“Giro de Ases”, una comedia romántica con toques fantásticos
Estreno en Argentina
Casi nadie puede abstraerse a ciertas sensaciones de que lo que estás viendo en la pantalla muchas veces tiene como un toque especial. Esa impresión surge cuando ves “Giro de Ases”; y cuando indagas un poco más, ahí te enteras de que resulta que el director, Sebastián Tabany, también es un mago como el protagonista de la película.
La magia es ilusión, la magia es sorpresa y siempre nos provoca buena vibra por la simpatía que nos transmite. Por eso, esta comedia romántica nos atrapa con su propuesta y con sus actores protagonistas Juan Grandinetti y Carolina Kopelioff, y con los de reparto Lautaro Delgado Tymruk, Romina Gaetani, Esteban Pérez y Thelma Fardin.
El relato transcurre en la comunidad mágica de Buenos Aires. Tres amigos recorren la seductora escena fantástica de la ciudad en busca de nuevas ideas y experiencias.
La película, co-dirigida por Fernando Díaz, está dedicada a uno de los iconos de la magia no tan mencionado como Houdini, pero tal vez tanto o más interesante a la hora de recordar su decidida influencia en este arte del espectáculo: el canadiense Dai Vernon, popularmente conocido como ‘El Profesor’. De hecho, fue Vernon quien enseñó el truco de la carta ambiciosa a Houdini, además de pasarse toda su vida viajando por los Estados Unidos.
Es común pensar en la Argentina que la magia es solamente algo relacionado con los grandes escenarios, pero hay otras ramas como es la prestidigitación o el ocultismo con las cartas que probablemente tengan muchos adeptos, aunque se suelen practicar más en la intimidad o en espacios reducidos para los amigos y conocidos.
“Giro de Ases” contiene además otra trama relacionada con los juegos de casino que, aunque lejanamente, recupera un poco el ambiente formal que respiraban películas como “The Pelayos” (2012), del director y guionista catalán Eduard Cortés. E igualmente pulula, bulle y se cuece una ruptura y otra incipiente relación amorosa entre tres de los personajes.
El co-director/mago del film responde las preguntas de Cinestel:
– ¿Cuánto hay de Sebastián Tabany en el personaje principal de esta película?
Sebastián Tabany: Yo creo que hay un poco de mí en todos los personajes. Martín, el protagonista que encarna Juan Grandinetti, es un mago de cartas al igual que yo; él no se anima a hacer shows en público, yo sí me animo (risas), y no vengo de una decepción amorosa como en la película, pero en algún momento la tuve. Como cualquier persona que haya tenido una pareja alguna vez y esa relación no haya prosperado, el momento de la ruptura es bastante duro.
Yo lo que sí extraje de mis recuerdos de separación es que cuando no hay nada que hacer, por más que uno quiera, ahí se acaba el tema. Y en uno de los diálogos, la ex -Adriana- le dice que habló con el psicoanalista y que éste le dijo: ¿Por qué no lo hiciste antes?, en cuanto a cortar con una relación. Pues eso fue lo que una ex-novia me dijo a mí que le había dicho a ella el psicólogo. Mi respuesta a eso, -que estaba en la película, pero la sacamos por una cuestión de edición-, era: «los psicólogos dicen lo que vos querés escuchar».
– Pero la magia es una ilusión y el enamoramiento inicial con Sofía que se ve en el filme también lo es. ¿Entonces, quisiste unir ambas ilusiones en esta historia?
Sí en realidad es verdad que el enamoramiento es una ilusión, pero también cuando nosotros pasamos del enamoramiento a una relación estable de pareja, ya está. Ahí entran unos compromisos más adultos, donde hay un proyecto de vida, de pareja y de algo más.
Le está pasando a Martín al principio de la película que él tenía un proyecto con Adriana y se ve trunco. Él sigue enganchado y por eso tiene la foto de ella durante casi toda la película, y también la ve afuera esperando en la parada del colectivo. Se confunde con otra, entonces hay un dejo de ilusión de que en un momento puede volver. No es explícito, pero no se lo puede sacar de la cabeza hasta que obviamente aparece Sofía y hay una suerte de overlapping que le provoca estar con las dos cosas en mente. Y el rubio le dice: «Hay que hacer algo, no podés estar así».
– Y al margen de esa cuestión, en el hilo de la narración siempre subsiste la idea de que a esa gente que se ve en la película les gustaría tener poderes para transformar su vida, ¿no es así?
Yo creo que a todos nos gustaría, no solamente a los magos y a los ilusionistas. Me parece que cualquier persona que tiene cualquier sueño, desde una mascota, una pareja, cambiar de trabajo, viajar; lo que sea, de estudiar, poder realizarse profesionalmente o en los vínculos familiares, yo creo que todos deseamos tener algún poder. No importa cual sea, pero yo creo que eso es inherente del ser humano y pienso que todos nosotros trabajamos en cierta forma para lograr ese poder. Toda la evolución de la humanidad siempre es en pos de tener más poder, y principalmente en el tema de la mortalidad, lograr trascender la muerte, lo cual todavía no se logró. De ahí para abajo, todo.
– ¿De todas formas, crees que al protagonista del film se le puede ver como un poco pendejo en su obsesión con las cartas?
Mirá, yo creo que no, porque los magos -y yo también lo soy- tenemos una obsesión con las cartas y con lo que quiera que hacemos de magia. Si alguien lo hace con monedas, está con ellas todo el tiempo. Martín está en todas partes con sus cartas -en su casa, en el bazar,…-, pero no está en público con ellas en la mano durante la película. No lo vemos nunca así porque es algo que se reserva para él. Cuando se encuentra en exteriores no está con las cartas; está caminando normal. Y ahí sí te podría decir que si el personaje fuera un obsesivo compulsivo, estaría todo el tiempo sosteniéndolas.
