Entrevista a Sergio (Shlomo) Slutzky sobre “Perón y los Judíos”
Estrenada en Argentina
¿Cómo trató y se relacionó el General Perón con los habitantes judíos de la Argentina? Sergio (Shlomo) Slutzky intenta recuperar en su nueva película “Perón y los Judíos”, los testimonios de personas que vivieron en aquella época, de los que habían llegado y de los que tenían dificultades para llegar, luego de unas terribles guerras en el viejo continente europeo.
De entrada hay que reconocerle a Shlomo la valentía de los temas que suele tratar en sus acercamientos fílmicos a realidades que, como ocurre en esta ocasión, le afectan a él y a su familia.
La chispa que permitió a este director la realización de esta película fue el imborrable recuerdo de que sus amigos de infancia y adolescencia acusaban a su padre en los años 50s del siglo pasado, de ser “otro judío gorila”, tratamiento despectivo para todo aquél al que consideraban reaccionario y antiperonista.
El periodista y realizador argentino-israelí ha buscado en esta ocasión una pluralidad de voces que le permitiera investigar acerca de esa relación entre Perón como jefe de Estado y los judíos, dentro y fuera de la Argentina de aquella época. Algunas preguntas urticantes del pasado que siguen doliendo en el presente, forman parte importante de este documental de exploración profunda a un ayer concreto de la vida común y general de la población.
Sergio (Shlomo) Slutzy recuerda, en diálogo con Cinestel, que la denominación de “gorilas” se comenzó a usar como algo relacionado con las disputas entre un grupo ideológico y el otro; de hecho fueron los mismos subversivos que hicieron el golpe contra Domingo Perón quienes se autodenominaban de esa forma, de modo que se profundizó en una grieta que hoy en día todavía continúa.
El director reconoce que la época de Perón los judíos la pasaron “relativamente bien” y que las relaciones con Israel fueron buenas. Con el exilio del mandatario hacia España, la comunidad judía se vio obligada a abrazar al nuevo gobierno militar, según Slutzy, “como una consecuencia trágica de ser una minoría nacional”.
“Perón y los judíos” devela que el entonces Presidente de la Nación empleó un doble discurso en relación a la inmigración judía, incluso poniendo en dificultades a numerosos miembros de esta religión que querían llegar hasta la Argentina bajo la calificación de “no deseables”, mientras que a su vez se prestaba a acoger a ex-oficiales de la Alemania nazi. Al parecer, según la película, los cónsules argentinos en Europa tenían instrucciones de no recibir a judíos, aun cuando tuvieran familiares en Argentina.
Al realizador de este film, su padre le comentó que Perón fue un autoritario y que con su llegada al poder junto al GOU en 1943, “la educación católica se hizo obligatoria en las escuelas y los judíos se tenían que salir del aula cuando había clases de religión, lo cual -dice- los discriminaba”.
Pero para Shlomo esas cosas cambian cuando la II Guerra Mundial acaba y ante el triunfo de los aliados “Perón quiere hacer otra política, quizás también por una cuestión de querer tener una buena relación con Estados Unidos si mantenía un buen vínculo con los judíos y con Israel”.
“Él llega a acuerdos muy convenientes para Israel a nivel económico, -sostiene el director-, y hay una ayuda concreta de la Fundación Evita Perón para trasladar bienes para los refugiados judíos que llegaron a Israel en esa época, e inclusive se decide que un rabino se convierta en el asesor de Perón para temas religiosos, no sólo para los judíos sino que en general para todas las confesiones. Además, Perón cayó un 16 de septiembre, fecha en la cual tenía que comenzar el año nuevo judío, y por ese motivo en la primera plana del periódico Mundo Israelita hubo un saludo del Presidente de la Nación a la comunidad judía”.
– Pero tu película va todavía más allá de los judíos anti-peronistas y se refiere también a otras personas distintas que mantenían diferencias con esa corriente política. ¿Te referías a que pudo haber una especie de ‘dictadura de las mayorías’ en la cual, si no te gustaba el peronismo, estabas clasificado en ese mismo grupo de “gorilas”?
Sergio (Shlomo) Slutzy: Hay algo de eso. Tuve infinidad de testimonios que no pude incluir en la película y precisamente uno de ellos me cuenta que en determinado momento tenían temor de hablar en su propia residencia, porque aunque a la señora que les venía a limpiar la casa, su familia la trataba muy bien, si ellos llegan a decir algo en contra de Perón,… no tenían esa libertad; como también me cuentan que en el tren donde una pareja iba de luna de miel a Chile, la gente estuvo callada hasta que pasaron la cordillera y una vez allí, se pusieron a hablar más abiertamente de estos temas.
