«Mono con gallinas», de Alfredo León León; el amor y el conflicto

Estrenada en Argentina
Coproducción entre Ecuador y Argentina, «Mono con gallinas» es la ópera prima del ecuatoriano Alfredo León León, una ficción dramática a cuyo joven protagonista sus inicios en el amor lo llevan a participar en una guerra fronteriza sin habérselo propuesto previamente.
El filme está sustentado en la narrativa clásica del cine tradicional y, aunque lógicamente emplea sus recursos sin introducir elementos rupturistas, es una historia que cautivó al público del Ecuador cuando se estrenó allá. La ambientación de época (año 1941) es un elemento destacable, sobre todo al comienzo del relato, momento esencial para intentar comprender el desarrollo posterior. Y también la fotografía posee un magnífico tratamiento, lo cual hace pensar que el director pueda hacer una buena aportación para el cine ecuatoriano.
La historia de «Mono con gallinas» se articula a través de Jorge, un joven en busca de su pareja ideal que por azares del destino se ve abocado a participar en esa contienda limítrofe entre dos países, Ecuador y Perú. Por desgracia, tras su ingreso en el ejército comenzará a tener serios problemas casi desde el principio. La resolución de cada uno de esos puntos es la base de esta historia con elementos de partida en la trama que ya son conocidos por los más avezados en el cine, pero que suponen un punto de apoyo importante para intentar aupar la carrera de este realizador novel, pues aquí queda demostrada su buena capacidad para contar historias.
El origen del título del filme se halla en el uso de apelativos despectivos entre los contendientes de la guerra de 1941, cuando los peruanos llamaban a sus enemigos «monos», mientras que para los ecuatorianos ellos eran «gallinas».
Alfredo León León, quien tiene entre otras formaciones fílmicas un postgrado en guión de largometrajes de ficción de la ESCAC (Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya) y una licenciatura en Cine y Video por la Universidad San Francisco de Quito, responde las preguntas de Cinestel:
– ¿Es «Mono con gallinas» un filme basado o inspirado en hechos reales?

Alfredo León León
Sí, «Mono con gallinas» está inspirado en la historia real de mi tío abuelo quien a los 17 años vivió una experiencia inesperada al terminar en el medio de la selva y participando en una guerra. La película ficciona sobre los hechos y personajes relatados por él durante ese tiempo.
– El protagonista se muestra al principio como un enamoradizo y más tarde intenta desarrollar esa búsqueda. ¿Es la película una historia de amor por encima del conflicto bélico?
La película es una historia de crecimiento. Y considero que parte de crecer es conocer el amor, enfrentarse a los sentimientos alborotados y cruzados que uno tiene en la adolescencia y luchar por controlarlos. Esta historia se centra en la transformación de Jorge de un niño a un hombre y así como debe crear amistades, enfrentar temores y sobrepasar problemas, parte de su crecimiento se centra en entender su condición de enamoradizo y soñador.
– ¿Y cierta secuencia en ese río que divide las dos orillas sería la metáfora perfecta sobre lo absurdo de la división y las guerras?
La película en sí pretende ser una reflexión sobre lo absurdo de las guerras. Es interesante el simbolismo del río y me alegro que lo sientan de esa forma. En realidad la propuesta siempre fue dar ese mensaje de forma indirecta y sutil a través de elementos narrativos distintos en ciertas escenas, está dado por los personajes o el dialogo pero en otros por los escenarios o la acción. Lo importante es que al final el mensaje anti bélico se haya calado en el espectador sin que lo sienta.
– Es muy buena la dirección de fotografía y de arte. ¿Nos puedes hablar sobre quiénes estuvieron a cargo de ello?
Es interesante el balance que se logró en el trabajo creativo con los departamentos de arte y fotografía. Pues el Director de Arte es Roberto Frisone un ítalo ecuatoriano con muchísima trayectoria y experiencia en cine, escenografía y diseño de producción. Por el otro lado en la fotografía estuvo Daniel Avilés que regresaba al Ecuador después de estudiar en el extranjero y «Mono con Gallinas» iba a ser su primer largometraje como director de foto, pero tenía mucha energía, ideas innovadoras y ganas de hacerlo. Los dos formaron un equipo muy balanceado en energía y experiencia que aportó al resultado final. Daniel ahora es uno de los directores de foto con más experiencia en el Ecuador y Roberto sigue activo y trabajando en el medio aunque se dedica ahora también a la docencia.
– ¿Y qué le atrajo al público ecuatoriano para que llegara a ser un éxito de espectadores cuando se estrenó allí?
Creo que fue una bofetada de frescura de lo que el cine nacional les venía presentando en ese momento. La gente agradeció que sea distinta en su contenido, estilo narrativo y visual a lo que el cine ecuatoriano les había acostumbrado. Coincidió que antes de «Mono con Gallinas» se hicieron varias películas similares en términos de estilo o contenido y que agotaron al público y en algunos casos inclusive generó prejuicios del espectador para con el cine local. Eso en alguna medida afectó al estreno, pero cuando se empezó a correr la voz se permitió que «Mono con Gallinas» rompa esa línea y el público agradezca.
©José Luis García/Cinestel.com