«Los Dueños» de Agustín Toscano y Ezequiel Radusky; fábula irónica
Con una Mención Especial del jurado de la Semana de la Crítica de Cannes 2013, «Los Dueños», ópera prima rodada en Tucumán con una impecable y veterana dirección de actores, es una comedia oscura, una fábula irónica, sobre lo que nos impulsa constantemente a querer lo que no tenemos y que, además de actores tucumanos, cuenta con el protagonismo de Rosario Bléfari y Germán de Silva.
El filme cuenta la historia de tres jardineros, Sergio, Rubén y Alicia, que en una propiedad rural usan como propias las instalaciones de sus patrones cuando ellos no están e imitan sus estilos de vida, duermen en sus camas, miran sus películas de video por la televisión y comen sus caros productos de alimentación.
La fuerza de este relato radica en que Radusky y Toscano han sabido articular hábilmente esas situaciones mundanas manteniendo el equilibrio frente a una relación dominante de poder y conjugando factores como los celos, la promiscuidad, la traición, las amenazas, el chantaje o la seducción.
Casi todos los actores son tucumanos y fungen como tales en esta historia, a excepción de los personajes que interpretan Bléfari y De Silva que son porteños y hablan con ese acento. Los realizadores nos cuentan más detalles sobre la película:
– «Los Dueños» habla de, entre otras cosas, la dificultad para mantener una mentira y hay también cierta morbosidad y voyeurismo entre los personajes.
Ezequiel Radusky: Así es y eso que dices de la mentira era una cosa que a nosotros nos apasiona y es algo que hemos venido desarrollando en las obras de teatro que hacíamos antes, que es que hasta qué punto el viejo dicho de la mentira tiene patas cortas y a qué punto una mentira que no es develada siempre va a generar podredumbre y eso es inevitable, a la larga o a la corta algo sale, ya sea por el que ha mentido o ya sea por el que ha sido mentido. Para nosotros la mentira siempre retuerce la relaciones. No importa cual sea.
– ¿Y en Tucumán existe el apellido «Butiérrez» y el nombre «Grabiel» que los jardineros mencionan en su película o se trata de una forma de hablar?
Agustín Toscano: Nosotros estuvimos investigando formas de hablar escuchando a diferentes tipos de gente conversando y después nos hemos fijado puntualmente en algunos casos concretos y sí que había gente que decían «Butiérrez», eso lo hemos tomado de un señor que le llama a otro así. Nos pareció muy divertido cómo se confunden ese tipo de cosas, igual que Candolfo, que lógicamente es Gandolfo.
Ezequiel: Con los actores tucumanos sí hemos hecho un trabajo de adaptación del acento tucumano de ciudad al tucumano de campo, que si bien son muy similares, la gente rural habla de otra manera,…
Agustín: …sobre todo en el uso de las palabras, usan menos…
Ezequiel: …y el canto es un poco diferente y sobre todo esto, el vocabulario se vuelve muy escueto en la gente campesina, el ritmo y la forma de hablar. Los actores de ciudad estuvieron bastante tiempo visitando a peones reales para familiarizarse, y dentro de los peones de la película también hay un porteño que es Rubén (De Silva).
– El final de «Los Dueños» puede resultar bastante imprevisible. ¿Para ustedes era importante eso?
Agustín: Nosotros pensamos toda la estructura dramática de la película en función de que no se define como un A ni un B finalmente, sino que el espectador tenga la sensación de que eso puede ir para cualquier lado. Las últimas secuencias sobre todo las intentamos mantener así y no dar datos de que eso iba a suceder.
Ezequiel: Los finales son más predecibles, cosa que no reniego; hay mil películas que me encantan y tienen finales que vos te los vas esperando, pero eso es cuando el camino del héroe, del protagonista, es bastante más marcado y menos ambiguo. Acá no hay un héroe ni hemos querido ir valorando quién es bueno, quién es malo, quién merece ganar o perder, o si hay algo que disputar, porque no se trata de eso.
Agustín: Claro porque el conflicto es más bien ambiguo, si bien lo conocíamos bien y sabíamos de qué hablábamos, creo que sí era importante no ser predecible en eso para que se sorprendan.
– Lo que también debió ser complicado fue la manera de introducir elementos nuevos en la trama sin que se pierda el interés y salir airoso de eso. ¿Contaron con su experiencia narrativa previa en teatro en este caso?
Ezequiel: Venimos haciendo obras de teatro con una técnica de guionarlas trabajando prácticamente con los actores. Nosotros en general pensábamos las obras, llevábamos la idea e íbamos modelando escena por escena y así íbamos llegando y al final de todo teníamos una historia pero sí que estudiábamos mucho esto que vos decís, cómo introducir los elementos para ir generando tal o cual cosa.
En la película particularmente escribimos trece veces el guión, ha ido variando bastante, pero también es el primer guión cinematográfico que escribimos en el que sí que mantuvimos una tensión muy fuerte. De hecho, en la edición de la película hemos seguido trabajando eso porque han quedado fuera muchos momentos y sub-historias que generaban justamente lo que vos estás diciendo.
– Germán de Silva ha hecho últimamente películas que están rodadas fuera del ámbito urbano de Buenos Aires. ¿Es porque prefiere trabajar en el campo?
Agustín: Él tiene esa habilidad que nosotros buscamos en los actores, la tiene y siempre la usa. Siempre habla como él cotidianamente lo hace, no intenta cambiar su forma de hablar. Agrega lenguaje, agrega vocabulario, pero no modifica su forma de pensar, tiene un color propio, y uno lo va a ver en el teatro y actúa igual. Esto es muy bien cierto, se cree mucho las situaciones, siempre se mete en ellas y a nosotros nos encanta eso.
