“Natalia, Natalia”, rompedor filme policial con Sofía Gala Castiglione
El experimentado Juan Bautista Stagnaro regresa a la dirección cinematográfica con un film de género policial que gira en torno a una joven cuya ex-pareja, un policía, ha fallecido en extrañas circunstancias y ella decide investigar por su cuenta sin poder evitar la toma de contacto con una trama de corrupción.
La protagonista está encarnada por Sofía Gala Castiglione, quien desarrolla una magnética y creíble actuación, transmitiendo cómo a su personaje algunos fantasmas del pasado de los que quiso huir, le vuelven a acechar.
“Natalia, Natalia” renueva el propósito que siempre ha tenido su director de conjugar el arte con la convocatoria, intentando hacer el mejor cine que uno pueda hacer, y ofreciendo historias de ficción que vayan en búsqueda de su público.
La película ha sido uno de los estrenos más esperados del año en la Argentina.
El título del film procede de la jerga policial, pues Natalia Natalia (NN) parece que ahí significa ‘No Name’ y es utilizado cuando no se sabe el nombre de un cadáver encontrado, ya que mencionar sólo las siglas puede inducir a confusión. Y aunque esta historia fue rodada en Avellaneda, Stagnaro trató de esquivar cualquier referencia concreta a posibles lugares comúnmente reconocibles en Buenos Aires, logrando que fuera un relato más universal y sin ninguna referencia específica que ubicara al espectador en puntos concretos del denominado conurbano bonaerense. Sin duda, una buena idea para evitar el lado costumbrista que inevitablemente muchas veces surge en historias que se ven en el cine.
Este cineasta argentino es a su vez un apasionado lector de novela negra y de ahí que le ponga un énfasis especial tanto a las características de la imagen como al trasfondo escenográfico. Además, en lo que hace referencia a la historia que se cuenta, esta vez ha preferido abordarla desde un punto de vista único, el de la protagonista de la película, cargado de subjetividad pero, al mismo tiempo, de intriga y misterio acerca de todo aquello que el espectador ignora y que de a poco se va descubriendo. Stagnaro lo define como “un juego de carreras en el que uno como director tiene que, deseablemente, llevar una delantera; aunque no siempre se logra, porque cuando el espectador se te anticipa y sabe lo que vas a hacer, es como una partida de ajedrez que se pierde”.
Silvia se llama la protagonista de “Natalia, Natalia” y está presente en prácticamente todas las escenas de esta película que también toca el tema del deseo, la tensión y la atracción sexual, así como que apuesta fuerte por ese factor sorpresa que, como el realizador cuenta, “ocurre cuando las cosas que están ocultas, siempre han estado más a la vista de lo que nos pensábamos”.
– Así es, Juan Bautista, principalmente también porque mientras que la protagonista hace sus búsquedas, también es el espectador quien las hace y en cierto modo, acompaña a Silvia en ese cometido.
Sí, aquí hay estilísticamente una diferencia con el policial inglés tradicional de Agatha Christie, donde hay un uso de la razón, hay certezas y se avanza en la investigación mediante un conocimiento que te va abriendo puertas. En cambio, en este caso con el punto de vista único, se avanza en la oscuridad de la narrativa, como en la ciencia o como en la vida. A veces uno tiene un grado de conocimiento mediante la intuición que es previa a la certeza, porque uno avanza en la oscuridad y esa certeza viene después. Llamémosle “la validación fáctica”, pero me parece que lo más interesante es ese avanzar sin saber bien a dónde conduce.
En este caso, una de las cosas me gustó experimentar es la potencia del sueño, del inconsciente, que creo que abre otras puertas como las que me acabo de referir (ciencia, vida,..) también en la narrativa. En la película, ella es utilizada como única posibilidad de acceder a una verdad y está siendo estimulada, sin que ella lo sepa en ese conocimiento.
– Sí que hay misterio, hay oscuridad, pero quizá la parte más importante sea la de la desconfianza de la protagonista en un entorno que ella ya conoce en sus manejos. ¿No es así?
Sí, una de las escenas que da eso y que más me gusta es cuando ella regresa a la casa y hay algo, una pequeña señal, que puede ser como un corrimiento de una carpeta que gira sobre una mesa, un pequeño pliegue que ella lo aparta, y esa es una señal que por ahí nosotros como espectadores no lo registramos, pero ella sí lo registra. Cuando va hacia el baño, en la recorrida ve dos o tres goteos que, a lo mejor para el espectador no son tan claros, nadie explica nada, pero ella ve más de lo que ve el espectador y lo devela en la siguiente escena. Por eso digo que es bueno que el personaje vaya delante del relato y no del que mira.
