“Tóxico”, de Ariel Martínez Herrera; ¿Film oportuno o quizá oportunista?

Estreno en Argentina
La posibilidad de vivir una crisis con confinamiento como la actual aparecía como altamente improbable tan sólo hace unas pocas fechas, lo cual hace que sin remedio pensemos que no puede ser que el realizador argentino Ariel Martínez Herrera haya podido ser tan ágil como para tener lista una película de ficción sobre el tema en tan poco tiempo. Tiene que haber otras razones por las cuales “Tóxico” se ha estrenado coincidiendo con un encierro general e involuntario en sus casas de los habitantes de un gran número de países del mundo.
En el filme que nos ocupa, una epidemia de insomnio se ha ido apoderando poco a poco de la población, con graves consecuencias para la salud.
El caso es que Laura y Augusto han huido de la gran ciudad a bordo de su motorhome porque pretenden alejarse del caos que obliga a mucha gente a portar tapabocas en la cara.
La película es una suerte de roadmovie dramática con algunas pinceladas de humor. La pareja sigue su inquietante viaje a través de una ruta donde se encontrarán con los más variopintos personajes y situaciones. Y cada vez queda más claro que el problema de fondo avanza y los acecha silenciosamente, mientras que Laura revela algún dato que podría dar un vuelco a la situación.
Ariel Martínez Herrera responde las preguntas de Cinestel:
– ¿“Tóxico” es una película oportuna o quizá puede ser vista como oportunista?
“Tóxico” resulta ser una película muy oportuna pero no oportunista. Eso no lo podemos decir porque el proyecto viene desde hace más de 10 años, así que si fue un oportunismo, debió ser muy lento (risas), tan lento que me parece que no se le puede llamar así.
Pero sí es una película oportuna porque habla de temas que de golpe han cobrado una notable actualidad, y me parece que eso está bien ya que actualiza debates que nosotros teníamos la intención de plantear. Aun así, no celebramos que sea en el contexto de una pandemia, sino que solamente nos estamos adaptando a esa circunstancia.

Ariel Martínez Herrera, director de “Tóxico”
– ¿Fue tu objetivo mostrar cierto aire de pesimismo en una atmósfera surrealista?
Algo de eso hay. La historia que cuento tiene una atmósfera surrealista, y la idea de la epidemia era la de desplazar un poco la normalidad a un espacio donde podían pasar cosas raras porque las circunstancias lo imponían, y de golpe eso también cobró un realismo, teniendo en cuenta que nosotros escribimos el guion de producción en noviembre de 2016. En aquel entonces hubo cosas que por ahí nos parecieron graciosas y que ahora se actualizan de una manera un poco más pesimista.
Pero lo que sí es remarcable es que tiene una intención surrealista, posee un borde de comedia por el lado del absurdo, y también obviamente tiene un drama adentro, el de la pareja protagónica que se refleja en este exterior.
– El formato de pantalla elegido sugiere que sos un amante empedernido del cine. Se agradece que se tengan en cuenta las grandes pantallas. ¿Crees que en general el filme refleja esos gustos tuyos?
Sí, la peli plasma un montón de gustos personales, y como te digo, estuve 10 años haciéndola, así que tiene influencias de toda índole que me fueron llegando en esa etapa de mi vida. Refleja el cine de artificio que a mí me gusta, el fantástico, el cine de Terry Gilliam, de Peter Greenaway, de Gondry; también el cine de ficción de Pino Solanas, por ejemplo, o todo el cine nacional que posee ese espacio absurdo.
Me gusta el cine. Vengo de la época de ver las películas en la gran pantalla de las salas, así que innegablemente todo eso está ahí y ojalá que esté bien reflejado también y que la gente la disfrute cuando lo vea.
– ¿Y cómo arribaste hasta el tándem Midú-Junco, uno de los más ágiles e interesantes que tiene el cine argentino?
A Julio Midú y Fabio Junco los conozco desde 2004. En aquel entonces hice una película en cortometraje con ellos junto a Santiago Podestá, que también es co-productor de “Tóxico”, y fue hecha entre estudiantes de cine y de manera muy independiente, la cual quedó seleccionada en el Festival de cine con vecinos de Saladillo.
Eso para nosotros fue una ventana a un cine distinto que veníamos viendo en la Universidad; un cine hecho a veces desde el total amateurismo y con muchísima pasión. Y el espíritu mismo de lo que ellos hacen en el Festival a través de su Fundación está en todo el proceso. Pensá que mi primera película, “Alas”, es un viaje a Saladillo porque en el medio de esa muestra de cine se nos ocurrió la idea, y los exteriores de “Tóxico” se filmaron en esa ciudad. Junco y Midú son productores de la película y Saladillo nos recibió con los brazos abiertos en esa primera semana de rodaje que fue tan copada. Eso unió al equipo y estuvo buenísimo, así que esa localidad es una gran parte de esta producción.
©José Luis García/Cinestel.com