Entrevista a Hugo Curletto sobre su film onírico «La Casa del Eco»

Estrenada en Argentina
El hasta ahora asistente de dirección, Hugo Curletto, acaba de ver proyectada por primera vez en la gran pantalla su ópera prima como realizador y guionista. «La Casa del Eco» es una película de intriga subyacente que reproduce una situación inexplicable la cual se maneja a través del viaje de una pareja a las montañas. El deseo de acortar distancias y una pared que se derrumba, provocan un vacío que se debería de llenar.
La sensación al verla es de extrañeza, inclusive en el punto en que aparece un tercer personaje aparte del padre del protagonista a quien casi no veremos. En cierto modo, estamos ante una historia que evoca la fantasía de un joven que tal vez esperaba algo de su padre y que, al no ser así, intenta con todo su propio sentido de la imaginación alcanzar.
Y por otra parte, también se recurre a otros temas que permanecen en un segundo plano.
Hugo Curletto responde las preguntas de Cinestel:
– Hiciste una película sobre el mundo de los sueños del protagonista Alejo y el paralelismo con su propia realidad. ¿Consideras que casi siempre esas fantasías tienen orígenes que nos son desconocidos?

Hugo Curletto
Me gusta pensar que nuestro cerebro es como una especie de extenso pasillo, lleno de puertas, de las cuales cotidianamente abrimos solo unas pocas. Lo que me seduce de estas fantasías que genera nuestra mente, es precisamente la noción de sedimento. El material con el que se forman esas fantasías. Cómo nuestra mente dispone esos sedimentos, cómo pueden ser el recuerdo de un libro de nuestra infancia, o algo que vimos durante el día y los cruza en una especie de tejido arbitrario, sin lógica aparente, siguiendo un pulso. El pulso del inconsciente.
– Y tu protagonista es arquitecto. ¿Una metáfora perfecta sobre el hecho de que todos lo somos también en nuestra vida?
De alguna manera sí. Todos nos encontramos en algún momento de nuestras vidas frente a la idea o a la necesidad de «construir» algo. Un vínculo, un futuro, un proyecto de vida. El cine y la arquitectura utilizan a menudo una misma palabra, proyectar, una palabra que es interesante en todas sus acepciones, idear, lanzar, hacer visible. Pero ¿qué sucede cuando esas construcciones comienzan a tambalear? Una pared que se desmorona nos para frente al mayor de los interrogantes: ¿Se puede llenar el vacío? Cada quien construye sus propios refugios.
– ¿Cómo asumiste el reto de complementar fantasía y flashbacks teniendo que mantener el suspenso de esta historia?
Hay algo que siempre tuve claro cuando escribí el guión, y era que no me interesaba diferenciar desde lo plástico el sueño de la vigilia. Esa división está plasmada por cómo se generan los bloques de contenido, en una estructura que avanza de forma paralela, pero que sin embargo, se complementan tornando difusos esos límites. Creo que la película a partir de ahí, propone un tono levemente enrarecido, en el que el acento no está puesto en la división, sino justamente en cómo Alejo percibe su entorno. Hay algo que lo afecta y lo perturba, independientemente de que transcurra en el sueño o en la vigilia. Ese devenir se conforma en un relato estallado donde el sentido por momentos se abre, pero no para ser llenado, sino para dejar en evidencia los huecos.
– En algunos momentos podemos ver al padre de Alejo y la procreación parece ser un tema fundamental en esta película. ¿Lo pensaste de esta manera desde un principio?
La idea de la paternidad, aparece claramente a lo largo de la película. Fue uno de los disparadores. El hecho de que el primer punto de giro sea un regalo que le da su padre al protagonista, no es casual. Escribí esta historia a partir del recuerdo de una situación familiar: un terreno perteneciente a mi padre, al que nunca quiso o pudo llegar. A partir de allí, la película se fue configurando en la posibilidad de narrar ese hipotético viaje. Y el deseo de ser padre, de tener un hijo como forma de trascender, pero también como forma de repetirse, de llenar un espacio vacío. A esta idea se opone Ana, quien tiene muy en claro que la maternidad es una opción, no un mandato ni un estado natural de las cosas.
©José Luis García/Cinestel.com