“Rafa, su papá y yo”; reencuentro familiar a través del cine

Estrenada en Argentina
Posiblemente existen muchas maneras distintas de limar asperezas con familiares y amigos. En un intento de tratar de comprender un poco más a fondo a su propio padre, el realizador Sebastián Muro comienza un día a grabar decenas de horas de actividades diarias de su progenitor, a través de las cuales tal vez consiga conocer sus interioridades un poco mejor, o al menos esa es su su finalidad inicial.
Rafael Muro es un tipo dinámico e inquieto que siempre apostó por buscar el éxito personal y que parece que nunca dudó a la hora de marcharse a vivir al Caribe durante casi una década, dejando a su hijo en Buenos Aires.
“Rafa, su papá y yo” pone el foco en el árbol genealógico de la familia, marcada por la inmigración del abuelo del realizador desde el Perú.
Aquellos que quizá alguna vez vieron la paternidad como un problema, tal vez se vean reflejados de alguna forma en el film.
Valga decir también que el protagonista de esta historia fue en su momento una especie de playboy, que hasta inclusive había aparecido hace muchos años presentando algún que otro programa de televisión.
El final de esta película documental es asimismo un momento en el cual el director ha plasmado de una forma bastante rotunda y contundente sus más que probables conclusiones.
Sebastián Muro responde las preguntas de Cinestel:
– ¿Consideras que Rafa siempre tuvo temor a parecerse a su padre y que luchó para evitarlo?
Sí, su padre para él es un anti referente de lo que es ser padre. Creo que en algún punto este deseo tan profundo de no parecerse le jugó en contra y le hizo dejar de lado ciertas cuestiones conmigo.
Para Rafa el soporte económico era lo más importante. Entonces él se fue para poder ganar plata y poder mandársela a mi mamá. Intentó mucho ser distinto a su padre en ese sentido, pero después se fue. A diferencia de mi abuelo Jaime creo que mi papá es una persona muy reflexiva que a pesar de que pasó el tiempo, pudo entender lo que hizo y creo que la película habla de eso, de las cosas que están adelante nuestro y que no vemos. Mi idea era mostrarle algo que me interesaba hablar a mí y a partir de eso el vínculo cambió mucho.
– Y otro de los temas principales de tu película sería lo que marca la infancia, ¿No es así?
Sí, totalmente. Tanto para mí como para mi papá y mis tíos esos momentos infantiles con distintas ausencias paternas fueron determinantes para lo que somos hoy como personas. Lo que me interesaba era, desde la adultez, saldar esa deuda que tenía yo con mi infancia y poder hablar con mi viejo de esos años.
– Uno de los objetivos de este proyecto fue el de reunir a distintos familiares. ¿Al mismo tiempo, has tenido la oportunidad de conocer mejor a tu propio padre a través de este documental?
A partir de la película mi relación con mi padre cambió radicalmente. Poner sobre la mesa ciertos temas que nunca habíamos hablado hizo que todo mejore, que ya no haya puntos grises en nuestro vínculo.
– Hay además otra cuestión interesante que deja entrever la película. Es en torno a la proliferación de pantallas. ¿Crees que vivimos saturados a causa de ellas?
No había pensado nunca en esa posible lectura que puede dar la película. Seguro que existe una saturación de pantallas en la que la pantalla de cine puede ser un oasis. La idea con la película es mirar hacia adentro (de uno, de su familia, de sus vínculos), que esa pantalla sirva como espejo, que los ojos se den vuelta y miren hacia lo más profundo de nuestro corazón.
©José Luis García/Cinestel.com

Sebastián Muro, director de “Rafa, su papá y yo”