«The East» con Brit Marling, dinamitando desde dentro

«The East» cuenta cómo Sarah Moss, una profesional del espionaje corporativo se infiltra en un grupo antisistema con el fin de destruirlo, pero que de repente se empieza a cuestionar las entidades que en un principio la llevaron hasta ahí. El thriller de intriga y suspenso está protagonizado por la actriz estadounidense Brit Marling, que también es co-guionista junto al director Zal Batmanglij y que repitieron première este año en Sundance por segunda vez tras el éxito de «The sound of my voice» sobre una secta.
Tanto a Brit como a Zal les había fascinado tiempo atrás la lectura de informaciones acerca del «Día sin compras», decidiendo ponerlo en práctica. El sentimiento liberador que les produjo hacer realidad esa iniciativa de estar un día completo sin ejercer el consumismo y sin gastar un sólo dólar les estimuló a seguir indagando y eso les permitió llegar hasta el movimiento freegano, gente que pretende vivir en comunidad de una manera sencilla pero sin gastar un solo centavo en la comida porque la consiguen de contenedores de basura, productos ya caducados pero que todavía están aptos para el consumo.
Ambos co-guionistas afirman que estuvieron viviendo durante un tiempo de esa manera, todo un verano colándose en trenes, recalando en campamentos y edificios abandonados habitados por otros grupos de jóvenes nómadas, y familiarizándose con esa creciente subcultura que en los Estados Unidos desafía los convencionalismos de la sociedad actual. “Llegamos a conocer a gente que tenía ideas muy interesantes sobre cómo vivir la vida: aprendiendo a producir tus propios alimentos, a arreglar tu propio coche, a defenderte tú mismo, a vivir en pequeñas comunidades, compartiendo las cosas entre todos, enseñándonos unos a otros cómo volver a ser seres completamente autónomos. En aquel momento -asegura Batmanglij- no pensábamos que saldría una película de esa experiencia. Simplemente estábamos viviendo nuestra vida, y la historia fue tomando forma poco a poco”.
Una vez que ya se reincorporaron a su vida habitual, una cadena de graves acontecimientos se fueron sucediendo en el tiempo: un vertido de petróleo, el crack de la economía estadounidense y la primavera árabe. En un determinado momento se les ocurrió mezclar su experiencia con ese cuestionamiento y descontento social, especialmente hacia las multinacionales, y se propusieron configurar un guión en torno a un grupo terrorista radical de tendencia anarquista y freegano que ataca en reuniones, fiestas y cócteles de ejecutivos y empleados. Una solución completamente reprochable e inadecuada sobre la que los autores quisieron que el espectador reflexione acerca de las alternativas que existen para manifestar su descontento de una manera más ética.
Sarah Moss (Marling) está empleada en una agencia de espionaje corporativo industrial y recibe el encargo de infiltrarse en el grupo «The East» liderado por un chico de familia burguesa que emplea una casa propia de campo como sede de sus actividades. El film contiene una fuerte crítica hacia las empresas privadas de seguridad. Para esas firmas privadas de… ¿protección?, según se ve en la película, los clientes y su mantenimiento como tales es lo primero así como su cuenta de resultados y, como es deducible, hay que mantener los beneficios a toda costa sin que les importe mucho la responsabilidad moral o los códigos deontológicos.
El film tiene momentos muy logrados de tensión, algún pequeño instante de excesiva casualidad o coincidencia y partes aisladas que se acercan bastante a estructuras de telefilme. Las actuaciones son convincentes en todo momento.
A Brit Marling algunos pudimos conocerla junto a Mike Cahill hace cerca de diez años con motivo del documental que ambos estadounidenses habían filmado en Santiago de Cuba, La Habana y Miami. «Boxeadores y bailarinas» participaba en esa edición del Festival de La Habana y trataba desde un punto de vista humano los sentimientos, gustos y deseos de prosperar de cuatro cubanos, dos en Cuba y otros dos en los Estados Unidos: ellos querían ser boxeadores y ellas bailarinas. Tras un primer pase que vimos en el cine 23 y 12, la cinta fue rápidamente apartada de la programación ante las críticas de un miembro de la televisión cubana que había estado entre el público viendo el film, una película en todo momento respetuosa y muy correcta cinematográficamente. Ojalá en algún momento se repare en Cuba aquella triste anécdota que nos dejó atónitos.
©José Luis García/Cinestel.com
(©fotos Twentieth Century Fox)