“Sauvage”; un chico buscando algo más que sexo en un entorno sórdido
Mostra Fire 2019
Estrenada en España
Está rodada en Francia, pero cualquier otra ciudad occidental podría verse reflejada en la historia que cuenta en su primer largometraje el director francés Camille Vidal-Naquet, quien afirmó en Barcelona que este relato surge a partir de una precisa investigación llevada a cabo en una Asociación dedicada a la atención de chicos que han tenido la desgracia de caer en la prostitución.
El protagonista de “Sauvage” se llama Léo y en todo momento parece que está buscando algo más que una relación de tipo carnal con otros hombres por la que recibe dinero, pues es una persona que no se sabe ver a sí mismo y que además ha establecido una completa desconexión entre él y otros mundos que fluyen en paralelo.
Este personaje de ficción surge de una amalgama de situaciones reales que el realizador conoció en distintos jóvenes, pero que aquí ha simplificado en uno solo.
Léo es un chico que se siente mal cuando sus clientes lo rechazan o simplemente marchan, sencillamente porque piensa que lo han estado usando como un objeto de placer sexual, pero él se siente frustrado al no haber alcanzado otros vínculos más estrechos.
Tal vez, el tema primordial del filme sea la fuerza de amar y la búsqueda de esa solidez en las relaciones afectivas que seguramente es común a la mayor parte de los chicos reales que Vidal-Naquet conoció, y que a su vez le sirvieron para escribir el texto de este guion. Aun así, el director resalta que su protagonista tiene reacciones durante la película que quizá las personas que conoció no tendrían, y que inclusive en algunos de los casos, él tampoco sabría explicar la razón de las mismas.
Y en ese microcosmos, los trabajadores sexuales tienen que establecer sus propias leyes, porque aquellas que son comunes, no funcionan. En ese submundo impera claramente la ley del más fuerte.
Camille Vidal-Naquet responde las preguntas de Cinestel:
– ¿Tu personaje principal, Léo, desearía salir de ese mundo sórdido en el que se encuentra?
La mayor parte de los personajes de la película quieren salir de esa situación, porque yo lo que he filmado son trabajadores y para mí la prostitución es un trabajo ordinario.
El caso del personaje principal es diferente, porque eso es lo que él hace y no conoce otro modo de vida distinto. Y para nosotros tal vez pueda resultar chocante, e incluso difícil de percibir o de aceptar, pero si tratamos de ponernos en la piel de Léo y ver a través de su mirada, él no se queja nunca ni de su situación ni de sus condiciones de vida. Osea, no se queja nunca de lo que hace ni de cómo lo hace. Somos nosotros los que juzgamos su vida, pero él no juzga su propia vida.
Lo que he tratado de mostrar es que Léo tiene un modo de vida diferente al nuestro, al de la mayoría, sin juzgar si eso está bien o está mal.
– Pero al ver la película podemos suponer que, como algunas de las personas que le acompañan hablan en árabe, quizá esta historia también esté recordando que hay cierta discriminación hacia los inmigrantes. ¿Era ése tu propósito?
Sí y no. Es una pregunta interesante. El 90% de las personas que yo he conocido en la calle prostituyéndose son inmigrantes, árabes o no árabes, pero la mayoría del Medio Oriente (egipcios, libios,…) o de Europa del Este.
El problema que ellos tienen es que cuando llegan no tienen papeles en algunos casos, y enseguida se encuentran en una situación de precariedad social por la que las opciones que tienen es trabajar en negro, ya que es una de las vías posibles, no sé si la más fácil, pero que al final hace que no dejen de ser trabajos esclavistas.
No es el caso del protagonista puesto que él no es inmigrante, pero Léo tiene otro tipo de problemas a los que se puede enfrentar que no se aluden directamente en la película, pero que pueden ser los de una ruptura con la familia u otro de tipo social.
Pensé que era importante mostrar esos inmigrantes y cómo mi personaje principal se desenvuelve con ellos de manera muy cómoda, compartiendo al unísono esa misma precariedad social.
– Otra cosa que llama la atención y que en “Sauvage” es muy importante tras constatar que el cine en general, no sólo el de temática gay, suele dar la espalda a las relaciones afectivas o sexuales de la gente mayor, es que aquí sí que vemos a mayores y lo que en este caso les pasa cuando se quedan solos. ¿Tú lo consideraste como otro de los puntos importantes del film?
Sí, gracias por la pregunta porque es muy importante y podemos hablar incluso de las personas con minusvalía, sumada a las de la vejez. No sé como será en España, pero en Francia no se habla de la vida sexual de estos colectivos de personas. Incluso parece como si se hubiera decidido que las personas mayores a partir de una cierta edad no tienen sexualidad y que además podría parecer indecente mostrar que ellos y ellas pueden tenerla. La realidad es que esa gente también tiene deseo sexual.
Además, se da el caso de personas con minusvalías de 60 o 70 años, que nadie quiere mantener relaciones sexuales con ellos y que su única salida es acudir a este tipo de prostitución pagando. Y a nosotros nos puede parecer chocante pero sin embargo, lo que yo he podido ver y constatar es que para esos prostitutos, el hecho de mantener relaciones sexuales con personas mayores o con discapacidad nunca ha planteado un problema, y tampoco los juzgan como el resto podríamos juzgarles.
– Y aunque no lo parece, se percibe también cierta soledad en los personajes, sobre todo en el caso del protagonista, Léo.
Es cierto. Quería mostrar esa soledad porque yo también la veo de algún modo como una fortaleza de estos chicos para aguantar en una especie de solidez que les haga posible hacer frente a lo que viven. Aquí hablamos de la soledad de los prostitutos, pero también de la soledad de los clientes que en muchos casos no tienen a nadie con quien poder conversar o relacionarse; por eso la soledad está en ambos lados.
– Uno de los factores decisivos para que el espectador entre en la película es el manejo de la cámara, porque me parece que mantiene toda la tensión que se requiere y te mete dentro de la historia. ¿Para ti era uno de los aspectos técnicos más importantes?
Desde el principio la idea era trabajar con cámara en mano. Y normalmente eso se asocia al cine documental. Pero para mí lo que hace esta forma de rodar es que nos transmite vida, efervescencia. Y la cámara efectivamente lo que muestra es algo que no es estable sino al contrario, un tono febril, que se mueve, que fluctúa y refuerza la idea efectivamente de que es difícil seguir al personaje, al que presento como un ser salvaje, y que te arriesgas a perderlo.
Al mismo tiempo, la cámara al hombro lo que acrecienta es esa idea de que hay algo sensual que incluso podemos interpretar como una carícia; uno puede acariciar al personaje.
– En algún momento del film, el diálogo asocia la ciudad de Benidorm a algo relacionado con la libertad. ¿Conocías esa ciudad española o fue una invención del guion?
Benidorm ni la conozco ni nunca he estado, pero es verdad que esa ciudad tiene la reputación de ser un lugar donde hay muchos jubilados mayores y demás. Es una localidad donde se instala gente a partir de una cierta edad. No sé si es verdad o no, pero la idea que tenía yo era esa. Podría haber decidido poner México, pero marcharse tan lejos tiene una connotación exótica que yo no quería dar, pues para el público en general decir Benidorm significa una ciudad que no queda muy lejos de Francia y que tiene esa reputación con las personas mayores.
Por otro lado, tampoco conozco España lo suficientemente bien para poder decir que es un país de libertad, pero Benidorm es gente mayor, playa y buen tiempo, y elegí Benidorm para que la gente pueda comprender esa idea.
©José Luis García/Cinestel.com