Eso se ve cuando va y le platea a Molinari, que es el jefe de policía, que no quiere que lo sigan investigando. Es porque ella vio cosas que a lo mejor nosotros intuimos, pero que ella sabe con precisión. Y eso se devela a partir del pasado del cual ella trata de escapar como hija y mujer de policía, cosa que en realidad está presente desde el comienzo de la película, aunque no se le vea hasta ese punto. A mí lo que más me gusta es que espectador pueda ver primero algunos hechos y que después sea cuando llegue la comprensión.
– Por otro lado, no parece muy común que en la historias de cine negro aparezca una mujer como protagonista total de toda una completa trama de este género. ¿Quisiste ofrecer algo nuevo narrativamente hablando?
Yo he leído también muchos textos sobre el cine negro y me impresionó el hecho de que en general el rol de la mujer en estas historia es el de la femme fatale, con una presencia en algún sentido secundario, pero que estaba definido como “objeto en disputa”. Eso me gustó y pensé en lo interesante que sería hacer un cine negro invirtiendo esta característica o norma.
Desde el inicio, el diseño del personaje fue el de una persona que está escapando de un origen y de un destino. Eso aparece someramente, pero en la historia del relato que no se ve, pasó que ella tuvo conflictos con el padre, no le gustaba lo que él hacía en la policía, y en cierto sentido hubo un primer matrimonio que fue un primer intento de fuga de ese destino, pero que no terminó bien, y me gusta esa parte borgeana de personajes tratando de buscar una vía de escape y que se los encuentran o van en su búsqueda sin ellos saberlo. Esa es tanto la característica de ella como la del Griego, que es la contrafigura.
– También es muy destacable el trabajo de Sofía Gala, quien sabe conectar con el espectador y eso es muy meritorio por su parte. ¿Cómo lo valoras como director del film?
Altamente, en la película y en la previa, porque el guion estaba obviamente escrito y desarrollado, pero hubo un trabajo anterior con ella, inclusive telefónico y por streaming, donde Sofía absolutamente fue perfeccionando su visión del personaje. Pero además de eso, yo creo que lo importante en Gala Castiglione es que tiene una mirada muy franca y directa, y una forma de decir que torna muy verosímil lo que hace y lo que dice, y te diría que ella misma, en su propia vida, es muy creíble porque ha atravesado, no sé si situaciones de conflicto, pero sí de gran compromiso emocional y eso hace que se vea que no está actuando sobre algo que le es ajeno, sino que transmite credibilidad.
– Si bien constantemente laburas en el terreno audiovisual, tu anterior dirección de cine databa de hace más de diez años. ¿Echabas de menos dirigir una nueva película como ésta?
Totalmente. En ese tiempo tuve dos proyectos que se cayeron, si bien no están del todo caídos, es decir que todavía los tengo en cartera. En 2015 trabajé en un proyecto y se cayó por temas económicos en la Argentina, que ya conocerás, como puede ser lo que significa de pronto contar con un presupuesto y que de repente se multiplica por dos o por tres, y sigue vivo, además de que estoy conviviendo largamente con él. Y en el 19 hubo otro proyecto que finalmente por desgracia tuvo el mismo destino, -el cual coincidió con la derrota electoral de Macri en ese momento-, e hizo que los productores huyeran despavoridos y se cayera por motivos similares al anterior.
En “Natalia, Natalia” yo me he comprometido mucho con la producción, y además como proyecto yo digo que tiene algo, y me gusta, de las películas de Kieslowski, del “No Matarás”, que son proyectos factibles, muy pequeños en producción, pero con mucha intensidad; pero sí, tuve dos intentos anteriormente y una de las frases un poco en chascarrillo que digo, es que esta película ya es “mi quinta ópera prima”, porque estoy haciendo siempre óperas primas, y porque siempre hay intervalos sumamente largos.
Pero estoy muy feliz en este caso con el trabajo de todo el equipo y además tengo dos productores que han asumido el riesgo y esperemos que en un tiempo también se pueda ver en plataformas, luego del estreno en cines de la película.
©José Luis García/Cinestel.com