«Fango» de José Celestino Campusano; sueños y peligros en son de disparidad
Entrevista.
Campusano puede ser considerado un observador práctico de aquellas realidades que mucha gente intenta obviar para no tener que contradecir el mensaje institucional de que se está luchando en contra de las desigualdades sociales.
«Fango» describe historias personales a partir de dos vivencias auténticas en un barrio marginal urbano del sur de Buenos Aires y lo hace mostrando un gran respeto tanto sobre quienes, como él dice, no se representan sino que se presentan sobre lo que ya está instalado, como también sobre la inteligencia del espectador y evitando caer en protagonismos o sensacionalismos.
En este largometraje de ficción, las personas tienen mucho que ver con lo que manifiestan en esos lugares cargados de verdaderas experiencias con polvorientas calles que son parte de inaccesibles barriadas. Allí dos músicos veteranos están dispuestos a llevar el ritmo del tango al extremo fusionándolo con acordes de rock trash. Ellos son El Brujo y El Indio que nunca han logrado un reconocimiento masivo y por eso vuelcan todas sus expectativas en el grupo Fango.
Beatriz, pareja de El Brujo, frecuenta a Rubén, un hombre casado y es justamente ese el detonante que genera una venganza entre mujeres que involucra a facciones barriales con particulares códigos de convivencia y donde las diferencias de esta índole se resuelven en una espiral que siempre lleva hacia las armas de fuego de fabricación casera. Aunque El Brujo manifiesta a viva voz su orgullo por haber vivido toda su vida en un lugar tan hostil sin recurrir a los violentos modos de resolución de sus coterráneos, la vida de improviso lo hostiga justamente por donde él no sabe defenderse.
José Campusano dice que «Fango» es la síntesis de la tragedia del mundo concentrada en un radio de cinco por cinco cuadras (en España, manzanas) donde en realidad nadie cree que está haciendo el mal, todos creen que están actuando correctamente y básicamente lo que quieren evitar es que le hagan daño a la gente querida. «Es un exceso de códigos y en otras áreas como la política y la justicia pasa lo mismo, aunque maquillado de otra forma. Siempre está la elección de ser cómplice y permitir que eso se repita o simplemente ponerle freno de una manera contundente para que no haya más agresión».
El realizador nos cuenta más detalles sobre este quinto largometraje que, como suele hacer, careció de un guión exhaustivo previo, así como sobre el Clúster provincial que están desarrollando, en diálogo con Cinestel y comenzamos preguntándole por el factor afectivo de los personajes:
«Ellos tienen un afecto tan grande que hasta matan por ese afecto. Ahora tenemos un nuevo proyecto para hacer, que involucra a las clases altas de Argentina y que se llama «Placer y martirio» que lo estamos tramitando y viendo de hacer en coproducción con España. Esas clases altas, hasta donde yo las he conocido tienen unas deficiencias en el tema afecto gigantescas, no tienen idea de lo que es el afecto, no se la juegan por nadie pero hasta ni siquiera por los propios hijos. Por lo menos en las argentinas, hay un nivel de aberración en gran parte de ellos por incomunicación. Acá tenemos una comunicación con el rival por una cuestión de amar, querer y jugarse y poner el cuerpo por el otro.
Yo aparte de hacer cine soy militante social y nosotros estamos enfrentando a pistoleros, gente que contamina, políticos corruptos, policías que cometen apremios ilegales y justamente tenemos vecinos que tienen un muy buen pasado y otros que no. Y en el tema de los afectos, la gente de buen pasar es muy difícil que haga algo loable, no quiero decirlo de forma prejuiciosa pero a nosotros nos cuesta mucho más riesgo cuando somos menos y esta gente cuando tiene que estar, no está nunca y te falsean la realidad de una manera escandalosa. En el caso de la película, hay una exacerbación de los afectos.
– En las películas que tú diriges, esas historias no pueden ser contadas por cualquier actor, creo que faltaría algo o lo modificaría en lo sustancial. ¿Es por eso por lo que nunca trabajas con actores muy conocidos?
Es que no hay actores. Una de las pautas con «Fango» fue que no hubiera actores, y nadie es actor. A nosotros nos da muchísimo resultado incluir a la comunidad, de diferentes formas. Incluimos sectores, por ejemplo hemos incluido gente que está con el tema circense, que son una red de amigos que confían entre sí. Básicamente integras a un par de ellos y tenés a toda la red. Acá en «Fango» hay gente del área musical por ejemplo, hay diez músicos que participan, normalmente se dedican a la música y ya eran amigos antes de sumarse a la película. En definitiva nosotros somos muy amplios en ese punto, podemos incluir hasta redes de delincuentes y no hemos tenido ningún inconveniente pero básicamente queremos que se integre en la comunidad. No tenemos actores y esa es una de las grandes premisas.
– ¿Y el tango trash existe en la realidad?
Justamente estamos formando el grupo Fango, la formación verdadera se está formando en estos días. Tuvimos un par de charlas muy auspiciosas porque la idea es ofrecer shows y demás y estaría el personaje de El Indio. Yo soy el productor y el letrista y él es el compositor y guitarrista. Con otros músicos estamos instalando el grupo.
– ¿También con un bandoneonista como el del film?
Bueno, ese hombre que aparece en la película es una persona muy dulce y muy accesible pero ya tiene 80 años prácticamente y no estaría como para una vorágine de recitales y viajes, entonces hemos seleccionado una persona más joven que posee un bandoneón que hace casi 100 años que está en la familia, un instrumento antiquísimo.