Obvio que es algo que lo acompañó desde chico, que lo llena, le gusta, le satisface, pero no es algo que lo saque de su vida que él no quiere que se lo saque. No, no, no. Yo creo que él lo ve como un complemento, como algo serio y como una vocación suya.
– A mí hay una frase en el film que me llamó la atención, que es cuando se dice que “los magos son las únicas personas que te pueden mentir en la cara y encima los tenés que aplaudir”. ¿Pero no es cierto que el ilusionismo es mucho más que eso?
La magia, como cualquier otro arte, es una habilidad representativa, en el sentido de que el mago está haciendo una representación de algo que pasa. Entonces, si nosotros tomamos todas las artes y hablamos un poco sobre filosofía o semiótica del arte, todas ellas son mentirosas, porque si yo pinto un árbol y vos decís ¡Qué lindo árbol!, no voy a decir después ¡No es un árbol, es la representación mía de lo que es un árbol! Es una cuestión casi de filosofía platónica. No sería un árbol sino lo que yo creo que es un árbol. ¿Se entiende eso?
Entonces, el cine y el teatro también son “mentirosos” en ese sentido, porque cuando vos vas a ver una película o una obra de teatro o ballet, los actores, los bailarines, están representando un papel, la escenografía está representando un espacio y los diálogos están representando una situación. Además hay una connivencia tácita del espectador con respecto a eso, por la que sabe que ésa no es la persona que dice ser sino que es un actor que hace eso que tiene que hacer.
Con la magia nos pasa lo mismo, porque muchas personas lo ven como un desafío. No dicen “esta es una persona que está haciendo magia como arte o representación y su objetivo es asombrar”. No es así, porque lo que piensan es que “esta persona me está queriendo engañar”. A diferencia de otras artes donde, por ejemplo, en una película no vas a decir “este actor me está queriendo engañar”. No. Lo tomás tácitamente que este actor está haciendo de este personaje. Entonces yo creo que todavía con la magia hay cierto recelo, no de todos sino de algunas personas que lo ven como una confrontación, como un desafío a ver si vos sos más inteligente que yo, a ver si me podés engañar, a ver si yo puedo lograr descubrir tu secreto,… Lo toman más como si fuera un puzzle, un rompecabezas a resolver, antes que una oportunidad de disfrutar del arte y dejarse asombrar.
Por eso está esa frase, porque yo creo que a la magia todavía no se la considera un arte por estos motivos que recién te dije.
– Para mí a la hora de trasladar todo eso en una película, lo que es fascinante es que alguien pueda comprender las emociones que eso genera. Un guionista convencional tendría que hacer una especie de investigación, pero sin embargo en tu caso aquí ya las conoces previamente a la perfección. ¿Pero cómo se transmite eso a los actores para que actúen? ¿Cómo lo hiciste? ¿Fueron los actores a espectáculos de magia, por ejemplo?
Sí claro. Nosotros tuvimos una producción de más de un año desde el comienzo. Empezamos a fines de 2018 y la película se filmó en septiembre y octubre de 2019. Osea que tuvimos todo ese año para preparar a los principales actores, no solamente la parte técnica de entrenamiento y familiaridad con lo que sería el mazo de cartas, la baraja y con los trucos que hacen, sino también a una concepción filosófica de lo que es la magia.
Es decir, todo fue meterse en el mundo de los magos, en su mentalidad, donde precisamente los actores hacen de magos que quieren asombrar al público. A ellos les mostré shows de magia y estuve todo el tiempo seleccionando videos en YouTube de magos de todo el mundo y de todas las épocas, y les demandaba por Whastapp y les decía que lo miraran, pero que no se concentraran tanto en el truco en sí, sino en la personalidad, la presentación, qué es lo que quieren contar,… y también vimos unos documentales de magia donde estaba el trasfondo, y los magos decían porqué hacen magia y qué les parece todo lo que la envuelve.
Entonces, en ese sentido, lo que yo hice fue una especie de coaching conceptual de lo que es la magia y cuál es la mentalidad del mago por la cual hace magia. Después obviamente cada uno iba a estar determinado por la personalidad de sus personajes.
– ¿Y esa unión tuya con el tema, significa que este trabajo audiovisual es el que más satisfacciones te ha dado respecto a otros que hayas podido hacer antes?
Yo soy una persona muy inquieta y siempre me gusta ir a la raíz de las cosas. Es decir, yo investigo mucho de lo que sea. Obviamente esto me toca de cerca porque es algo que yo manejo y conozco por mí mismo, pero si se hubiera elegido hacer por ejemplo algo de la historia del ferrocarril de Bélgica de 1830, hubiera sacado planos, hubiera ido a la biblioteca a averiguar la historia del ferrocarril,… porque a mí me gusta mucho la investigación, me parece que cuanto más investigación haya de un tema, por más que después casi no se vea, hay una suerte de interpretación del público donde entiendes que hay alguien atrás que no sólo soy yo, sino que igual somos todos los que hacemos la película, que se tomaron en serio el trabajo, que no estamos como se dice acá, tocando de oído, que hay un verdadero conocimiento, por más que después eso ni siquiera aparezca. Pero me parece que es muy importante tener el mayor conocimiento del tema a tratar. La investigación es importantísima.
©José Luis García/Cinestel.com