Ezequiel: Es el actor que ha entrado al final de todo, ha entrado dos semanas antes de que empiece la preproducción de la película, casi de urgencia, y ha sido con una técnica realmente increíble, insuperable,… me muero por escribirle una película en la que sea sólo él el protagonista porque es increíble actuando, muy bueno. Cuando vino a ensayar a Tucumán ya le dijimos que estuviera tranquilo ya que no tenía que cambiar su forma de hablar, pero él quiso tratar de aprender palabras tucumanas y a veces solamente introduciendo una palabra en la forma de hablar de una persona, cambia muchísimo todo su sonido y su manera de expresarse y él iba haciendo eso desde una semana antes del rodaje en casa de Sergio Prina para que pudieran charlar y familiarizarse y después ser la dupla que fueron.
– ¿Rosario Bléfari es más conocida como cantante que como actriz?
Ezequiel: Sí. En realidad es conocida como cantante y creo que se dedica mayormente al canto, pero nosotros la hemos conocido como actriz y creo que la mayoría de la gente que la conoce es por Silvia Prieto que es una de las películas más emblemáticas del cine argentino moderno, de Martín Retjman, en la que ella es la protagonista exclusiva y ahí todo se trata sobre el relato que va haciendo ella y que es un personaje muy conmovedor. Las veces que la han llamado siempre ha sido para hacer una especie de cita homenaje a ese gran papel histórico de ella y a nosotros se nos ocurrió llamarla porque sabíamos que ella es actriz y que había hecho mucho teatro y para que así demuestre que tiene un montón de posibilidades, porque el cine de Retjman trabaja en un neutro muy extraño y rápido, es muy raro pero muy bueno.
Agustín: Es muy teatral al mismo tiempo y parece una actriz de teatro diciendo también el texto porque además sabemos que Retjman es muy riguroso pidiendo que se respete. Desarrolla mucho el plano literario con los actores y ese trabajo la había encasillado ahí y eso no era bueno y en este sentido, esta película viene a demostrar que ese encasillamiento no era tal..
– En teatro se alza más la voz y la posición de los actores es distinta porque tienen que mirar la mayor parte del tiempo hacia el público. ¿Esta diferencia la tuvieron que tener en cuenta a la hora de hacer esta película?
Ezequiel: El teatro que nosotros hacíamos era muy cinematográfico. No usábamos la proyección de la voz, tratábamos de poner los espectadores a esa distancia de lo que queda una cámara, entonces siempre teníamos veinte o treinta personas viendo la función como máximo y por eso ya veníamos acostumbrando a la gente que trabaja con nosotros a que nuestro gusto por el rodaje hiciera que una filmación fuera muy parecida al ensayo de una escena en una obra de teatro.
La dinámica que hemos logrado de que haya un montón de técnicos con nosotros en la familia que opinan y hacen su trabajo, es lo mismo que hacemos cuando éramos ocho actores y tenía esa cuestión de que se entra y se sale, se corta en cualquier momento, se habla todo el tiempo de eso.
Agustín: La actuación en el teatro y el cine tienen esa gran diferencia y en sí es un trabajo que nosotros hemos venido haciendo diez años con los actores que trabajan con nosotros y así también han llegado bastante cerca del lugar al que tenían que llegar, pero ese es el cambio que los actores deben de hacer.
– ¿Los esfuerzos que hace el INCAA para que los directores del interior puedan hacer sus películas, se notan en Tucumán o no?
Ezequiel: Mirá, esta es la primera vez que una película tucumana gana ese concurso y también la primera ocasión que se presenta una siendo un concurso que está aún hoy abierto y que nuestros colegas lamentablemente no sacan el guión de debajo de la mesa y lo presentan y entendemos que para nosotros ha sido muy difícil, pero al mismo tiempo la experiencia de haber estado haciendo mucho teatro y pidiendo muchos subsidios también al Estado Nacional para ayudarnos a hacer las obras, nos ha dado como una especie de práctica para que a la hora de presentarnos en este concurso, si bien ha costado más porque la cuestión presupuestaria es mucho más que una obra de teatro, pero conceptualmente para armar una carpeta la hemos podido hacer bien y rápido aunque ha sido bien accidentado todo hasta que hemos llegado a presentarla, de hecho la hemos presentado el último día, dos horas antes del cierre del concurso hemos llegado apurados a Buenos Aires y lo hemos presentado.
Agustín: Y de hecho en todo esto el INCAA es muy flexible porque a día de hoy, si uno analiza la diferencia de lo que nosotros hemos presentado y la película que hemos filmado, tuvimos doce guiones más después y además tuvimos cincuenta presupuestos diferentes y el primer presupuesto que nosotros habíamos presentado se quedaba realmente corto y con eso no se podría haber hecho nunca esta película. Ahí el INCAA fue flexible y seguramente vio que estaba mal presupuestado pero igualmente premian la idea y uno tiene casi dos años para repensar un montón de cosas siendo obvio que el guión iba a ser escrito de nuevo, el casting iba a ser pensado mejor, los técnicos,… por eso dicen que todo es tentativo, hasta el título de la película con la que uno concursa en el INCAA es tentativo, pero está bueno eso como sistema de convocar todos los años nueve óperas primas. Eso es un buen plantel que van presentando y que permite que haya un camino de acceso, por eso nosotros estuvimos dispuestos a seguir concursando hasta que hubiéramos entrado.
Agustín Toscano y Ezequiel Radusky piensan seguir postulando en los concursos del INCAA y en su interés por seguir rodando cine tienen pensado comenzar a estructurar una nueva historia a partir de septiembre que, con los antecedentes del suceso obtenido en Cannes con su primera película, es muy posible que obtenga apoyos para la construcción de un nuevo guión.
©José Luis García/Cinestel.com