– En el Festival de Mar de Plata presentasteis un nuevo Cluster Audiovisual, ¿cómo ha evolucionado este asunto desde entonces?
Ha sido una herramienta fabulosa porque con otra gente desde hace años veníamos orquestando un trabajo con la comunidad. Nos ha ido felizmente bastante bien. Algunas películas se han estrenado en algunos lugares del mundo y son hechas propiamente por la comunidad. Ahora tenemos un homenaje en la Argentina por este tipo de cine y otro en Brasil y es una manera de hacer que se basa con lo que está instalado y el Cluster sería una instancia parecida pero distinta porque también integramos a sectores que ya están ligados al área audiovisual.
Nos reunimos empresas de diferente rango y particulares, generando un espacio de concordancia tendente a iniciar políticas de acción, ni más ni menos. Nuestro Cluster tiene personalidad jurídica desde marzo y este pasado mes de julio ya formamos una entidad nacional que llega a todo el país; se llama Federación Audiovisual de la República Argentina.
Ahora estamos gestionando dos productoras nuevas de servicios audiovisuales, una es Miradas Argentinas y la otra es Estudio Croma; yo soy el gerente de una de ellas y todo está hecho con gente mayormente integrante del Clúster. Estamos viendo de establecer un lazo con España con la productora Sinergia de Madrid para filmar proyectos en coproducción y aparte de eso, en noviembre de este año estamos proponiendo una reunión en la frontera tripartita entre Perú, Bolivia y Brasil, en Acre, y la idea sería convocar referentes de toda América para formar una asociación para la coproducción audiovisual en el continente. Todo esto lo hemos hecho desde el Cluster en ocho meses.
– ¿El INCAA ha dicho algo al respecto o no se ha pronunciado?
En realidad somos privados, yo soy totalmente apartidario. Todos sabemos que el audiovisual tiene una fuerte carga política pero el Cluster no tiene tendencia política porque no corresponde que la tenga. Nosotros estamos para otra cosa, para generar políticas de acción. Por ejemplo, en el 2001 todo el tema de coproducciones o producciones extranjeras de documentales y comerciales que se realizaron en nuestro país, se trasladaron a países limítrofes porque se instaló el IVA y uno de estos cometidos es justamente generar alianzas para poder pelear por desgravar el IVA en nuestra actividad.
– ¿Cómo puede ser que una película como «Fango» que trata temas comunes a muchos lugares del planeta, no tenga una mayor proyección internacional?
Yo creo que ahí el problema es internacional, no es de «Fango» ni de mi socio ni mío. Nosotros hemos viajado mucho al exterior, hemos estado en mesas de negocio varias veces, y el tema está en cómo está estructurado el mercado internacional y qué se busca. Básicamente yo creo que hay que abrir el juego y el Cluster lo que hace es generar una alianza de cooperación con otros Cluster como el de Bariloche de gente amiga, por supuesto, en Corrientes, en Chaco,… se están formando en todo el país y es muy fácil cooperar entre pares, es más, el fortalecimiento que estamos creando no lo tuvo ninguna productora por sí sola en el país jamás porque tenés un manejo del capital humano y técnico muy a mano.
El tema de la distribución es un área que la maneja gente muy ligada a la devoción por el dinero y si no es Darín tiene que ser por lo menos Campanella, pero bueno, hay cuestiones ahí que nosotros no entramos, no estamos para estresarnos con las rigideces del mercado. Nosotros lo intentamos y todo lo que pase después yo creo que depende de factores que están fuera de nuestro alcance, pero también creo que este tipo de películas como te llegó a vos José, llega a las cabezas que tiene que llegarle. De eso estoy seguro y su camino en el inconsciente colectivo va a ser igual porque sabemos que hay películas que vienen del área industrial prepotente norteamericana y son películas totalmente efímeras que en el transcurso de menos de un año ya no tienen más reposiciones por un lado y son perfectamente olvidables y se parecen a muchas.
Calculá que «Vikingo» es una película que nos dio muchas satisfacciones, se estrenó hace cuatro años, también sin actores y hace muy poco en el intervalo de un mes se proyectó en diez lugares del mundo, en festivales, en muestras, en cineclubes, en bares y la siguen pidiendo y es una película que ya se pasó por televisión en Argentina y en ese sentido es un cine que no es perecedero porque se hace con otras herramientas por eso entonces pasa a ser como una suerte de tejido vivo el film y, si tenemos que optar, optamos por esta segunda opción sin dudarlo.
– Para finalizar, ¿cómo definirías el esquema artístico de «Fango», esta última película?
«Fango» es una película extremadamente minimalista y lo único que nos interesa exponer con marcada vehemencia es el lenguaje corporal que es como una sabia de vida que se pierde generalmente en la televisión y en el cine porque está pautado por los métodos puesto que hay que apurar el rodaje y no da lugar para la experimentación. Si vos te fijás, tanto en «Fango» como en las otras películas, la gente se mueve muy libremente porque no está pautada, entonces la cuestión es que todos aprendemos a desenvolvernos, a relacionarnos con el entorno a través de nuestro cuerpo, osea, hay una información en la parte más íntima de nuestras células que emerge y que es como una musicalidad. Si lo anulamos, queda algo tieso, algo rígido, una persona que es un monigote hablando a cámara. Nosotros queremos que el lenguaje corporal que es tan distintivo de los seres, se mantenga en vigencia y siempre bajo la mirada del director que es fundamental; si el director es estático en su comportamiento, la película saldrá estática también.
©José Luis García/Cinestel.com