“Lleno de ruido y dolor”, un western patagónico de Nacho Aguirre

Estreno en Argentina
De vez en cuando aparecen emprendedores del cine que arriesgan con el género western, una posibilidad que actualmente goza de un reducido circuito, pero interesante, de festivales tanto en los Estados Unidos como en el Reino Unido y España.
Es el caso del director chubutense Nacho Aguirre, quien a partir de unos hechos reales ha construido un guion con tres protagonistas extremadamente violentos que planean robar un banco en Bariloche.
“Lleno de ruido y dolor” es la crónica de la ambición que tienen unos bandoleros por hacerse con la mayor cantidad de dinero posible, aun a costa de la posibilidad de tener que arrepentirse después por haber cometido el mayor error de su vida.
Siguiendo los pasos de Soria, estamos también en una historia acerca de las disputas por el liderazgo que suelen ser comunes en estos grupos.
La película se vio en la edición de este año del Almería Western Film Festival, donde formó parte de la programación oficial; compite en el Patagonia Media Festival; regresa al FAB de Bariloche; y dadas las complejas condiciones en las que nos encontramos en este 2020, se exhibe también en algunos Autocines argentinos.
Nacho Aguirre responde las preguntas de Cinestel:
– ¿Qué te atrajo de aquella historia real ocurrida en 1928?
“Lleno de ruido y dolor” esta basada en hechos reales y surge a partir de una crónica policial de la época.
Lo primero que me atrajo es que era una historia atrapante y muy fuerte, con muchas posibilidades cinematográficas. Pero también me resultaba interesante pensar cómo era la Patagonia a principios del siglo XX. De qué manera se configuraba el entramado social de esta región alejada de todo. Era un paisaje no muy diferente del actual, con grandes extensiones de tierra, en el que hacía poco tiempo habitaban los pueblos originarios, pero que habían sido masacrados por el gobierno de aquellos años. Así que era una tierra con una historia basada en la muerte y en la injusticias, en ese escenario es que se desarrolla la trama de “Lleno de ruido y dolor”.

Nacho Aguirre, director de “Lleno de ruido y dolor”
Me interesó indagar en ese territorio oscuro, con personajes que construyen sus propias lógicas y estrategias para sobrevivir, desde un almacenero y su familia, un comisario duro, una joven que intuye el peligro y unos bandoleros despiadados y crueles. Cómo funcionaba el poder y como se ejercía la violencia desde muchos lugares.
– ¿Los personajes del film son capaces de casi todo por dinero?
Foster y Román son capaces de todo, están jugados, no tienen nada que perder y eso se ve en sus acciones. El dinero puede ser una motivación extra, pero sobre todo es el poder lo que los motiva, el poder sobre las personas.
– ¿Y siempre es más interesante a nivel narrativo que uno de ellos aparezca como el más débil, inocente y vulnerable?
Con Soria imaginamos un personaje que pudiera generar un poco de empatía con el espectador. Que ofreciera además un punto de vista cercano al público, uno puede identificarse con las dudas y las malas decisiones de algunos personajes. Por supuesto si pensamos a nivel narrativo estos son los personajes que muestran fisuras, que los hacen más humanos, sobre todo en contraste con dos seres tan desalmados.
– ¿Qué novedades le puede aportar el cine al género western en el siglo XXI? ¿Las de nivel técnico quizá?
Creo que la actualización del género en nuestra época, lo mismo que la impronta que cada realizador le pone a las producciones, es un aporte en sí mismo. Que sea un género que se sigue eligiendo para contar historias, aún hoy, habla de la influencia que tiene y de las posibilidades que otorga a nivel narrativo y estético. Las posibilidades técnicas actuales son una realidad y pueden hacer la diferencia.
En nuestro caso no fueron tan decisivas, más bien se grabó muy al estilo “vieja escuela”, es decir con efectos físicos en el propio set, planos fijos, sin un gran despliegue de parafernalia tecnológica. También, cabe aclarar que ésta es una película que contó con un presupuesto muy acotado y que eso nos hizo centrarnos en la historia y las actuaciones, y todo el aspecto técnico estuvo centrado en reforzarlos.
La Patagonia de aquellos años tiene varias conexiones con la cuna del western, escenarios similares, despojados, áridos, con una historia de conquista por parte de los estados-naciones arrasando a los pueblos originarios de esos territorios. Lugares que parecían tierra de nadie donde predominaba la ley del más fuerte. Eso nos inspiró a tomar este género y sumarle una impronta de nuestra propia región.
– ¿Y trabajar con actores locales es una ventaja añadida para este tipo de producciones?
La decisión de trabajar con actores y equipo técnico de nuestra región está motivada en hacer valer una impronta propia en las historias que contamos. El cine, en Argentina, está dominado por la producción realizada en Buenos Aires y, es notorio, cómo se relata el país desde ese lugar. Nosotros elegimos hacer valer nuestras fortalezas desde lo técnico y desde lo artístico. Apostamos por que la producción del cine argentino sea federal, es decir de todas las partes de Argentina. Desde ese punto de vista creemos que trabajar con actores de la región fue una decisión que tomamos y que nos posibilitó encontrar un elenco motivado que le dio profundidad a los personajes.
©José Luis García/Cinestel.com