«La Sirga» de William Vega, huida persistente frente a las amenazas
Entrevista
El colombiano William Vega maneja con sutileza una historia que nace a partir de su corto «Simientes» en el que se narra la huida de Alicia, una mujer joven abrumada por la violencia que busca un remanso de paz y, aunque lo encuentra, enseguida se da cuenta de que la libertad hay que lucharla todos los días para poder mantenerla.
Metafórica e incluso poética, la película nos habla sobre el aislamiento de la protagonista. Conversamos para Cinestel con el director.
– Esta película parece que se inspira en el tema de los desplazados en Colombia que ha sido informativamente muy poco tratado fuera de tu país.
De alguna manera creo que trasciende un poco el tema político del desplazamiento como tal y habla también como de un desarraigo que todos en cierta forma tenemos.
Muchas veces huimos de tierras, como en el caso de Alicia, pero también otras huimos de ideas, otras de gente y creo que eso es algo que atraviesa una coyuntura social en Colombia pero creo que también habla sobre esos procesos de aceptación y de adaptación que cualquier ciudadano del mundo de alguna manera sufre al llegar a cualquier nuevo lugar para intentar rehacerse de nuevo.
Entonces creo que pasa un poco lo que dices y yo personalmente siento que en Colombia se maneja el tema del desplazamiento como un asunto de éxodos masivos, además de como un problema urbano que llega a las ciudades por ese desplazamiento, pero también quería hablar un poco sobre lo que pasa a nivel individual y silencioso. Lo que ocurre con esos personajes que no necesariamente llegan a asentarse en una ciudad sino que entre las mismas zonas rurales intentan rehacerse.
Tratar este tema ha sido todo un reto sin caer un poco en los discursos mediáticos del desplazamiento masivo que se vive en Colombia.
– También habría la necesidad de desplazar la mirada frente a estos aislamientos y una reflexión sobre la incertidumbre del futuro. Es lo que también refleja la película.
Exactamente. Creo que el mismo relato de «La Sirga» ya es un relato de desplazado. El hecho de que yo personalmente que soy de una ciudad de Colombia me vaya hacia el campo, como al origen de esta problemática, ya lo hace como un relato de desplazados y hay un poco a la inversa de lo que te estaba contando. Siempre lo vemos como un problema de la urbe a la que llega el campesino, pero este relato hace el viaje a la inversa y se pone en ese lugar en donde las cosas realmente ocurren, donde en esos contextos aparentemente descontaminados podemos entender la esencia del ser humano. Más allá del colombiano o del país en concreto, creo en el ser humano como especie.
– Se llegó a comentar que la actriz protagonista, Joghis Arias, había padecido algo similar en su vida personal.
Sí, eso para mí era muy importante dentro del casting que fue un proceso abierto para actores y no actores. Tuve creo que la gran fortuna de encontrar a Joghis que estaba terminando sus estudios en Arte Dramático pero más allá de eso me interesó que su vida personal, su historia de vida, tenía cicatrices similares a las de Alicia, venía también como en proceso de desplazamiento en su infancia en donde precisamente a muy temprana edad tuvo que huir de un lugar de Colombia que se llama Florida y se fue a otra zona en donde las condiciones no mejoraron que es Florencia (Caquetá) en donde hace muchos años se empezó a intentar hacer este proceso de desarme de las FARC y luego de alguna manera también vuelve ella a salir de ese lugar y viene a Cali a estudiar precisamente su carrera de Arte Dramático.
Eso para mí fue muy importante en el momento de escogerla porque ya tenía no solo la carne sino el alma también de Alicia y era muy superior al personaje que yo había dibujado.
– El hostal está más bien aislado y el lugar en general se nota que es un tanto atípico como para un rodaje convencional. Estamos dentro de un lago y tuvisteis que emplear embarcaciones.
Eso fue todo un reto porque ya el lugar y su clima es bastante complejo. Es una laguna que está a 1800 metros sobre el nivel del mar, es un clima bastante frío, de páramo, de unas condiciones de humedad muy complejas y ya para nosotros que somos de Cali, que es una tierra más bien caliente, fue todo un tema de adaptación también y teníamos todo un desafío que era que la cámara con la que trabajamos la película es una moviecam de 35 milímetros bastante grande y aparatosa y esto significaba todo un problema para las escenas que iban a ocurrir en el agua porque en el lugar existen unas embarcaciones muy angostas y pequeñas y ese es ya un tema de seguridad del equipo.
Además también existía un dilema sobre el hostal de ese lugar sobre el que que iba a contar la historia que era que las casas de allí son bastante pequeñas y por las condiciones climáticas tratan de ser abrigadas y esto en la cámara también se volvió un problema en esos lugares tan estrechos, entonces finalmente lo que tuvimos que hacer fue construir la casa desde cero y eso ya implicaba también un reto para nosotros porque si íbamos a construir algo nuevo debería sentirse el paso del tiempo por ese lugar con un decaimiento que era el que justamente buscaba en el aspecto del hostal.
Eso nos llevó a hacer una estrategia muy interesante con producción y arte que fue comprar toda la madera para hacer el hostal, madera nueva que como te digo nos delataba un poco con el artificio y lo que hicimos fue ir por casas vecinas que tuvieran ya sus fachadas muy desgastadas por la humedad e intercambiar tablas de madera. Ellos nos daban sus maderas viejas, deterioradas, y nosotros les dábamos madera nueva.
