscadas, creo que hablar de nuestra realidad a partir de acercamientos simbólicos nos permite digerirla más. A veces la vida se vuelve tan cruda, que es necesario buscarle la mirada poética para permitirnos aceptarla. En este caso decidimos con Hernán Alvarenga, co-guionísta de la película, hacer referencias a personajes reales de esos años, pero sin nombrarlos para poder hacer con ellos lo que nuestras cabezas quisieran. Así es como algunos personajes no son del todo reales o del todo ficticios. No es el caso de Marcelo, nuestro protagonista que es totalmente ficticio, pero sí el de muchos otros que lo rodean.
– Pero también el film se plantea en cierta forma la pregunta de dónde están los límites entre el trabajo de la prensa y el de la policía. ¿No es así?
El film habla sobre los límites borrosos que existen entre la prensa, la política, el narcotráfico y la mafia. Todo eso en tono de intriga policial. En la película, como en la vida, nadie es del todo inocente. La complicidad por acción u omisión de los grandes medios con los lugares más oscuros de la política, se hace evidente, en la película como en la realidad.
Por otro lado también se rescata la figura del periodista de investigación que cuando se mueve con sus propios principios, y de forma independiente a los adoctrinamientos de los medios, logra resultados que no siempre lo pueden lograr la justicia o la policía.
– Y aun cuando la película posee unos personajes centrales, la rotación del resto es continua. ¿Cómo es la experiencia de trabajar con tanta gente en la actuación, incluidos los extras?
La experiencia es maravillosa. Yo vengo de la actuación y la relación con los actores es de las actividades que más disfruto en el rodaje. La verdad es que en estas películas donde los tiempos de rodaje son menores a lo conveniente, el trabajo con los actores es a una velocidad que da vértigo. Y si no contás con un grupo de actores muy comprometidos con la historia que se está contando, entonces ese trabajo se hace muy cuesta arriba.
Por suerte en “El Sonido de los Tulipanes”, no nos pasó nunca eso. El trabajo con el elenco siempre fue fluido, y muy enriquecedor, por la calidad y las variadas experiencias de cada uno.
– ¿Piensas seguir alternando documentales y ficción en tus proyectos futuros?
Yo digo siempre y se los repito a mis alumnos en la UBA donde soy docente hace 23 años, que nosotros somos cineastas porque hablamos un lenguaje que es común para cualquiera de las tradiciones narrativas del cine; el lenguaje cinematográfico. Es falso para mí, la división entre documentalista y director de ficción, está claro que el proceder es distinto, pero no el lenguaje.
A mí me encanta el documental, te permite un acercamiento al quehacer cinematográfico mucho mas íntimo que lo que permite la ficción. Además realizar documentales, por su forma de producción mucho mas alargada en el tiempo, me permite seguir produciendo ficciones para otros directores mientras tanto, entonces la alternancia en mi es natural.
©José Luis García/Cinestel.com