Quiero decir que hay cosas que, aunque no estén específicamente orientadas a los judíos, asustan. Por ejemplo, en junio de 1955 hubo un intento de golpe que estuvo apoyado por la Iglesia Católica. No triunfó, pero después de eso hubo una quema de iglesias por parte de la gente del Peronismo. No fueron contra los judíos ni contra las sinagogas, pero la comunidad judía tenía miedo porque así como el catolicismo era amigo de Perón entre los años 43 y 47 y hasta el año 50 más o menos, de repente hubo serios problemas y no sabíamos qué iba a pasar con nosotros que éramos muchos menos y teníamos menos fuerza.
Es decir, que había un temor. Y si la película logra mostrar un poco que a veces hay que ver que no solamente hubo declaraciones en contra del antisemitismo de Perón y Evita y esas cosas, sino también considerar cuáles eran las sensaciones de los judíos en aquella época, creo que habremos hecho algo positivo para fomentar el diálogo entre la sociedad argentina.
– Claro, pero en la película también se habla de que Perón, cuando reconoció a Israel, se movió más por la tendencia general internacional que por estar convencido de lo que hacía. ¿Crees que esa falta de sinceridad es en muchos casos inherente a la política?
Evidentemente, pensémoslo. Perón es el gobernante de un país que tiene que convivir en el mundo. Frente a este nuevo país, Israel, Argentina tiene una relación con los países árabes que hay alrededor y yo creo que hoy en día se puede entender por qué Perón no vota inicialmente a favor de la creación del Estado de Israel en noviembre del 47. Pero a la vez, cuando ya está decidido de que sí va a haber un Estado, es el primero de toda Latinoamérica que manda un embajador, Pablo Manguel, quien además era judío.
Se puede decir que él actuó como muchos políticos, quienes no siempre hacen las cosas por ideales y principios, sino que son guiadas por intereses. En el caso de los judíos fue difícil de perdonar el hecho de que las Naciones Unidas escuche ‘Abstención’ cuando la Argentina tenía que decir si estaba a favor o en contra del Estado de Israel y al lado de un Estado palestino, como se había decidido en noviembre del 47.
– En “Perón y los judíos” hay numerosas declaraciones de gente de la época, inclusive un señor que con 93 años parece que tiene 60.
Justamente él es Abrasha Rotemberg, un anciano que tiene dos años más que mi padre, y que es importante porque de alguna manera representaba en sus sensaciones de ese momento, las concepciones de una persona progresista en forma general, pero que había cosas que no podía aceptar del Peronismo. Sí que estaba a favor de los derechos sociales o del voto de la mujer que trajo el Peronismo, pero a la vez tenía ciertos temores por el autoritarismo que sentía departe de Perón.
Rotemberg es una persona que a partir de la dictadura del año 76, se fue a vivir a España, donde vivió mucho tiempo, pero en los últimos años volvió para la Argentina. A él no le gusta que se diga, pero es el padre de Cecilia Roth, que se hizo conocida en ese país pero es argentina de nacimiento.
– Ya para terminar quisiera preguntarte sobre la grieta, que también se menciona en la película y que tal cual, sigue existiendo en la actualidad. ¿Consideras que es algo que se podrá borrar alguna vez de la Argentina para que surja una mayor pluralidad?
Yo creo que sí y confío en que el presidente actual, Alberto Fernández, lo va a intentar, pues es una persona que está a favor del diálogo y que es diferente a otros líderes peronistas del pasado. Yo tuve oportunidad de hablar con él en su visita a Israel el 23 de enero de este año, un mes después de su entrada en el cargo, donde se hizo un acto por el aniversario de la liberación del gueto de Varsovia, y dentro de sus 36 horas de visita al país tuve la ocasión de conversar con él acerca de temas de Derechos Humanos, sobre los juicios que se están haciendo de lesa humanidad, pero también sobre la grieta, y yo por cosas que escuché de él me parece que es la persona adecuada para poder ayudar a romperla.
Tuvo la mala suerte de que esté la pandemia porque yo pienso que hay todo tipo de proyectos, programas y demás que se querían implementar, que están postergados a este momento, pero por otra parte la Argentina y su gobierno parece que están combatiendo de una manera loable toda esta crisis sanitaria y la situación económica terrible que viene del gobierno anterior.
En ese sentido me parece que los argentinos, inclusive aquellos que no vivimos en la Argentina, -como yo que vivo en Israel pero que tenemos una relación con nuestro país-, creo que es importante que colaboremos tratando de conocer al otro. Osea, no solamente decir qué es lo malo de los demás, sino también tratar de tener un poco de empatía. Y eso es precisamente lo que he tratado de hacer con esta película, y ya me ha llamado gente comentándome que esta historia les ha generado debate entre ellos y sus familias. Esta es también mi pequeña colaboración para sanear la grieta.
©José Luis García/Cinestel.com