Esa madera vieja fue la que usamos para la fachada del hostal y esto de alguna forma ya se siente un poco más como el efecto de ese tiempo que ha pasado por ahí y que ha dejado un poco a venir a menos.
Hay todo un reto de transporte, es un lugar muy lejano y las mismas condiciones climáticas que te cuento hacían cada día un poco incierto porque básicamente nuestro plan de rodaje lo marcaba el clima. Si llovía aprovechábamos la lluvia para algunas escenas, la misma laguna tenía su carácter y a veces no nos dejaba rodar las escenas en las barquitas y había que aprovechar el tiempo haciendo otra cosa mientras la laguna se calmaba, entonces sí fue un poco caprichoso este rodaje.
– Óscar Ruiz Navia es el productor y en la dirección de fotografía está Sofía Oggoni que ha sido muy elogiada por su trabajo en «El vuelco del cangrejo» y en «La Sirga» y la sensación es que es una profesional con una sensibilidad muy especial en cuanto a los encuadres, los planos y la fotografía en general.
Total. Creo que el trabajo de Sofía y también incluyo el de Marcela Gómez que es la directora de arte, los entiendo justamente no como muchas producciones en donde se tiende a dividir el departamento de fotografía y el de arte sino que para mí era muy importante entender esos dos equipos como el equipo de imagen sobre todo y creo que ha sido una apuesta muy interesante para nosotros desde Contravía Films crear ese proceso de maduración como colectivo.
En Colombia por lo menos se ha venido haciendo una profesionalización de los roles muy interesante, gente muy buena en lo que hace, pero nosotros lo hemos apostado a ir creciendo como equipo y por supuesto de alguna forma el nacimiento con «El vuelco del cangrejo» y toda la idea de «la Sirga» va a darle continuidad en ese proceso.
Entonces, por supuesto el trabajo de Sofía es impresionante y el de Marcela en quien también me apoyé mucho porque creo que esta es una historia que se entiende desde el punto de vista de una mujer y necesitaba de esa sensibilidad femenina desde la imagen sobre todo para acercarme a la historia del personaje y eso creo que fue una de las mejores decisiones que hemos tomado para este proyecto.
– Se hizo un preestreno por Internet para espectadores colombianos. ¿Como experiencia pionera en el país qué repercusión tuvo?
Fue un éxito y lo asumimos como un experimento porque nunca se había hecho en Colombia este ejercicio de un preestreno online.
Básicamente lo que quisimos es que había una intención que he querido asumir con este proyecto de «La Sirga» y es justamente que fuera un proyecto cinematográfico de investigación donde de alguna manera tuviera la posibilidad de experimentar en cada etapa el proceso de guión, luego un rodaje, luego todo un aspecto de socialización y distribución y una de las ideas que llegó fue ésta ya que normalmente se hacen estrenos o preestrenos para un público reservado en donde pueden ir los actores y algunos invitados a ver la película gratuita y aquí lo que quisimos fue extender la invitación a todo el que tuviera una banda ancha en Colombia y pudiera conectarse.
Nuestra intención era acercar el proyecto a la gente, sobre todo a lugares que por las distancias en Colombia o las condiciones de sus salas de cine no necesariamente van a tener la película en físico. De lo que se trataba era de promover la película y crear un voz a voz. Creo que se logró algo muy importante y fue en términos de nuestra financiación que no teníamos muchos recursos para la publicidad (hay películas que te llenan la ciudad de vallas, de afiches). Nosotros no tenemos los recursos para eso entonces el hacer esta première online también permitió que de alguna manera se reemplazara esta estrategia y muchos medios incluso que no tienen que ver con el cine sino que son revistas de tecnología, de moda,… de pronto hicieron un free-press sobre este experimento que estábamos haciendo y logramos una conexión de cincuenta y cuatro mil ordenadores simultánea viendo nuestra première, que no está nada mal para ser una primera vez y sobre todo como un poco experimental.
– Y se sabe también que Cine en Construcción y Fundación Carolina-Casa América hicieron aportaciones importantes cuando solo se trataba de un proyecto.
Sí, eso fue muy importante porque creo que justamente la película desde su etapa de desarrollo y de escritura tuvo esa suerte de ir calando a través de diferentes convocatorias y jurados y eso fue lo que nos permitió también asumir un tipo de financiación a través de estos fondos culturales que apoyan estas películas un poco de arte y ensayo.
También tenemos el caso del mismo Fondo de Desarrollo Cinematográfico de Colombia más la coproducción que hacemos con México que nos permite también acceder al programa Ibermedia en donde también tenemos el estímulo de escritura y el de producción y creo que un aporte muy interesante fue el de la Beca para Desarrollo de Proyectos Cinematográficos de Fundación Carolina y Casa de América que efectivamente fueron vitales para cerrar el proceso de escritura.
Fue una Beca de residencia de dos meses en Madrid donde el proyecto llega para ser asesorado por dos script doctors.
Creo que el claustro, esa posibilidad de centrarse dos meses en la escritura del guión, fue vital para lo que luego fue mover ese guión a través de los fondos económicos y precisamente poder rodar con esta libertad creativa donde no habían ataduras comerciales y en ese sentido siendo muy coherentes con lo que queríamos contar.
©José Luis García/Cinestel.com foto fija del film: Carolina Navas